Politizar las cámaras

Algunas cámaras empresariales ahora manejan vicios de representación, de no vinculación y no representación, internamente anteponen intereses ideológicos y de partido, intereses por encima de las necesidades de su gremio

Politizar las cámaras

Autor: Héctor Vivanco

Si algo ha hecho daño al desarrollo económico del estado de Puebla es la politización de las cámaras empresariales, desde la coerción, el maltrato, la barrera a la entrada y demás estrategias para ejercer presión a los mismos miembros y sabotear a gobiernos en turno, sobre todo a los de la 4T.

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Se puede asegurar que los espacios de representación del sector productivo se han vuelto más que grupos de participación empresarial, al contrario, se han transformado en arietes que coercionan e impiden la buena relación entre los gobiernos y el desarrollo económico del país. 

En su momento los líderes sindicales optaron por coptar a los trabajadores para influenciarlos de votar o sesgar su participación política de forma corporativa y favorecer a candidatos o corrientes políticas específicas, a ellos se les brindaban ciertos beneficios y privilegios que fueron conformando una élite sindical que poco a poco se fue divorciando de su objetivo fundamental, la representación de los derechos de los trabajadores. 

En el caso del sector empresarial su actual dinámica toma características similares, las representaciones optan por el bloqueo, el sabotaje, la incomunicación, el ataque político y se marginan las relaciones entre el gobierno y las empresas por lo que se limita la participación de diversos actores y el desarrollo económico, pues parece que solo se  beneficia a uno u otro grupo económico en el poder.

Algunas cámaras empresariales manejan vicios de representación, la no vinculación el desinterés, la desinformación, anteponen intereses ideológicos y de partido por encima de las necesidades de su gremio, o padecen una especie de parasitismo que provoca que ciertas personalidades al frente de esas organizaciones busquen aportaciones de socios a manera de negocio propio y lucro personal.

Basta con observar el papel de algunos miembros del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en diversos estados o con el Gobierno de México y en contra de Andrés Manuel López Obrador, así y entre otros organismos que solo se han dedicado a confrontar en función de agendas partidistas, sin vinculaciones serias y sobre todo poniendo en riesgo la planificación del sector y los proyectos que se buscan concretar.

Para que exista un verdadero desarrollo económico que beneficie a todxs es necesario que las cámaras dejen de lado los sesgos ideológicos y sobre todo encaucen su dirección hacia la prosperidad compartida ya presentada por la presidenta electa Claudia Sheinbaum y que puede hacer un país con enormes capacidades de crecimiento en dónde exista diálogo y vinculación.

Los proyectos que se emprenden en coordinación con la iniciativa privada pueden generar grandes beneficios a largo plazo. Un ganar-ganar, es decir, aprovechamientos para la iniciativa privada, oportunidades para el gobierno y sobre todo para todos los que intervienen en la cadena productiva.  Puede ser una estrategia que consolide una vocación de desarrollo en el estado, siempre y cuando se trabaje para absolutamente todos los involucrados, sin grupúsculos ni agrupaciones consentidas.

Los proyectos económicos tienen una esencia sectorial, pero pueden beneficiar a más de un grupo o unidad empresarial si son implementados con la apertura necesaria, los incentivos correctos, la reciprocidad adecuada en función del desarrollo comercial, productivo y de diversos métodos y procesos productivos alternativos. 

Escuchando a todas y todos. 

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