El empresario Rodrigo Topelberg, responsable de filtrar el polémico audio que desató el caso Hermosilla, relató cómo fue su encuentro con el abogado en el anexo penitenciario Capitán Yáber, donde ambos cumplían prisión preventiva.
En entrevista con MegaNoticias, Topelberg partió contando las razones que llevaron a Leonarda Villalobos a grabar las conversaciones entre Luis Hermosilla y Daniel Sauer y cómo reaccionó él al recibir el audio:
“Leonarda (Villalobos) estaba muy preocupada porque ella había invertido también plata en Factop. Me empieza a decir que hay facturas falsas y cosas así. Yo nunca la pesqué mucho porque es súper mentirosa. Le dije ‘dame una prueba’ y ahí es cuando me trae este audio”, contó.
“Me lo muestra por unos breves segundos. No lo podía creer (…) Era demasiado fuerte escuchar la risa de Daniel Sauer, la traición, los ilícitos, la confabulación, pese a que me exculpaban al decir que no me tenían que decir”, contó el ingeniero.
Respecto a sus razones para entregar el audio a Ciper y a la Comisión para el Mercado Financiero, Topelberg contó que “habían pasado tres meses que yo había hecho la denuncia en el Ministerio Público y no tenía respuesta, no se estaban moviendo. Mis abogados me decían que la causa era secreta, pero tenía de alguna manera que ejercer presión”.
El empresario asegura que utilizó “un teléfono de prepago, sistema Android, comprado en efectivo. Yo temía mucho por las repercusiones que podía haber por esto, pese a que era obvio que era yo, si soy el único que se beneficia en ese audio. Pero igual traté de hacerlo anónimo y de la mejor manera”.
Tras comprar el equipo, Topelberg instaló un programa para modificar la IP y consiguió un número de WhatsApp del Reino Unido. Luego convirtió el audio a formato MP3 y lo envió, haciéndose pasar por Daniel Sauer, bajo el nombre de “némesis”.
El encuentro con Hermosilla
Rodrigo Topelberg también aprovechó la entrevista para relatar su paso por Capitán Yáber, anexo penitenciario que dejó el pasado 30 de abril luego de que el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago cambiara su medida cautelar a arresto domiciliario total.
Sobre los cuatro meses que estuvo recluido el recinto, Topelberg contó que tuvo que compartir habitación con los hermanos Sauer y que se desempeñó como barbero de los demás reclusos. Sin embargo, también señaló que siempre pesó sobre él la amenaza de trasladarlo a Santiago 1.
«Estar en Capitán Yáber es un privilegio, es una cárcel playa como le dicen ahí, la única con agua caliente. Muchos lujos no hay. Hablan de una mesa de pool, pero nunca la vi. Parece como una picada de mariscos si tú te sientas en el comedor, y las piezas tienen calefacción. Lo demás es súper normal y obviamente no hay violencia. Ese es el privilegio que uno tiene».
“Si uno se violenta con alguien o alguien le grita a alguien, tú te vas a Santiago 1, automáticamente. Entonces me advierten, como yo voy a estar con los Sauer, más encima en la misma pieza, si pasa algo me voy a Santiago 1″, comentó.
«Escribí como nunca escribí, estudié como nunca estudié (…) Los domingos hacía barbería, era barbero. Atendía a todos los reclusos. Incluso al principio atendí a los Sauer, pero la verdad me sentía miserable estar cortándoles el pelo, así que les corté el servicio. A Gendarmería no le gustó mucho eso porque la idea es que uno le de en corte a todos, pero no me daba para cortarles el pelo».
Relación con Jadue y la llegada de Hermosilla
Consultado respecto a su opinión de Daniel Jadue, quien dejó Capitán Yáber un par de días después que Topelberg, el empresario relató que el exalcalde de Recoleta «resultó ser una persona súper agradable».
«Resultó ser una persona bastante culta, muy agradable de estar, pero la verdad era del grupito de los Sauer que andaban los tres para todos lados juntos, así que mucho no compartí con él, pero lo poco que compartí diría que estuvo bien», agregó.
Finalmente, Topelberg contó que alcanzó a estar un día con Luis Hermosilla en Capitán Yáber antes de que que el tribunal cambiara su medida cautelar.
«Llegué, lo miré y le dije ‘bienvenido a Yáber don Satanás’, o algo así, y me entró al tiro: ‘Hola, ¿cómo estás?, ¿cómo has estado?'», contó.
«‘Encerrado’, le dije. Yo lo confronté, porque tú puedes ver que yo lo metí ahí, pero yo veo a la persona que confabuló en mi contra. Y traté de formar una distancia y confrontarme a él y no hubo cómo, la manipulación llegó al tiro, me empezó a pedir consejos y dije ‘aquí vamos de nuevo’. Le seguí la corriente. Tenía fe de que iba a salir», concluyó.