Fisco condenado a pagar $25 millones por torturas a joven de 17 años en dictadura

"Los golpes con puños y palos se sucedían de manera constante. Sin embargo, el punto culminante de esta brutalidad fue la aplicación del llamado submarino (...) la sensación de ahogo y terror que esta práctica generaba es inenarrable, y marcó un episodio de sufrimiento que quedó grabado en mi memoria de manera permanente", relató la víctima de las torturas.

Fisco condenado a pagar $25 millones por torturas a joven de 17 años en dictadura

Autor: Leonardo Buitrago

$25.000.000 es el monto de la indemnización que deberá pagar el Fisco por concepto de daño moral, a Víctor Hugo Obreque Guala, quien a sus 17 años fue detenido y torturado por agentes del Estado, en septiembre de 1983, en la ciudad de Valdivia, en plena dictadura cívico-militar.

Así lo dictaminó el Vigesimoquinto Juzgado Civil de Santiago. En el fallo (causa rol 17.595-2023), la magistrada Susana Rodríguez Muñoz desestimó las excepciones de reparación y prescripción extintiva opuesta por el fisco, tras establecer que el demandante fue víctima de un crimen de lesa humanidad, cometido por agentes del Estado.

La jueza determinó que a raíz del delito de lesa humanidad cometido en su contra, Víctor Hugo Obreque se ha visto privado de la posibilidad de desarrollar su vida en forma digna y adecuada, «desde un enfoque basado en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, presentando un cuadro depresivo con episodios recurrentes hasta la actualidad, causado directamente por su experiencia de detención y tortura».

Asimismo, estipuló que pese a que el Estado,ha realizado actos de mitigación del daño causado, estas acciones «no constituyen una indemnización integral del mismo, aunque sí inciden en la avaluación del resarcimiento pedido en este juicio».

Ante los antecedentes evaluados, el Vigesimoquinto Juzgado Civil de Santiago, decidió regular «prudencialmente la indemnización solicitada, en la suma de $25.000.000″, consignó el Poder Judicial en un comunicado de prensa.

Relato de joven de 17 años torturado en dictadura

En el fallo del Juzgado se incluye el relato de las torturas y vejaciones a las que fue sometido con tal solo 17 años de edad, Víctor Hugo Obreque Guala, a manos de un grupo de agentes del Estado.

A continuación un extracto de sus declaraciones:

«Fui encerrado en la cárcel de Valdivia junto a otros 33 detenidos, donde presencié cómo algunos vecinos eran conducidos con los ojos vendados a un subterráneo para ser sometidos a torturas e interrogatorios. Allí fui objeto de interrogatorio y tortura por parte de Carabineros en un intento de obtener información sobre actividades políticas. A dicho recinto fuimos transportados en un camión militar, el cual, debido a la cantidad de detenidos, nos arrojó a una condición de hacinamiento desoladora. El trayecto culminó en la prisión, donde la rutina de humillaciones continuó. El desprecio de dignidad fue exacerbado por una revisión exhaustiva, en la que fuimos despojados de nuestras vestimentas y sometidos a una inspección minuciosa, llegando incluso a la invasión de la privacidad más íntima, dejando una impresión de vulneración y violación de mis derechos más fundamentales.

Posteriormente, fui conducido al calabozo destinado a menores, donde enfrenté un ambiente opresivo y lleno de temor. Mi permanencia en este calabozo se extendió durante un período de 15 días, un lapso caracterizado por la incertidumbre y el miedo constante a la muerte. En este entorno, me enfrenté al temor de los demás reclusos, algunos de los cuales nos amenazaban diciendo que nos violarían, considerándonos como blancos fáciles debido a la vulnerabilidad en la que nos encontrábamos. La amenaza constante de esta violencia me atormentó durante mi detención, mermando mi estado emocional y mental.

Durante mi detención en el calabozo de la cárcel de Valparaíso, experimenté un trato sumamente violento por parte de los Carabineros que nos custodiaban. Los golpes con puños y palos se sucedían de manera constante. Sin embargo, el punto culminante de esta brutalidad fue la aplicación del llamado «submarino», una práctica habitual de tortura utilizada por agentes del Estado en ese entonces. Esta técnica consistía en tomar a las víctimas por los pies, colgándolas boca abajo, para luego sumergir sus cabezas en un tambor lleno de agua. La sensación de ahogo y terror que esta práctica generaba es inenarrable, y marcó un episodio de sufrimiento que quedó grabado en mi memoria de manera permanente.

Cada jornada de cautiverio estuvo teñida por un nivel de angustia y miedo que aún hoy me resulta difícil de recordar. Nunca pude observar o recibir un mínimo de compasión por los gendarmes que resguardaban la cárcel, y muy por el contrario parecía verlos disfrutar de la violencia que empleaban con nosotros».

Aunque después de haber pasado 15 días en cautiverio, Víctor Hugo Obreque Guala fue liberado, el desconocimiento de los procesos legales lo llevaron a incumplir con la firma mensual, lo que provocó una nueva detención a manos de Carabineros y su posterior encarcelamiento.

«Después de 15 días en este angustiante entorno, fui liberado, con la imposición de una condición: la firma mensual. Sin embargo, esta obligación me fue desconocida, ya que mi comprensión de los aspectos legales era limitada en ese momento, y mi conocimiento sobre el proceso judicial en el que me encontraba a la espera de una condena era insuficiente. El desconocimiento de esta obligación generó una situación de incumplimiento, que posteriormente tuvo implicaciones legales en mi caso. Luego de mi liberación, enfrenté circunstancias adicionales que profundizaron mi padecimiento. Mi desconocimiento de la obligación de firmar mensualmente llevó a una nueva detención a manos de Carabineros. Una vez
más, fui privado de mi libertad y encerrado en el mismo calabozo en la cárcel de Valdivia. El ambiente en esta celda era opresivo, y el hedor putrefacto que llenaba el espacio se sumaba a la sensación de desesperación. Los recuerdos que he descrito son de una naturaleza particularmente dolorosa. La detención y las torturas que sufrí representan experiencias profundamente traumáticas, cuyo impacto en mi bienestar emocional y mental es innegable. Las secuelas de la detención y tortura han dejado en mí profundas heridas emocionales y físicas que se extienden hasta el presente», relató.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano