Tras el intento de golpe de Estado realizado este 26 de mayo, las sospechas se dirigieron contra Estados Unidos, país que ha levantado una agresiva campaña para controlar la producción del litio en América latina.
No pocos recordaron las palabras de la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura J. Richardson, en un foro del Atlantic Council realizado en enero de 2023, cuando planteó el interés de Estados Unidos en Latinoamérica, argumentando que “con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, está el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo se encuentra en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile (…). Esta región importa, tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego”.
Dos meses después, en marzo de 2023, Richardson volvió a insistir sobre el aseguramiento para la potencia del norte de las reservas de litio de América del Sur en una audiencia ante un comité del Senado norteamericano que revisaba el presupuesto en defensa de Estados Unidos para el año 2024.
La generala sostuvo que “la República Popular de China ha expandido su habilidad para extraer recursos, y conseguir el 36% de su comida a través de importaciones desde esta región, y el 75% de su litio desde Sudamérica”.
El litio boliviano siempre ha sido un objetivo de Estados Unidos, pero la nacionalización realizada por el gobierno de Evo Morales que garantiza el control gubernamental del mineral ha sido motivo de preocupación para la Casa Blanca.
Bolivia comparte con Chile y Argentina en el denominado triángulo del litio las mayores reservas del mineral en el mundo, estimándose en unas 23 millones de toneladas concentradas en los salares del sur del país. Es el caso del Salar de Uyuni, que se calcula tiene 17 millones de toneladas del blanco metal.
La demanda de litio ha ido aumentando en los últimos años tras el crecimiento de la producción de coches eléctricos, sobre todo en China, cuya marca BYD superó a Tesla (norteamericana) en la venta de este tipo de vehículos. El mineral es usado para fabricar baterías de alto rendimiento para vehículos en un contexto de cambio de las matrices energéticas basadas en combustibles fósiles por baterías eléctricas en las cuales el litio cobra importancia debido a sus capacidades de almacenamiento.
La demanda del mineral ha hecho subir el precio en las últimas décadas, pasando de 5 mil dólares la tonelada de carbonato de litio en 2010 a más de 80 mil dólares en 2022.
LA LUCHA POR EL LITIO EN BOLIVIA
Bolivia en 2008, a través del Decreto 29.496, terminó con la política de concesiones en el Salar de Uyuni y entregó al Estado la explotación de sus recursos, lo que fue aprobación un año después con la Nueva Constitución Política del Estado. Posteriormente se diseñó la Estrategia Nacional de Industrialización de los Recursos Evaporíticos con el objetivo de que el Estado pasara a controlar toda la cadena de valor de producción del litio. En 2017 se creó la Empresa Pública Nacional Estratégica Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), responsable de la explotación del mineral blanco. Posteriormente se comenzó la búsqueda de un socio estratégico para que la actividad extractivista culminara con la fabricación industrial de cátodos y baterías de litio.
En abril de 2018, se privilegió a la empresa alemana ACY Systems como socio y posteriormente YLB firmó un acuerdo con el consorcio chino TBEA-Baocheng para construir plantas industrializadoras de litio en los salares de Coipasa y Pastos Grandes. El acuerdo con la firma alemana entregaba la explotación del mineral durante 70 años. Sin embargo, la movilización de los bolivianos, articulados en el Comité Cívico Potosinista (Comcipo), exigiendo mayores beneficios de la explotación de litio como el aumento de 3% a 11% de las regalías (impuestos locales), lo que provocó que el gobierno de la época desistiera del acuerdo con la firma alemana.
En octubre de 2019 fue presentado el primer automóvil eléctrico fabricado totalmente en Bolivia por la empresa Quantum de Cochabamba, que fue presentado como un símbolo del proceso industrializador del litio.
Sin embargo, tras el golpe de Estado de noviembre de 2019 todo el proceso industrializador fue puesto en suspenso. En un esfuerzo coordinado, los opositores al gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) partieron por desconocer el triunfo electoral de Evo Morales, quien obtuvo un 47,08% de la votación. La arremetida fue seguida por una auditoria hecha por la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por Luis Almagro, que en la misma noche de las elecciones acusó “irregularidades” en el proceso, lo que fue refrendado posteriormente por los embajadores de la Unión Europea, los que durante los días anteriores habían sembrado dudas respecto de la jornada electoral. Así Jeanine Añez se autoproclamó con la Biblia en la mano presidente de Bolivia.
En tanto, la prensa europea en español, como la inglesa BBC y la alemana Deutsche Welle se preocuparon de difundir la narrativa de fraude en las elecciones. La cadena alemana llegó a aseverar que el mismo Morales provocó las condiciones para el golpe.
Un informe posterior de Loreta Telleria Escobar, investigadora del Observatorio de Democracia y Seguridad de Bolivia, concluyó que “la Unión Europea jugó un rol preponderante en el golpe de Estado”.
Una investigación posterior del periodista británico Matt Kennard, quien accedió a documentos desclasificados de la Foreign Office de Gran Bretaña (Ministerio de Relaciones Exteriores), dicho país contrató desde comienzos de 2019 a una empresa de ciberseguridad con estrechos y abiertos vínculos con la CIA y la NSA y al think tank Chatham House para concretar formas de desestabilización; en los meses previos a la elección y a través de la Fundación Thomson Reuters gastó más de 9 mil libras esterlinas para el reclutamiento y formación de una treintena de periodistas bolivianos para que sembraran dudas sobre las elecciones; y financió con 8 mil libras esterlinas una misión de observación electoral, la que contribuyó con datos para el informe pergeñado por la OEA. Consumado el golpe, el gobierno de Añez convidó a 12 compañías del Reino Unido para explotar los recursos naturales bolivianos.
Un artículo publicado por el medio GrayZone en 2019 dio cuenta de como los comandantes del ejército y la policía de Bolivia que participaron en el planeamiento del golpe dado por Áñez pasaron por la Escuela de las Américas y en los programas de capacitación del FBI.
Fue el caso del comandante de las fuerzas armadas de Bolivia, Williams Kaliman, que sugirió aquella vez que el presidente Morales renunciara.
Kaliman se había desempeñado anteriormente en un corto período como agregado militar de la embajada de Bolivia en Washington. Además, junto a otros altos oficiales había participado en cursos de entrenamiento militar en Fort Benning, Georgia, conocida antes como la Escuela de las Américas. El propio Kaliman asistió a un curso llamado Comando y Estado Mayor en 2003.
Según de GrayZone, por lo menos seis de los conspiradores golpistas clave fueron alumnos en Fort Benning.
Las elecciones realizadas posteriormente dieron nuevamente el triunfo al MAS, cuyo candidato Luís Arce, fue elegido presidente.
CHINA Y RUSIA EN LA EXPLOTACIÓN DEL LITIO BOLIVIANO
La incursión económica de China con propuestas más competitivas para los países latinoamericanos ha causado inquietud en las altas esferas norteamericanas, al ver como los recursos naturales de su patio trasero se redirigen hacia el oriente.
Ocurrió así en julio de 2023, cuando el Ministerio de Hidrocarburos y Energías (MHE) de Bolivia prefirió a la empresa china Qinghai Citic Guoan, que comprometió una inversión de US$ 857 millones y la instalación de una planta industrial de carbonato de litio en el salar de Uyuni y que utilizará tecnología de extracción directa.
Bolivia posee 23 millones de toneladas de litio, concentrado principalmente en los salares de Uyuni, Coipasa y Pastos Grandes.
A fines de 2023 también entró en el negocio la estatal rusa Uranium One Group una inversión de 450 millones de dólares y para explotar 14 mil toneladas de carbonato de litio en los salares de Pastos Grandes y Uyuni. El objetivo es que para el año 2025, Bolivia cuente con una Planta Industrializadora de Litio con una capacidad de producción inicial de 8 mil toneladas.
En enero de este año la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) concretó un convenio con el consorcio chino CBC para la construcción de una Planta Piloto con similar tecnología de extracción en el salar de Uyuni. La inversión de 90 millones de dólares es para generar una producción anual de 2.500 toneladas de carbonato de litio con una proyección futura de 25 mil toneladas.
En la oportunidad, el presidente boliviano, Luis Arce en la firma del convenio, reconoció que había gran interés de empresas multinacionales en concretar acuerdos con el Estado boliviano para explotar el litio, pero que la condición es que “las que vengan lo hagan, pero bajo el modelo de negocios boliviano”.
Recientemente, a comienzos de junio, en un encuentro realizado en Moscú entre el presidente Arce con su par ruso, Vladimir Putin, acordaron acelerar el proceso para que Uranium One Group produzca baterías de litio en Bolivia, además del apoyo de Rusia para el ingreso del país andino a los BRICS.
En el encuentro el presidente Arce adelantó que “hay posibilidad de que podamos recibir inversiones de empresas de la Federación Rusa en diferentes áreas; hemos hablado de hidroeléctricas, proyectos grandes productivos, financiamiento y abastecimiento de hidrocarburos en nuestro país”.
Desde 2023 el comercio entre Rusia y Bolivia se comenzó a realizar en monedas nacionales, lo que erosiona el valor del dólar americano, usado desde hace décadas para el comercio internacional.
El encuentro prendió las alarmas en los círculos proclives al imperialismo norteamericano y la OTAN, que se manifestó en titulares de medios de derecha latinoamericanos, como Infobae, que acusaron el “alineamiento de Bolivia con Rusia en San Petersburgo”.
EL SILENCIO DE ESTADOS UNIDOS
El intento de golpe de estado producido ayer en Bolivia hizo que gran parte de los gobernantes latinoamericanos salieran a condenarlo, incluso Luís Almagro, quien fue clave en el golpe contra la elección de Evo Morales en 2019.
Sin embargo, llamó la atención el silencio del gobierno norteamericano durante la jornada. Ya en la noche,cuando el gobierno de Arce ya había recibido un fuerte respaldo de la comunidad internacional, recién los voceros de la Casa Blanca hicieron mención a la asonada militar, claro que sin referirse como un golpe de estado.
El gobierno de Estados Unidos hizo un breve llamado a la «calma y moderación», advirtiendo además de que viene «siguiendo de cerca» la situación en Bolivia.
La política del silencio y un llamado a calma que omite la violencia de los protagonistas del intento de golpe reciente, contrastan con la frase proferida por el propietario de Tesla y de la red social X, Elon Musk, quien sostuvo en sus redes sociales “We will coup whoever we want. Deal with it“, algo así como derrocaremos a quien queramos y si no te gusta te jodes.
Sin embargo, los recientes acuerdos de Bolivia con Rusia y China, además del fallido golpe de estado, están dando cuenta de que quienes verdaderamente están jodidos son los norteamericanos y el propio Musk, quien está obligado a buscar nuevas reservas de litio.
Mauricio Becerra R.
El Ciudadano