La Guelaguetza, conocida también como los Lunes del Cerro, es una de las festividades más representativas de México. Cada año, la ciudad de Oaxaca se convierte en el epicentro de esta celebración vibrante, que muestra la riqueza cultural y las tradiciones indígenas del estado.
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La fiesta se lleva a cabo durante los dos últimos lunes de julio y refleja una fusión única de elementos prehispánicos y cristianos. Este evento es un verdadero reflejo del sincretismo cultural de la región.
La palabra «Guelaguetza» proviene del zapoteco y se traduce como «ofrenda» o «compartir«. Este concepto subraya la importancia de la cooperación y la reciprocidad en la cultura oaxaqueña. Originalmente, la festividad tenía raíces en rituales dedicados a Centeotl, la diosa del maíz, que eran realizados para asegurar buenas cosechas.
Con la llegada de los españoles, estas prácticas se integraron con festividades católicas, resultando en la Guelaguetza moderna que conocemos hoy.
La Guelaguetza tiene lugar en el Auditorio Guelaguetza, un espacio al aire libre situado en el Cerro del Fortín. Este recinto, construido en la década de 1970, es el escenario principal de las presentaciones de danzas, música y tradiciones de las ocho regiones de Oaxaca. Cada delegación presenta sus danzas tradicionales, trajes típicos y ofrendas de productos locales.
Entre los eventos destacados se encuentran los desfiles de delegaciones, la Danza de la Pluma y una variedad de exhibiciones culturales.
El mole un platillo típico en la Guelaguetza
Uno de los platos más emblemáticos de la festividad es el mole, una salsa rica en especias y chiles, que se sirve con pollo o pavo. Otros manjares incluyen las tlayudas y los tamales, que se pueden disfrutar en los numerosos puestos de comida dispuestos durante el evento. Los chapulines, o saltamontes tostados, y el mezcal, una bebida tradicional, son también partes importantes de la experiencia gastronómica de la Guelaguetza.
Para aprovechar al máximo la Guelaguetza, se recomienda planificar con anticipación. Reserva alojamiento y entradas, visita los mercados locales, participa en talleres de artesanía y cocina, y explora las diferentes regiones de Oaxaca. La Guelaguetza no es solo una fiesta, sino una inmersión en la identidad cultural de Oaxaca, ofreciendo una experiencia enriquecedora y memorable para todos sus visitantes.
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Foto: Redes
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