Milei y Mayol ante la necesidad de ser cool

Milei podría estar dando cuerpo a su liberalconservadurismo en forma de una suerte de “mileismo”, que le permita seguir capitalizando, económica y políticamente, la fama que le da la experiencia de gobierno, en algo que puede interpretarse como una nada sutil expropiación de la mitología peronista, que surgió también como “ismo” de una experiencia de gobierno.

Milei y Mayol ante la necesidad de ser cool

Autor: Pealo Carvallo

El sociólogo chileno radicado en España, Alberto Mayol, está publicitando con amplia repercusión su libro El fenómeno Milei, que lleva como subtítulo El desafío del primer gobierno anarcocapitalista de la historia[1]. Un título y subtítulo vendedores, con punch. Nada sorprendente en un autor con experiencia y pluma rápida. Tampoco es sorpresa la llegada que está teniendo este volumen, puesto que el tema está de moda y el autor ha logrado hace tiempo tener prensa propia. Por cierto, siempre es bueno que se compren y lean libros en papel.

Solo quiero hacer un par de alcances, no al texto, sino a las declaraciones que ha hecho el autor (Mayol) en las tantas entrevistas que ha tenido durante la difusión del libro. Medios chilenos, argentinos y españoles le han entrevistado y en ellas ha dejado instaladas, o reafirmadas, algunas cuestiones que se pueden comentar con cierta ganancia para el entendimiento sobre las cosas que aborda[2]. Y para empezar es de agradecer que tanto las entrevistas, como el texto, no sean conformistas.

Un primer alcance es el anarquismo, en la definición de anarcocapitalismo y del mismo Milei que ha venido haciendo Mayol. Como esta no es una respuesta académica en forma, doy el aviso de que mis fuentes van implícitas y en general son los y las clásicas del anarquismo, incluyendo a Tomás Ibáñez, Laura Fernández Cordero, Agustín García Calvo (qepd) y Gaya Makaran, por mencionar voces actuales también[3]. El anarquismo y la anarquía que describe Mayol es bastante, flexible, laxa, cosa que es coincidente con las descripciones que hace el anarquismo de ser un pensamiento en constante actualización y que lucha contra sus propios demonios y tradiciones, que suelen ser lo mismo[4]. Sólo que Mayol usa esa flexibilidad con excesivo entusiasmo, tanto que derriba, destruye, rompe los juncos que forman la estructura flexible del anarquismo. En sus diálogos propagandísticos ha mencionado con entusiasmo la existencia de gobiernos anarquistas, muchos, todos ellos de corta duración y eso (la existencia de gobiernos anarquistas) no consta en la historia anarquista escrita tanto por anarquistas como por no anarquistas (incluso anti anarquistas)[5], tanto que incluso sobre la situación revolucionaria en España en julio de 1936, no se sabe qué tan anarquista era ese gobierno del que formaba parte en el sector republicano, participando con ministros y todo[6]. Hay unas pocas discusiones más del mismo tenor y eso sería todo. No hay en la historiografía sobre la historia del anarquismo mundial un apartado que se titule “gobiernos anarquistas”, porque no los ha habido, e incluso en la deriva estatista del anarquismo de la España de 1936 esa deriva no llegó al punto que se pueda decir con certeza que hubo un gobierno anarquista, en cambio sí se puede decir que en ese momento hubo anarquistas en el gobierno. Mayol, en la búsqueda de dar coherencia a su hipótesis, hace afirmaciones incoherentes con los datos del anarquismo realmente existente.

Respecto a Milei dice que es anarquista y que, como tal, su comportamiento en el cargo que ostenta en Argentina, el de presidente (y no es el primer cargo electivo que ejerce), es anárquico y la descripción que hace de anárquico es el símil con un aspirante a piloto de avión que, en entrevista para el puesto, declara que odia los aviones, odia pilotar, odia a los pilotos, odia los aeropuertos, odia todo lo relativo al tema pilotar aviones y que obrará en consecuencia. Es decir, dice del comportamiento anárquico en el cargo de presidente de la república que es y será destructivo. Desde la historiografía del anarquismo no hay ejemplos ni lejanos ni cercanos de presidentes anarquistas de república alguna, por tanto, es difícil que se pueda concluir describir una presidencia anarquista con esa imagen, que parece más propia de un prejuicio que de otra cosa. Sí hay ejemplos de participación anarquista en un gobierno (el de la España republicana de 1936) y hay consenso de que esa participación fue ante todo constructiva y enfocada en defender la existencia de esa república. De hecho, el anarquismo militante ha realizado, tanto en el momento como posteriormente, la crítica a esa participación gubernamental, con varias conclusiones que denunciaron que esos ministros fueron en ese momento mejores ministros que anarquistas, lo que por otra parte da cuenta de la ética del trabajo anarquista y de la ética anarquista en general[7]. Este tema, el de la ética anarquista, fundamental para comprender la práctica política anarquista, se le escapa a Mayol y es por ello que derrapa, consciente e inconscientemente, al querer tildar de anarquista a Milei, el destructor.

Los juncos del anarquismo asientan su flexibilidad en unas raíces y cañas firmes que tienen claridad respecto a que no se destruye ni se deconstruye ningún gobierno desde dentro, menos si para ello hay que hacer una carrera electoral y/o parlamentaria tal cual lo ha hecho Milei. Lo que no obsta a que desde el artivismo anarquista[8] la performance electoral haya sido revisitada varias veces, pero eso, desde la performance. Hay otras corrientes socialistas, desde el socialismo autoritario, que han predicado y practicado el “entrismo”, pero también con otra orientación y no para entrar a un gobierno a destruir el Estado desde la presidencia, sino para conducir en un sentido revolucionario lo “entrado”. Por otra parte, el anarquismo nunca ha sido iluso respecto al Estado y sabe que no bastaría con hacer desastres en la presidencia para hacer caer el Estado… apenas, con suerte, se haría caer a ese mismo gobierno.

Mayol, respecto al anarquismo de Milei, hace una exageración descriptiva útil a la difusión de su texto, pero inútil para la comprensión del anarquismo. Milei no es anarquista, aunque en algún momento se haya dicho anarcocapitalista, concepto que no es más que otro malentendido semántico que requiere aclaración aparte[9]. No es anarquista, tan claramente que cada vez se describe menos como tal, aunque, publicista de sí mismo como es, si la venta del libro de Mayol le convence no tendrá problemas en volver a describirse así.

Milei es un espécimen de esa larga deriva del liberalismo (y del conservadurismo) que los llevó desde su fuerte diferenciación en los siglos XVIII y XIX a su creciente amalgama en el siglo XX, ante la posibilidad de pasar a la irrelevancia ante el crecimiento de los socialismos y progresismos en el mundo. De hecho, la vertiente antiestatista del liberalconservadurismo del siglo XX es antiestatista por rechazo a la creciente y exitosa presencia de los estatismos progresistas y socialistas en ese mismo siglo. La amalgama liberalconservadora dio como resultado un programa genérico liberal en lo económico y conservador en los contenidos moralistas, puesto que asociaban estatismo progresista con derechos para las mujeres y jóvenes, dos de las fuentes de trabajo gratuito (los cuidados) o/y barato (primeros empleos) más utilizadas por la economía industrial y de servicios.

El liberalconservadurismo[10] no es para nada algo reciente y tiene una historia global con particularidades locales, que van desde la creación del Partido Nacional en Chile hasta el giro liberoconservador del Partido Republicano de EEUU -ante el giro progresista del Partido Demócrata-, tal como en el Reino Unido, ante el avance laborista, el Partido Conservador fue un refugio del liberalismo clásico. En Argentina en tanto, el peronismo, a contar de principios de los 2000, se inclinó definitivamente hacia el progresismo, la fusión liberal conservadora ha ido probando diversas fórmulas y lograron llevar a Macri al gobierno. Reagan, Thatcher y el mismísimo Pinochet (la versión militarista), fueron canales del ensanchamiento del horizonte ideológico de esta amalgama cultural y política, hasta el punto en que ahora hay espacio ideológico como para que entre en juego su vertiente más extremista -representada por Milei- a modo de experimento radical, tal como el Chile de Pinochet lo fue en los años ’70 y ’80 del siglo pasado.

Es Milei, entonces, solo un liberoconservador radical con una gran capacidad publicitaria, que da cuenta de una situación argentina y mundial en la cual (ya lo he dicho en otra parte) los progresismos, de tanto administrar el presente, han perdido –y temido- el futuro, dejando la cancha libre para que el liberalconservadurismo esté instalando el pasado como el futuro a construir, una cierta ideología de la nostalgia, un steampunk ideológico de lo que nunca existió como futuro deseable[11]. Milei, en tanto liberoconservador extremista, odia el Estado, a las juventudes y a las mujeres y es coherente con eso, y, por esas mismas razones, ninguna descripción como anarquista lo describe bien, porque no lo es ni lo quiere ser. Milei podría estar dando cuerpo a su liberalconservadurismo en forma de una suerte de “mileismo”, que le permita seguir capitalizando, económica y políticamente, la fama que le da la experiencia de gobierno, en algo que puede interpretarse como una nada sutil expropiación de la mitología peronista, que surgió también como “ismo” de una experiencia de gobierno[12].

Mayol, con el entusiasmo que le es propio, ha construido una descripción ficticia de un Milei que no existe: el Milei anarquista, ya que de base no hay ese Milei anarcocapitalista, en tanto el anarcocapitalismo no existe más que como nombre publicitario de un liberoconservadurismo extremista misógino y racista, que los liberalconservadores de bien no hubiesen asumido nunca y que ahora ponen a prueba en un país cada vez más lejos del centro del mundo, y, por la gestión del propio Milei, cada vez más lejos del centro de Latino y Sur América.

Por Pelao Carvallo

19 de julio de 2024. Con la revolución anarquista de España en 1936 en el corazón.


[1] https://www.infobae.com/opinion/2024/07/06/milei-fase-2/

[2] Consultar entrevistas audiovisuales en los canales de youtube https://www.youtube.com/@AlbertoMayolMiranda y https://www.youtube.com/@PodcastLaCosaNostra

[3] Eso, sin contar la vastísima producción anarquista en medios autogestionados y autónomos, mayormente de corta duración.

[4] Un ejemplo: https://www.youtube.com/watch?v=PmSiRDqrT2c&t=43s

[5] En esta Encuesta sobre la actualidad de los estudios anarquistas, disponible en https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/167016 el tema no es mencionado por ninguna de las y los especialistas, ni siquiera marginalmente

[6] “Con la vuelta al gobierno, la CNT selló su compromiso con la política de resistencia. El secretario del CN/CNT culminó la línea colaboracionista y frentepopulista del anarcosindicalismo con la asunción de los Trece Puntos. El 24 de junio de 1938 pronunció un discurso en calidad de representante El Futuro del Pasado, nº 1, 2010, pp. 597-611 599 de la CNT en el Frente Popular en el que hizo suyas las bases de la declaración ministerial del 1º de mayo: señaló la unidad sindical y el apoyo al Gobierno como las bases de la unidad de la retaguardia”- MARTÍN NIETO. Isaac.  ANARCOSINDICALISMO, RESISTENCIA Y GRUPOS DE AFINIDAD. LA COMISIÓN DE PROPAGANDA CONFEDERAL Y ANARQUISTA (1937-1939) en  El futuro del pasado, revista electrónica de historia. El Futuro del Pasado, nº 1, 2010, pp. 597-611.

[7] “En resumen, la militancia ácrata —en sus diversos escalafones—debía mantener un comportamiento intachable en el ámbito público y privado. Ello se concebía como uno de los rasgos de identidad del movimiento, práctica siempre opuesta a la corrupción y el autoritarismo de la política oficial.” Navarro, Javier. El ‘perfil moral’ del militante en el anarquismo español (1936-1939) en “Spagna contemporanea”, 2004, n. 25, pp. 39-67-

[8] “Arte militante o “artivismo”, es decir, colectivos que utilizan para su acción política herramientas del mundo artístico. Muchos de estos se inspiran, tanto en su estética, discurso y organización, en el movimiento libertario.”  Tarín Sanz, Adrián. ARTIVISMO LIBERTARIO EN RUSIA: EL GRUPO VOINÁ MÁS ALLÁ DE LOS MEDIOS en IC – Revista Científica de Información y Comunicación 2016, 13, pp. 195 – 212

[9] Murray Newton Rothbard inventa el concepto anarcocapitalismo como un diferenciador radical de su antiestatismo dentro de las disputas internas del liberoconservadurismo en la academia (economía) en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX.

[10] Ver por ejemplo El liberalismo conservador en la Europa continental, 1830-1939: Los casos de Francia, Alemania e Italia – Dialnet (unirioja.es)

[11] Carvallo, P. (2024, 21 de julio de 2024). La industria de la nostalgia y la destrucción. Diario ABC Color, Suplemento Cultural, pág. 1. Disponible también en la edición digital,

[12] Ver https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/30939/CONICET_Digital_Nro.a2951706-db76-4bc8-858a-e3dfb7bc3c8f_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y

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