“La presencia simultánea de un enorme sector militar y de una vasta industria del armamento es un hecho nuevo en nuestra historia. Esta combinación de factores tiene repercusiones perceptibles en cada una de nuestras ciudades, en las Cámaras legislativas de cada uno de los Estados que constituyen nuestro país, en cada oficina de la administración federal. Cierto, esta evolución responde a una necesidad imperiosa. Pero debemos comprender lo que ello implica, porque sus consecuencias son graves. Nuestro trabajo, nuestros recursos, nuestros medios de existencia están en juego, y hasta la estructura misma de nuestra sociedad. Tenemos que velar para impedir que el complejo militar-industrial adquiera una influencia injustificada en las estructuras gubernamentales, la haya buscado conscientemente o no. Nos encontramos frente a un riesgo real, que se mantendrá en el futuro: que una concentración desastrosa de poder en manos peligrosas se vaya afirmando. Debemos velar para no dejar jamás que el peso de esta asociación de poderes ponga en peligro nuestras libertades o nuestros procedimientos democráticos. No debemos considerar nunca nada como adquirido. Sólo un pueblo informado y vigilante logrará obtener que la inmensa máquina industrial y militar que es nuestro sector de la defensa nacional se ajuste sin chistar a nuestros métodos y a nuestros objetivos pacíficos, para que la seguridad y la libertad puedan prosperar juntas.”
(Mensaje de adiós del presidente Dwight D. Einsenhower – 17 enero 1961)
Por Luis Casado
Que Ike estaba en lo cierto lo prueba el carácter agresivo, guerrerista y militaroide del Imperio.
En su último libro, “La derrota de occidente”, Emmanuel Todd concluye en que los EEUU estimulan y aceleran todas las guerras que estallan en el mundo, forma casi exclusiva de su acción diplomática.
Y agrega que su política exterior está impregnada del nihilismo que satura la sociedad yanqui, sin ningún otro objetivo que el de mantener el poder omnímodo que ha ejercido durante décadas en el mundo, en un periodo de decadencia económica, cultural y militar.
Ucrania y Gaza -entre otros- son las pruebas que avanza Emmanuel Todd: echarle gasolina al fuego actuando como un bombero pirómano, es la reacción preferida de las elites de Washington, abandonadas sin remisión a los intereses del complejo militar-industrial denunciado por Einsenhower quién, -no hay que olvidarlo-, era republicano y fue general del ejército yanqui durante la II Guerra Mundial.
En una entrevista en TV, hace un par de días, Emmanuel Todd argüía con motivo de las elecciones presidenciales yanquis:
“¿Porqué hablan del peligro Trump? El peligro son los Estados Unidos de América, republicanos y demócratas por igual”.
Me complace ver que mi propia opinión es compartida: para mí lo único peor que un republicano es un demócrata. Y viceversa.
El patético debate presidencial entre Biden y Trump del 27 de junio pasado –un intercambio de invectivas y banalidades– mostró el poco nivel, la ausencia de envergadura y la bajeza moral de ambos candidatos, sin olvidar la senilidad evidente del primero.
No es por incordiar, pero si Trump (78 años de edad) y/o Biden (81 años de edad) buscasen un empleo como porteros -o para el caso cualquier otro empleo- en cualquier país de Europa… lo único seguro es que serían rechazados de plano. Dinamarca e Italia, los países que te obligan a trabajar hasta más tarde, disponen la jubilación… ¡a los 68 y los 67 años respectivamente!
Cualquier hijo de vecino sabe que a partir de los 50 años de edad es más difícil que las empresas te contraten. Mejor aún, si a los 62 años de edad no tienes curro… ni siquiera estás obligado a buscar uno para recibir tus indemnizaciones sociales.
Lo cierto es que en esta democracia hecha de apariencias ocurre lo mismo que bajo otros cielos, –Chile por ejemplo-, en donde quienes ocupan el palacio presidencial se ocupan de cuestiones ancilarias. El pueblo es mantenido rigurosamente al margen de lo que importa, y las decisiones importantes son tomadas en los despachos de las grandes empresas, las multinacionales y el mundo de las finanzas.
En EEUU, quienes tiran los hilos tras las bambalinas forman parte del ya mencionado complejo militar-industrial, debidamente acompañados del mundo de las finanzas que se enriquecen con el demencial presupuesto de la Defensa de los EEUU: U$ 883 mil millones en el presente ejercicio 2024 (Fuente: US Senate Comitee on Armed Services).
Por su parte, el International Institute for Strategic Studies (IISS), en la edición 2024 de su The Military Balance, ofrece las siguientes cifras para los presupuestos militares 2024:
U$ Miles de millones
EEUU…………………916,0
China…………………296,0
Rusia………………….109,0
India……………………83,6
Arabia Saudí……..75,8
UK……………………….74,9
Alemania……………66,8
Ucrania……………….64,8
A ellos solos, los EEUU gastan en juguetes para la guerra el 37% del total planetario, o bien el 54,3 % de los ocho primeros países… Dwight D. Einsenhower debe estar como pirinola en su tumba.
Biden o Trump, Trump o Biden, de qué ocupar a los incautos que piensan que yendo a votar deciden de los destinos de la Unión. Visto desde Europa, o de África, o del Medio Oriente, o desde el Pacífico… se trata de escoger entre la peste y el cólera.
Mientras tanto, el complejo militar-industrial… ¡Bien, ¡gracias!
Por Luis Casado
Columna publicada en Politika el 30 de junio de 2024.