45 minutos demoró el bus en llegar al sector Águila Sur. Bajo el puente que sigue al pasar por el primer control de Carabineros, antes de llegar al peaje Angostura en la ruta 5 sur, acordé esperar a Gabriela, psicóloga que trabaja junto a Milton desde hace 15 años y que me llevaría a la casa del doctor. Me recogió en un jeep y avanzamos algunos kilómetros al interior del sector.
Al llegar, fui recibido por su familia, que coincidentemente se encontraba reunida para celebrar el aniversario de matrimonio de los padres de Milton, ambos fallecidos. Me brindó un abrazo y esbozó: “Bienvenido”. Noté su cuerpo delgado, pero no por eso menos resistente. Podía permanecer en pie y caminar tranquilamente, sin embargo, durante algunos segundos, mantener el equilibrio era un ejercicio de mucha concentración.
Recorrimos parte de la casa levantada a pulso hace ya 11 años. Cualquier punto al que uno mirase concluía sobre los cerros, porque el lugar donde se ubica el Instituto para el Desarrollo de la Vida en Comunidad – Triagrama, fundado por Milton y su equipo en marzo de 1995 para promover el despertar social y así cambiar los ejes materialistas por el desarrollo espiritual de la conciencia, se caracteriza por permanecer fuera de las costumbres habituales de convivencia en la ciudad.
Observados únicamente por el sol, comenzamos la entrevista.
¿Cuál es la motivación que lo tiene cumpliendo este ayuno?
“En este minuto lo esencial que nosotros estamos pretendiendo es recuperar la noción de la condición humana de los ciudadanos, derecho garantizado en la Constitución. En ella se incluye la dimensión espiritual y además se establece que allí reside la dignidad del ser humano, por ende el estado tiene compromisos con facilitar la realización de tal aspecto. Visto desde la salud, es trascedente cultivar aquella dimensión que no esta siendo atendida para tratar enfermedades. La única realidad existente hoy es el nosotros. Se ha demostrado incluso que existe una red interconectada de energía entre los humanos. No es una lectura volada como muchos podrán pensar, sino que una constatación integra y consciente de la realidad. Para llegar a comprender tal principio se requiere una preparación interior, por ende también exigimos que quienes administren la ley estén capacitados y facultados para ejercer la responsabilidad de acompañar a la ciudanía en este aspecto”
¿Y por qué decidió realizar esa medida y no otra?
“El ayuno es básicamente exhibir consecuencia. Tener capacidad para soportar responsablemente el ejercicio de forma lucida y consciente, trascendiendo el temor de soltar el apego al alimento. No es desapegarme del cuerpo sino que tener una relación mucho más importante con el. Ayunar es desapegarse de la forma empleada hasta ahora de relacionarme con mi cuerpo. Es consecuente con lo que yo entiendo que es fundamental: el espíritu”
¿Y esto lo ha conversado con parlamentarios u otras autoridades?
“Hemos presentado diferentes estudios que avalan nuestros argumentos, además, el artículo 1 y 5 de la Constitución* hacen referencia al derecho que buscamos reivindicar. Yo planteé que iba a presentar un recurso de protección para que se me deje libremente cultivar mi espíritu, como lo estoy haciendo por si alguien me quiere imponer una alimentación. Hemos constatado que existe apoyo dentro de los parlamentarios. La idea ya penetró en el debate, ahora simplemente se deben sintonizar las personas que están dispuestas a encausar este cambio para el bien de toda la población. Darle a la espiritualidad una prioridad, ofrecer un contexto enriquecido para que esta alcance la plenitud que merece”
Durante la entrevista, Milton mostró seguridad y tranquilidad. Sus palabras parecían repetidas desde una matriz generadora de contenidos superior a él. Antes de realizar la entrevista, revisé algunas otras que dio en noticieros, programas de televisión y medios online. El eje central de ellas estuvo casi en su mayoría dirigido al consumo y despenalización de la Cannabis, pero del hecho por el que se hizo conocido masivamente, se desprende una vertiente de cambio aún más profunda y permanente en el tiempo.
Raíces intactas
Milton Gregory Flores Gatica nació en la ciudad de Talcahuano el 20 de junio de 1955. Su padre Milton Flores fue miembro de la armada desde los 16 años, edad en que quedo huérfano y decidió inscribirse en la Escuela de Grumetes. En aquel periodo conoció a Laura Gatica, con quien se casó y formó refugio en la isla Quiriquina, 11 kilómetros al norte del continente. “Mi madre viajaba en bote a tener los partos. Así sucedió conmigo y con dos de mis hermanos. El cuarto nació en Punta Arenas, después nos mudamos a Arica”, señaló Milton.
Fue por su madre que Milton tuvo las primeras nociones sobre la espiritualidad. Si bien la comprensión de esta no era un tema relevante para ese momento de su vida, desde muy joven percibió la importancia de tal dimensión. “Mi madre fue muy inquieta por lo espiritual. Entendía los elementos de la vida eterna y la visión de una realidad más trascendente. Desde que tengo recuerdos, ella siempre tuvo esa inquietud espontanea y continua”, recordó.
Su padre por otro lado, se destacó como una persona integradora y hábil en las relaciones publicas. Organizaba a las comunidades, celebraba navidades para los niños y encuentros deportivos en la ciudad de Puerto Williams, uno de los lugares al que Milton se mudó con su familia antes de partir al norte. “En el año 62 no éramos ni 500 allí. Mi padre siempre trató de mantener unida a la población. La figura de ellos influenció de forma privada y publica mi vida. Por un lado, estaba el desarrollo interno, pero pegado aparecía el desarrollo colectivo. La idea es combinar ambos”, concluyó.
Ingresó a estudiar en la Universidad de Concepción donde en 1979 recibió el título de Medico Cirujano. Desde los primeros años sintió una preocupación por los pacientes más allá de la fugaz estadía por el hospital. Realizó su internado en la comuna de Chillan donde publicó su primera investigación sobre el “Síndrome de Hipertensión Portal”.
Durante cinco años trabajó como medico general de zona en la comuna de Purranque, provincia de Osorno, donde llegó a ejercer cargos como Jefe del Servicio de Medicina, Jefe del Servicio de Maternidad y Director del Hospital de Purranque. “Empecé a trabajar con alcohólicos pero de un modo más integrado. Promovíamos la relación de los rehabilitados en campeonatos de fútbol, en reuniones sociales y cualquier actividad que despertara su conciencia. Los rehabilitados que participaban tenían un mayor puntaje en la ficha C.A.S, lo que se traducía en una mejor oportunidad para optar a una casa. En ese momento asomaba la noción de que había algo digno que atender, no solo del cuerpo”, aclaró Milton.
Luego de su estadía en Purranque, decidió moverse a Santiago para ingresar a la beca de retorno para la Especialización de la Psiquiatría en adultos¸ otorgada por el hospital Barros Luco, perteneciente a la Universidad de Chile, donde terminó su formación y recibió el título de especialidad en 1989. Fue en aquel lugar donde Milton estudio materias como la Terapia Familiar, Teoría de Sistemas y Teorías de las Comunicación, conocimientos que permitieron expandir sus posibilidades de contribuir en patologías u otras enfermedades de las cuales aún no se tienen certezas sobre su origen y su cura.
Participó en diversos congresos y jornadas de investigación, además de colaborar con el estudio y la publicación de las resoluciones conseguidas. Uno fue “Complicaciones Psiquiátricas de la Fiebre Tifoidea”, en el hospital Lucio Córdovay “Terapia Electro-convulsiva”, experiencia vivida en el servicio de Agudos del Hospital el Peral.
La última acción con delantal
Una de las características patognomónicas –término utilizado en medicina para calificar aquellos signos clínicos o síntomas que aseguran que el paciente padece un determinado trastorno- de la esquizofrenia es el aplanamiento afectivo o también llamado indiferencia emocional. Las personas que calzan con tal descripción, reciben mínimos estímulos con la cercanía o presencia de alguien.
Milton asegura que las personas con esquizofrenia ya renunciaron a la posibilidad de establecer contacto. “Ellos no vibran con la cercanía ni con la presencia de nadie. La angustia de tener que enfrentarse a una realidad contradictoria porque sus padres le dicen algo, el país le dice algo, el colegio le dice otra cosa, todo es angustiante sin un soporte, más aún cuando se tiene 14 o 15 años, que es cuando se fecundan mas o menos los síntomas”, explicó el doctor.
Fue en el hospital El Peral que Milton vivió una de las experiencias que cambió por completo su visión de la medicina. En una oportunidad le tocó, junto con otro colega, trabajar con una joven que presentaba esquizofrenia. Luego de varios meses compartiendo con la paciente, los doctores pudieron romper parte de la barrera emocional que bloqueaba el contacto afectivo de la mujer.
“La niña empezó a reaccionar, empezó a generar lazos, empezó a extrañarnos y a pedir reuniones con nosotros. Claramente un primor de que el contacto estaba siendo recuperado. La chica, según dijeron los directores del hospital, comenzó a generar conflictos dentro de los pacientes. Su argumento era que la dinámica empleada por nosotros incentivaba el desorden emocional. Nos sacaron del caso. Intentamos conversar nuevamente con ella pero no se nos permitió”, afirmó el doctor.
Ambos médicos siguieron insistiendo por volver a trabajar con la paciente, pero fue en una visita donde las esperanzas se perdieron completamente. La mujer fue destinada a permanecer dentro de una sala aislada, lugar que terminó siendo la estampa de su muerte ya que a los pocos días de su ingreso, la paciente se ahorcó.
“En ese instante me quedo muy clara la visión oficial de la siquiatría. Me di cuenta que las prácticas sobre el ser humano no incluían el plano más esencial, que es la espiritualidad. No existía en el ser humano una visión desde esa parte. Ahí me convencí que debía empezar a investigar, trabajar y adentrarme en tal dimensión para cambiar desde allí los parámetros”
La evolución de la conciencia ciudadana
Desde aquella oportunidad, Milton comenzó a realizar trabajos e investigaciones referentes al plano espiritual del ser humano. En 1987 asumió como Director del Centro de Adolescentes de la comuna de la Reina, que más tarde en 1991, pasaría a llamarse Centro Comunitario de Salud Mental Familiar (COSAM). Allí comenzó a experimentar con el uso de Cannabis en el tratamiento de las adicciones. “La Cannabis es una herramienta que facilita la actualización de la dimensión espiritual del ser humano, dimensión que es la que tiene que atenderse para que la adicción no encuentre tierra fértil”, asegura el doctor.
Mas adelante participó de encuentros con comunidades en la amazonia de Brasil donde aprendió nuevos métodos para cultivar la dimensión espiritual en su entorno.
¿Cuál es la medida que usted propone con respecto a la despenalización de la cannabis?
Que la presidenta, por el uso sacramental (trabajo espiritual), medicinal y también recreacional, saqué a la cannabis del marco de la ley 20.000 y la instale en igual rango que el alcohol y el tabaco, así el auto cultivo quedará completamente liberado. De igual forma, sancionar las conductas inadecuadas, como el tráfico u otros malos usos de la planta. Si eso se cumple estaríamos por primera vez presenciando medidas desarrolladas desde la mirada que incluye las libertades del espíritu. Esa es nuestra estrategia trascendental. Ahora lo importante es que la Cannabis no opaque lo fundamental, que es que se creen nuevas políticas públicas desde esta mirada ya que nosotros apuntamos principalmente a exigir el respeto por la dimensión espiritual.
¿Cuál es la recepción que han tenido sus planteamientos en las autoridades?
“Hemos hablado con miembros del ministerio de Salud, del Interior, con senadores y diputados, que nos han recibido de forma muy cortes. Algunos entienden y se identifican con nuestra posición pero otros simplemente no entienden. Yo creo que es por ignorancia. En el Instituto de Derechos Humanos nos escucharon y acogieron, pero nos dijeron que no tenían en carpeta esas materias. Lo mismo nos paso en el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile, donde se nos reconoció que en estas materias no existe un profundo conocimiento del tema. El estado se ha desentendido de atender esta dimensión, porque es imposible desconocer la necesidad de esta parte de la evolución humana en la administración de un colectivo. La mayoría de las autoridades no han sintonizado con tal nivel de sensibilidad e inteligencia. Por eso asumimos el rol de informar y acompañar a las autoridades en ese trabajo. Tenemos que recuperar el espíritu y la conciencia de los ciudadanos, solo así las cosas andarán mejor”
¿Hasta cuándo piensa mantener el ayuno?
Yo no sé qué es lo que va a ir pasando. La convicción final es mantenerse hasta que se obtenga una señal clara de que hay un respeto por el espíritu. Los argumentos están, las razones sobran. Se debe hacer un metajuste que ordene la situación actual de las personas. Son muchas las señales que auspician este cambio. Si las políticas públicas fueran pensadas y sentidas desde esa perspectiva, prevalecería el respeto por los demás. Esto no se puede seguir posponiendo.
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