La idea principal, según explica el documento, es disuadir una agresión contra los intereses y el liderazgo global de Estados Unidos en el mundo y si la disuasión fallara, que la preparación realizada asegure la victoria contra cualquier adversario.
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Como parte de esta reorganización, el Departamento de Defensa se propone reducir el tamaño del ejército, priorizar los medios utilizados en la ciberguerra y las operaciones especiales, finalizar algunas misiones de combate que se mantienen en la actualidad y centrar su atención en el Pacífico, principalmente en China que se convertirá en uno de sus objetivos principales.
En cuanto a la reducción del ejército estadounidense, se plantea que en un término de diez años, éste pasará de de 570.000 a 450.000 efectivos. La Guardia Nacional se reduciría a 335,000 hombres, la reserva del ejército a 195,000 soldados y el cuerpo de Marines tendría 182.000. La utilización de la robótica ayudará para alcanzar esta meta. En la actualidad las fuerzas de tierra estadounidenses cuentan con un poco más de 5,000 robots, pero se plantea que en el 2015 contarán con 25,000. Estos equipos tendrán como misión fundamental la de penetrar y destruir las líneas enemigas a un costo de vidas mucho menor de lo que hoy esto representa.
El robot es muchísimo mas barato que el soldado, cuando se destruye se convierte en chatarra, no deja viuda e hijos, no se enferma, no necesita comer todos los días, tiene un bajo costo de mantenimiento y operación además de ser un nuevo equipo que produce el Complejo Militar Industrial. Su utilización tiene beneficios políticos y económicos.
Dentro de este plan se plantea privilegiar el desarrollo de la Marina de Guerra con el fin de que Estados Unidos pueda mantener el control que en estos momentos tiene de las principales vías marítimas mundiales y la superioridad en conflictos que se desarrollan en zonas clave del planeta.
El énfasis de este desarrollo se dirigirá en función de concentrar su presencia, su poder de proyección y su fuerza de disuasión en la zona de Asia-Pacífico, desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Índico, el Mar de China y el noroeste del Pacífico, tal y como anunció recientemente el Pentágono. La prioridad de Estados Unidos será el dominio de la periferia marítima de Asia independientemente de si China y otras potencias emergentes se oponen.
En el resto de las regiones del mundo se mantendrá la presencia, acorde a la importancia de los intereses estadounidenses existentes en las mismas. Se plantea reducir su poder en algunas regiones, en particular Europa, donde cuenta con aliados que pueden ocupar sus puestos de combate y reforzar su presencia en otras.
En el caso de América Latina continuarán con el plan de mantener sus bases militares, algunas de ellas con personal reducido, pero presente en el lugar y desarrollando el Plan de Panetta de prepara, organizar y armar adecuadamente efectivos de países latinoamericanos aliados, para si fuera necesario, utilizarlas como fuerza interventora en otros países de la región.
Las proyecciones del Departamento de Defensa van dirigidas en función de conservar su superioridad aérea, lo que implica la modernización de ésta en base al desarrollo tecnológico que se vaya obteniendo, pero sin incrementar ostensiblemente el número de equipos. Se plantea principalmente contar con aviones de quinta generación que puedan tener protección contra los más avanzados sistemas de defensa antiaérea.
No queda fuera del plan la capacidad nuclear con que cuenta Estados Unidos, la que recibirá un presupuesto que le permita modernizar los medios de lanzamiento, el control y alerta sobre la posibilidad de un ataque enemigo. Esto incluye el desarrollo de la cohetería antimisil y la instalación de puestos de vigilancia en distintos países.
Las actividades contra el llamado terrorismo internacional continuarán como un aspecto de importancia dentro de la política de defensa de Estados Unidos. Estas actividades serán realizadas por Fuerzas Especiales que contarán con 69,700 efectivos además de todo el entrenamiento y equipamiento necesario, principalmente con drones que les permitan destruir objetivos enemigos sin correr altos riesgos.
Otra misión para la cual se prepararán las fuerzas armadas estadounidenses y a la que dedicarán un buen número de efectivos, medios y recursos en general será la relacionada con la ciberguerra. El Comando que se encarga de dicha misión tiene amplios planes, tanto de carácter ofensivo como defensivo, entre ellos el enfrentamiento a las agresiones asimétricas, y otros proyectos conjuntos con el DARPA, a los que se les han asignado decenas de millones de dólares. Se plantea que el comando Cibernético tendrá estaciones en varios continentes, con el fin de hacer más efectivo su trabajo.
Existen otros planes dentro de la Revisión Cuadrienal de Defensa no menos importantes que los ya mencionados, como el incremento de las capacidades en la guerra espacial, las asignaciones para la Inteligencia Militar, que incluye el desarrollo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y distintos proyectos que se desarrollan por el DARPA de carácter secreto, como la estación experimental climática de Alaska, que representan cientos de millones de dólares y ocupan un lugar dentro de lo que Estados Unidos considera la defensa de su Seguridad Nacional.
Con todos estos gastos, es bastante difícil que el gobierno de Estados Unidos tenga dinero suficiente para resolver el problema alimenticio de los 16 millones de niños que pasan necesidades en dicho país.