La Sala de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó en particular el pasado 12 de agosto el proyecto de ley que prohíbe y regula el uso de celulares en los colegios.
La propuesta modifica la Ley 20.370 General de Educación para restringir el ingreso de teléfonos celulares y otros equipos digitales a los recintos que impartan clases de prebásica, básica y media.
La iniciativa prohíbe el empleo de medios tecnológicos de telefonía móvil desde el nivel parvulario, hasta 6° año de enseñanza básica. Sin embargo, se permite su uso, de carácter excepcional, en la medida que sea estrictamente requerido en una actividad curricular o extracurricular.
El proyecto ha sido analizado por académicos, quienes han manifestado sus observaciones e incluso reticencias.
Por ejemplo, el académico del Departamento de Filosofía de la Universidad de Santiago y especialista en educación, Mario Sobarzo, aunque consideró que “en general es bueno”, también dio a conocer sus reparos.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, planteó que en el aspecto positivo destacó que la prohibición sea hasta sexto básico, ya que “es muy difícil controlar hacia más arriba, en cambio los niños más pequeños es mucho más fácil controlarlos y evitar que utilicen el celular”.
Asimismo señaló que el proyecto contempla un uso gradual de los dispositivos para estudiantes de 7° básico hasta 4° medio.
“El uso de estas tecnologías al interior de las salas de clases es tremendamente nocivo. Porque estamos hablando de dispositivos que generan adicción”, indicó el también docente.
No obstante, el especialista hizo referencia a un obstáculo que pudiera presentarse ante la aplicación de este proyecto.
“Tenemos una cultura que incentiva el uso del celular”, dijo, al tiempo que explicó que sacar los celulares solamente de las aulas, en una sociedad donde están constantemente expuestos a estas tecnologías en su día a día, no basta.
“Sin haber una conciencia cultural mucho más extendida, que considere que tengan en cuenta el daño que le genera a cerebros que están en proceso de formación, es bastante insuficiente. Si bien la ley puede tener una buena intención en la práctica, creo que va a ser un fracaso”, afirmó Sobarzo.
A su juicio, el impacto que podría tener esta iniciativa para la educación sería nulo.
Para el académico resulta complicado prohibir el uso de un dispositivo que está tan presente en la vida diaria como es el teléfono celular.
“Cuando se intenta hacer una legislación que va a contrapelo de lo que una sociedad acepta, la legislación termina siendo letra muerta”, advirtió el docente.
Ante este escenario, Sobarzo cuestionó que so se llevara a cabo un debate centrado en el uso de la tecnología, recalcando que esta se puede utilizar para más que solo distracción.
“Podría haber un uso crítico, podría haber un uso para el conocimiento. Pero lo cierto es que en países como nosotros, la tecnología está dirigida directamente solo a la gratificación inmediata, a la obtención del placer”, planteó.