Hablar con los muertos ya es posible por Inteligencia Artificial de «Deadbots»

La IA está alcanzando nuevas fronteras al permitir conversaciones con seres queridos fallecidos mediante clones virtuales

Lizzette Vela

14/07/2024 12:22pm

Empresas como Amazon y Microsoft se están adentrando en el campo de la «nigromancia digital» o «death capitalism«, ofreciendo tecnología, a través de la Inteligencia Artificial, para recrear avatares o «deadbots» de personas ya fallecidas. Estos avatares podrían replicar tanto la voz como la apariencia física de los difuntos.

También puedes leer: La Tierra se aleja del Sol provocando que se mueva más lenta

La ética en torno a estos avances tecnológicos ha suscitado un intenso debate. Mientras algunos ven en estos servicios de Inteligencia Artificial como una herramienta para cerrar ciclos emocionales no concluidos, otros los critican como una banalización de la muerte y un obstáculo para el proceso natural de duelo.

La psicóloga Sara Losantos advierte sobre los peligros de perpetuar la ilusión de la inmortalidad a través de la tecnología: «Debemos recordar que la existencia humana tiene una duración limitada, y es precisamente esa limitación la que da valor a nuestras experiencias. Perder de vista esto puede llevar al hartazgo y a una incapacidad para aceptar la realidad de la muerte«.

A pesar de las controversias éticas, la demanda por estos servicios de Inteligencia Artificial sugiere que podrían convertirse en una parte más del paisaje tecnológico cotidiano. La posibilidad de comunicarse con seres queridos después de su muerte plantea nuevos desafíos para la sociedad y para el campo de la psicología del duelo.

El desarrollo de los «deadbots» podría significar un avance significativo en la forma en que las personas enfrentan y procesan la pérdida. Sin embargo, también plantea preguntas difíciles sobre el significado de la vida y la muerte en una era dominada por la tecnología.

A medida que la inteligencia artificial avanza en esta dirección, se espera que surjan regulaciones y normativas más estrictas para abordar las implicaciones éticas y psicológicas de estas innovaciones.