Cliff Burton: virtuosismo y destino trágico de un ícono del metal

Hoy se cumplen 38 años del trágico fallecimiento de Cliff Burton, el virtuoso bajista de Metallica, quien dejó una huella indeleble en la historia del metal. Burton, que solo tenía 24 años cuando perdió la vida en un accidente automovilístico el 27 de septiembre de 1986 en Suecia, fue una figura clave en la revolución del sonido del metal a través de su talento excepcional y su estilo innovador.

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Nacido el 10 de febrero de 1962 en Castro Valley, California, Cliff comenzó su carrera musical a temprana edad, primero con el piano, y posteriormente se volcó al bajo tras la muerte de su hermano mayor. Su formación musical incluyó clases con el reconocido bajista de jazz Steve Doherty, lo que le permitió dominar la teoría musical y la lectura de partituras. A lo largo de su carrera, Burton formó parte de diversas bandas, siendo Trauma la que lo llevó a ser descubierto por James Hetfield y Lars Ulrich de Metallica.

La llegada de Burton a Metallica en 1982 marcó un cambio significativo en la banda. Su influencia se evidenció en álbumes icónicos como «Kill ‘Em All», «Ride the Lightning» y el monumental «Master of Puppets», donde su técnica y creatividad redefinieron el papel del bajo en el metal, elevándolo a un nivel melódico que tradicionalmente pertenecía a las guitarras. Canciones como «Orion» y «For Whom the Bell Tolls» son testamentos de su genialidad.

En 1986, Metallica se había posicionado como una de las mejores bandas con el lanzamiento de «Master of Puppets», disco que presentaba en gran medida el estilo de interpretación característico de Burton. Fue así como «Master of Puppets» se convirtió en el primer álbum de oro de la banda tras vender más de seis millones de copias.

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Desafortunadamente, el auge de Metallica se vio interrumpió debido a la muerte de Burton. Aquel fatídico 27 de septiembre, el autobús en el que viajaban se volcó debido a condiciones climáticas adversas. El impacto fue devastador, y Cliff perdió la vida de forma instantánea.

La noche del 26 de septiembre, Metallica viajaba por Suecia en un autobús rumbo a Copenhague, donde tenían programado un concierto. En las primeras horas del 27 de septiembre, poco antes de las 7 de la mañana, los miembros de la banda fueron despertados abruptamente por el violento movimiento del vehículo. Cliff Burton se encontraba durmiendo en la litera de Kirk Hammett, quien había perdido una apuesta. De repente, el conductor perdió el control del autobús, que comenzó a deslizarse y volcó varias veces. En el caos, Burton fue lanzado fuera del vehículo, y el autobús cayó sobre él, provocándole la muerte instantánea. Cliff falleció esa fría mañana debido a una compresión torácica y contusión pulmonar.

El cuerpo de Cliff Burton regresó a Estados Unidos el 7 de octubre de 1986 para su funeral. Fue incinerado y sus cenizas esparcidas en Maxwell Ranch, California. Durante la ceremonia, sonó «Orion» de Metallica, y la letra de «To Live Is to Die» quedó grabada en su lápida conmemorativa: “Cannot the Kingdom of Salvation take me home”. La noticia de su muerte impactó profundamente a la comunidad musical; el exguitarrista de Metallica, Dave Mustaine, compuso “In My Darkest Hour” para honrar su memoria, mientras que Anthrax dedicó su álbum «Among the Living» a su legado.

A pesar de su corta vida, el legado de Cliff Burton perdura. En 2009, fue incluido póstumamente en el Salón de la Fama del Rock and Roll como miembro de Metallica, y en 2011 fue nombrado el noveno mejor bajista de todos los tiempos por Rolling Stone. Su padre, Ray Burton, ha trabajado incansablemente para mantener vivo su legado, estableciendo becas para jóvenes músicos en su honor.

Además, el lugar donde ocurrió el accidente se ha convertido en un punto de interés turístico, y en 2022 se inauguró el Museo de Cliff Burton en Ljungby, Suecia. Este recinto rinde homenaje a su vida y contribuciones musicales, atrayendo a fanáticos de todo el mundo.

Cliff Burton no solo transformó el sonido del metal; también inspiró a generaciones de músicos. Su pasión y creatividad siguen resonando en el corazón de los fanáticos, convirtiéndolo en un verdadero pilar de la historia del rock. Su memoria perdura, recordándonos que la música tiene el poder de trascender el tiempo.

IMAGEN: Fruggo

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