En la reacción de medios de los comunicación y las redes sociales tras las elecciones del pasado 28 de julio en Venezuela se aprecia una estrategia encaminada a desprestigiar el proceso electoral que le dio el triunfo a Nicolás Maduro, diseñada para generar una reacción mundial de repudio y desestabilizar al régimen actual, esto no es nuevo, esto se ha repetido una y otra vez al menos desde el siglo XX cuando las potencias occidentales y las oligarquías nacionales lo consideran necesario para generar a cualquier precio los cambios políticos que les beneficien. Esto hace que todo el mundo (literalmente) opine, concluya y hasta condene de manera uniforme de acuerdo a lo que impositivamente de manera tendenciosa se nos informa a nivel global. Sería perdonable caer en ese juego si fuera la primera vez que lo hicieran, pero no es así, las estrategias informativas y propagandísticas van evolucionando y su alcance y profundidad son cada vez mayores, buscando así legitimar las acciones que, al costo que sea, tomen en defensa de sus propios intereses, que en lo general, son opuestos a los de la democracia. La estrategia sempiterna de los Estados Unidos y sus aliados es engañarnos cuando quieren imponer su versión y justificar sus acciones, como en Irak, Libia, Rusia, Níger o Israel. Por eso es necesario dudarlo y enumerar algunas de las razones que dan origen a esa duda, y tomar el tema del supuesto fraude con todas las reservas, para no ser presas de la propaganda negra que en estos casos se acostumbra para manipularnos.
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1. Estados Unidos siempre ha utilizado la desestabilización y el derrocamiento contra gobiernos incómodos. Los Estados Unidos han tenido una injerencia total en cualquier proceso político o social que se geste en cualquier rincón del mundo, en especial en el continente americano, basta un recuento de países en los que durante los siglos XX y XXI han intervenido de manera abierta y violenta, o en los casos donde han sido arquitectos y financiadores encubiertos de la desestabilización y caída de cualquier régimen que ponga en riesgo sus intereses: Costa Rica (1917, 1948), Guatemala (1954), Ecuador (1961, 1963, 2010), Cuba (1961, 1962, 1980), Chile (1973), Argentina (1976), Nicaragua (1979, 1989), Granada (1983), Surinam (1984), Panamá (1989), Bolivia (1964, 1971, 2008 y 2019), Venezuela (2002), Brasil (1964), Perú (1962), República Dominicana (1916, 1965), Haití (1991, 1994), El Salvador (1979), Paraguay (1954), Uruguay (1967) o México (1914), entre otros, reflejan el intervencionismo de Estados Unidos que bajo el monroísmo instala regímenes militares o títeres que pueden ser sanguinarios y corruptos, pero siguen los dictados y protegen los intereses de Washington. Por eso rara vez un acontecimiento ocurre sin la intervención estadounidense, más aun tratándose de un régimen antitético. Dijo Evo Morales una vez: “El único país que puede estar seguro que nunca va a tener golpes de Estado es Estados Unidos, porque no tiene embajada estadounidense.” Esta frase ilustra la capacidad que tiene Estados Unidos, de aprovechar cualquier situación, tomarla a su favor y justificar cualquier acción para conseguir el objetivo de cambiar un régimen, como hoy ocurre en Venezuela.
2. Desde la llegada de hugo chávez ha habido una estrategia permanente de injerencia contra venezuela. Los Estados Unidos cuentan con campañas permanentes de sabotajes, financiamientos, intentos de magnicidio y desestabilización (confesados por ellos mismos) contra gobiernos incómodos.Venezuela ha sido caso de tratamiento especial desde el arribo de Hugo Chávez al poder, desde el primer intento de golpe de Estado en 2002, hasta el fraguado en 2019, donde Guaidó se proclamó presidente con el apoyo y reconocimiento oficial de países de gran tradición injerencista (Estados Unidos, España, Francia, Gran Bretaña, etc.), así en estos momentos Estados Unidos y sus aliados, presionando a otros países a hacer lo mismo, ya reconocen a Edmundo González como presidente electo, en una clara injerencia, una falta de respeto absoluta y desdén al derecho internacional, enrareciendo y atizando la situación actual del país. Esto se suma a los pasajes de desestabilización política generados en 2014 y 2017 como muestra clara de un asedio constante contra la República Bolivariana. A esto hay que sumar las 930 sanciones económicas unilaterales de las que Venezuela es objeto, como otra estrategia característica que utilizan para asfixiar a los gobiernos no convenientes. Cuba, Rusia, Norcorea, Irán o Yugoslavia son clara muestra de esa política ilegal que busca castigar la economía de los países. Como lo vemos actualmente, Venezuela ha estado y estará expuesta a todo tipo de ataque político, económico y mediático dirigido a debilitarla mientras tenga un gobierno que contravenga los intereses económicos y políticos de los grandes capitales externos y de sus oligarquías nacionales. Por esto en Latinoamérica ha sido tan difícil que un gobierno que garantice derechos a su gente, defienda su soberanía y proteja su patrimonio nacional, pueda durar en el poder.
3. A las potencias occidentales les urgen los recursos venezolanos. Cuando vemos la gran preocupación de las potencias occidentales (autodenominados “comunidad internacional”) por temas como los “derechos humanos”, la “democracia”, y las “libertades”, no se puede pasar por alto que esa preocupación solo recae en países que dependiendo del momento y su localización, tienen importancia geopolítica. Irak o Libia lo sufrieron en carne propia debido a sus riquezas naturales, Yugoslavia (al igual que hoy Ucrania) por ser factor crítico para la expansión de la OTAN, mientras Palestina (que vive una limpieza étnica), el Kurdistán o el Sahara Occidental son ignoradas ante las calamidades que viven. Venezuela con sus más de 300 mil millones de barriles en reservas de petróleo, siendo el país con más reservas en el planeta, además de oro, diamantes y litio representa un botín que merece ser tutelado. Este año, aún y con las sanciones impuestas, Venezuela llegará al 4% de crecimiento según estimaciones del propio FMI, quien afirma que será el país de mayor crecimiento económico en la región. Para tener una idea de lo que los recursos venezolanos representan, el 12 de junio de 2023 Donald Trump dijo textualmente en un evento: “Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar, nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo. Hubiera sido justo, pero ahora compramos petróleo a Venezuela”. El control de los recursos naturales y los privilegios para su explotación para las grandes corporaciones que da un gobierno entreguista son elementos fundamentales para los Estados Unidos y otros países como Canadá, Francia o España en sus carreras comerciales, sobre todo contra China. Un gobierno como el venezolano es un estorbo para ellos que urge erradicar, sobre todo si es aliado de China y de países antagónicos a occidente.
4. La derecha cuando pierde arrebata, y realiza todo tipo de acción sin escrúpulo alguno. A lo largo de la historia encontramos que los conservadores cuando pierden, nunca reconocen la derrota, más aún si tienen indicaciones, apoyo y/o financiamiento desde el exterior. Desde la calumnia y la siembra del pánico, hasta la traición a la Patria con tal de conseguir o en su caso retener el poder, en México vemos pasajes desde épocas lejanas cuando los conservadores fueron a entregarse a Europa para traer un emperador extranjero y derrocar a Benito Juárez. En 1988 y 2006 decidieron hacer enormes fraudes electorales. En 2024 cuando Claudia Sehinbaum con 36 millones de votos ganó al segundo lugar con una diferencia de casi 20 millones de votos, sin un motivo legítimo o al menos inteligente, la derecha alegó fraude, emprendieron una campaña mediática, enviaron misivas a otros países y a la OEA, pidieron la intervención de Estados Unidos. En esa campaña buscaron avivar el miedo de la gente, difundieron que la entonces candidata Sheimbaum extinguiría la propiedad privada, que clausuraría la Basílica de Guadalupe, y que haría circuncisiones y vasectomías obligatorias. Lo hicieron también contra AMLO en sus tres campañas presidenciales propagando que iba a llevar el tipo de cambio a los 50 pesos por dólar, que iba a entregarnos a los rusos, que nos iban a invadir los estadounidenses, que llegaría la peor crisis económica, que nos iba a vestir a todos iguales. Basta ver algo de las publicaciones de los derechistas en cualquier lugar del mundo para encontrar la inundación de términos como “censura”, “dictadura”, “fraude”, “asesino”, “loco”, “narco”, “crisis”, “hambruna”, “anarquía”, propiciando la detonación social y prefiriendo la intervención militar extranjera, como ocurrió en Bolivia en noviembre de 2019, en Estados Unidos en enero de 2021, o en Brasil en enero de 2023. Y casos como en Chile en 1973, Honduras en 2009, y Perú en 2022 donde la derecha (casi siempre con patrocinio y coordinación del extranjero) derroca violentamente gobiernos legítimamente constituidos. En Venezuela la oposición en 2017, con Corina Machado como una de sus líderes, quemó vivas a 23 personas por sus convicciones políticas, entre otras atrocidades más. Machado, quien cuenta con gran experiencia en la desestabilización y excelentes relaciones y financiamiento de la CIA y que participó activamente en el golpe de 2019 hoy está entre las cabezas de este movimiento que alega fraude, sin siquiera contar con un proyecto político definido en la agenda más que el de sacar al PSUV del poder (como la derecha mexicana con AMLO, la brasileña con Lula o la argentina con el kirchnerismo), sin otra propuesta o idea que no sea la basada en el odio a una persona. Para este fin genera al interior esa imagen de caos, y al exterior una de victimización, valiéndose de todo tipo de mentiras para su objetivo, por más burdas que éstas sean. Quienes mienten a costa de lo que sea para conseguir un fin, no se les puede creer en ningún momento, pues no se sabe cuándo nos están mintiendo y cuándo por fin están diciendo una verdad, quienes tienen como motivación el resentimiento y el odio tampoco son de fiar pues son personas que harán lo que sea, por inescrupuloso que pueda llegar a ser, para lograr su objetivo personal de destrucción.
5. La aplanadora mediática mundial que está contra Rusia, que está con Israel, va contra Venezuela. Siempre se debe dudar de una información que quiera ser esparcida de manera sesgada y con esa sincronización por parte de los grandes consorcios propagandísticos como BBC, FOX, CNN o DW, con el objetivo de uniformar la opinión mundial. En ninguno de estos medios le han dado voz o han permitido el debate con quien esté de acuerdo con los resultados electorales en Venezuela. Como parte de la estrategia esto permea en las redes sociales que buscan uniformar también mediante métodos más avanzados y menos complicados (como el meme, el video burlón o el influencer). Y no ignorar lo que ya raya en conductas fascistoides como cuando Facebook bloqueó la cuenta de Nicolás Maduro, al igual que cuando Twitter bloqueó la de Donald Trump. Esto busca reducir el impacto de las versiones contrarias a las oficiales, callando y negándole la oportunidad de defenderse a quien así lo necesita, mientras bombardean con millones de imágenes, videos y textos en redes sociales y canales de radio y televisión con la versión conveniente. La intervención impolítica de Elon Musk para incidir en un asunto que no le corresponde y de muchos políticos, actores y de más personajes en un tema que bien podrían analizar, pero que no les corresponde juzgar e imponer, es lo que debe arrojar una alerta roja de que la maquinaria ideológica corporativa está andando, y que peligrosamente cada vez se toma más atribuciones.
Hasta este momento nadie podría descartar del todo un fraude electoral en Venezuela, al menos hasta que las pruebas de legalidad y legitimidad sean presentadas por parte de sus autoridades, pero tampoco se puede negar que Venezuela está bajo ataque y la opinión pública mundial es la munición que utilizan. La estrategia de la derecha venezolana en busca del poder y de las potencias mundiales en busca de recursos y privilegios hoy propician una caída más, como las que han planeado y ejecutado por años. Falta por ver en estos próximos días que se transparente la elección, que se muestren las actas, que cesen los ataques cibernéticos externos contra el sistema electoral venezolano. Si el chavismo ganó, sería estratégico que replanteara su relación con todos los sectores y buscara salidas que distiendan la situación, aumenten la gobernabilidad y le quiten posibilidad de sembrar discordia a la derecha, y así no ser campo fértil de la desestabilización que propician.
Mientras tanto no se debe olvidar cómo estas maniobras de desestabilización frecuentemente utilizadas buscan manipularnos, esto nos debe obligar a dudar si realmente hubo un fraude electoral en Venezuela, porque lo más seguro es que no.
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