Por: Álvaro Bustos Barrera
Ubicado en un sector residencial de la comuna de Ñuñoa, en calle Simón Bolívar #3175, entre Chile España y Holanda, se encuentra Punto País, un restaurant que busca entregar a sus clientes una rica experiencia gastronómica en un espacio amplio, acogedor, con una carta de comida chilena – mediterránea de media alta gama, coctelería de autor y un servicio profesional y personalizado.
El proyecto nace en 2017 por un grupo de personas diversas, quienes acordaron que la identidad del negocio debía ser algo más que simplemente ofrecer comida, por lo que decidieron adoptar un sello que se mantiene hasta hoy: alimentar a la gente, más que instalar un restaurant y “regalar” un espacio donde todo el público sea aceptado, pudiendo probar ricos platos a un precio accesible.
Un domingo de mayo, en pleno festejo del día del padre, llegué cerca de las 13:30 horas al lugar y luego de traspasar la puerta de entrada y recibir un cordial saludo de bienvenida por una de las anfitrionas, me dirigí escoltado por una española bien maja hacia una mesa que estaba dispuesta en el sector principal, para vivir esta nueva experiencia gastronómica en Sabores Ciudadanos.
Recorrí el restaurant de sur a norte y mientras caminaba lentamente, me percaté que en la entrada existe un espacio más que acogedor con madera que transmite calidez, una vitrina con kombuchas, espumantes de pequeños productores y algunas mesas que dan hacia la terraza y la calle Simón Bolívar. Luego a mano izquierda alcancé a ver la barra bien surtida de distintos tipos de destilados y otros brebajes, mientras que, a la derecha, me sorprendió notar que la cocina está a la vista de los comensales y se puede ver -si uno quiere- el trabajo en equipo de los cocineros y sentir a la pasada los atrapantes aromas de las preparaciones que más tarde recorren los salones.
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Tomé asiento en un lugar estratégico, donde se podía apreciar gran parte del movimiento de los garzones y del salón principal, con sus mesas bien dispuestas, sillas de colores y una especial decoración donde destaca un muro de madera con fotografías de paisajes de nuestro país, además de plantas colgantes, enredaderas, lámparas y modernas estufas en altura para los días fríos.
“Buenas tardes, bienvenido”, me dijo un joven muy educado que se presentó como Patricio Rubilar, “soy el somellier de Punto País y voy a orientarlo en la elección de su aperitivo para maridar”, lanzó con voz segura.
En cuanto a la carta, se puede encontrar una gran variedad de platillos: sopas veganas y cremas, preparaciones para compartir, como tabla de carnes frías y quesos, carpaccio de salmón, anticuchos o ceviches. Además de ensaladas, pastas, sándwich, hamburguesas y platos de fondo, que van de carnes rojas a pescados y pollo.
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Luego de una mirada a las opciones, finalmente decidí inclinarme como entrante por un Ceviche de Camarón, Palta y Atún ($13.100) que minutos antes vi comer con esmero a una muchacha que compartía junto a su padre. ¿Para beber, me dije? Me recomendaron acompañar esta preparación con un Freixenet Cordon Negro Brut, un cava ligero ideal para esta oportunidad, pensé en voz alta. Hice una pequeña seña al joven impecablemente vestido de traje negro y le comenté sobre mi decisión. “Muy buena elección”, replicó con una amplia sonrisa.
El plato de pescado y sus acompañamientos, que además de ser una preparación reconocida por la Unesco como expresión de la cocina peruana y patrimonio cultural de la humanidad, llegó a mi mesa y al verlo, me dispuse a degustarlo saboreando cada uno de sus componentes y sintiendo mucha sazón y frescura en ellos.
Como fondo no dudé en la recomendación de Patricio y pedí un Filete con Risotto de Setas ($16.800), que acompañé con una generosa copa de Serendipia Carmenere del Valle Central ($6.500). Un vino lleno de fruta roja, aroma a pimienta, alta acidez y un final agradable que me recomendaron probar previo a un golpe de frío.
Mientras esperaba mi principal, desde mi puesto me dediqué a observar y ver el funcionamiento del restaurant. Llamó mi atención el liderazgo de Andrea, la persona pendiente de absolutamente todos los detalles y los tiempos de salida en los platos y bebestibles. De hecho, la concurrencia de ese domingo no era menor y pese a ello, percibí que todo estaba bajo control.
El platillo de fondo resultó ser un acierto. Dos trozos de carne de filete tiernos, jugosos, en su punto y un risotto con setas de grano firme, una cocción justa y sabrosa gracias al caldo donde fue hecho. Una preparación contundente y que recomendaría a ojos cerrados.
Para cerrar esta visita, no dudé en cambiar el sabor salado por algo dulce y pedí un Crème Brûlée ($4.000). Suave, con el dulzor justo y una costra de azúcar quemada que aportó el crunch que se necesita en este tipo de preparaciones.
A decir verdad, conocer el Punto País fue una muy buena elección y donde podrás vivir una experiencia más que agradable, ya que no solo te sentirás como en casa y lo digo con total franqueza. Acá encontrarás rica comida, sabrosa, buen servicio, recomendaciones para maridar correctamente tus platos y tiempos de espera breves.
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En resumen, este restaurant es un lugar que vale la pena conocer, en un espacio amplio, iluminado y acogedor. Una carta variada de carnes, pescados, pastas y con opciones para veganos y vegetarianos; un servicio atento y organizado. Una comida abundante y emplatados atractivos que dan cuenta de una cocina que va por el camino correcto.
En Punto País seguirán con la idea inicial de alimentar a la gente con buenas materias primas, precios al alcance del bolsillo y donde todos están invitados. Un Punto de encuentro para conversar, conocerse, reír, escuchar música en vivo, disfrutar, ser feliz y como reza el dicho popular: salir con la guatita llena y el corazón contento.
Evaluación: Excelente