Corte Penal Internacional: La nefasta política del empate

Resulta inadmisible situar al mismo nivel a criminales de un régimen como el israelí -que ha hecho del terrorismo de Estado su leit motiv de acción en el plano internacional-, y al pueblo palestino y sus dirigentes, que actúan en función de su defensa y logro de la autodeterminación.

Corte Penal Internacional: La nefasta política del empate

Autor: Pablo Jofre

Los ataques contra Palestina, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, incrementado en forma espeluznante por la entidad nacionalsionista israelí, desde el 7 de octubre de 2023 ha generado más de 43 mil asesinados, 100 mil heridos y la destrucción de gran parte de la infraestructura industrial, vial, sanitaria, educacional, religiosa y alimenticia del pueblo palestino.

A este accionar genocida, se suma ahora los ataques, bombardeos, asesinatos selectivos y masacres contra el pueblo de El Líbano que, al cierre de este artículo, ya sumaba 600 asesinados entre el 17 al 24 de septiembre, junto a crímenes definidos como terrorismo internacional, como fue la explosión simultánea de miles de beepers, teléfonos celulares, paneles solares, intercomunicadores, manipulados por los servicios de inteligencia sionistas y sus aliados.

El día 20 de mayo de este 2024 y en pleno proceso de exterminio llevado a cabo por el régimen nacionalsionista contra Palestina –en especial contra la Franja de Gaza– la Corte Penal Internacional, a través de su fiscal jefe Karim Khan, solicitó órdenes de captura internacional contra los criminales de guerra Benjamín Netanyahu, primer ministro del ente sionista y su ministro de guerra, Yoav Gallant. Pero, y en una clara puesta en práctica de una política del empate, para así tranquilizar a los socios de Israel, también se emitió una solicitud de detención contra lideres políticos y militares de la resistencia palestina.

Entre ellos Ismail Haniye, jefe del buró político de Hamás -autoexiliado en Qatar– y que fue asesinado mediante un acto terrorista por Israel cuando asistía a la toma de posesión del presidente iraní Masoud Pezeshkian el 31 de julio de 2024. Yahya Sinwar, jefe del movimiento de resistencia islámica HAMAS en la Franja de Gaza y actual jefe del buró político tras el asesinato de Haniye. Como también el nombre de Mohamed Deif, comandante jefe de las Brigadas al Qasam, ala militar de HAMAS, que Israel señala haberlo asesinado en julio pasado en un ataque a la localidad de Al Mawasi, en el sur de la Franja de Gaza. Resulta inadmisible situar al mismo nivel a criminales de un régimen como el israelí -que ha hecho del terrorismo de Estado su leit motiv de acción en el plano internacional-, y al pueblo palestino y sus dirigentes, que actúan en función de su defensa y logro de la autodeterminación.

Para la resistencia palestina -y considero, con toda razón-, la labor de la CPI de tratar de llevar al banquillo de los acusados a sus líderes de HAMAS, viola tratados y resoluciones en el plano internacional que otorgan el pleno derecho al pueblo palestino, a sus organizaciones, como también a otros pueblos del mundo, el derecho a la resistencia, en cualquiera de sus formas (1). Sobre todo, cuando la sociedad palestina ha agotado todas las formas de resistencia pacífica frente a sus ocupantes. Eso, lógicamente, incluye la resistencia armada frente a un ocupante. Cuestión especificada en el artículo N° 51 del capítulo VII de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (2).

En un interesante y valioso documento de trabajo elaborado por la Dra. Shahd Hammouri, profesora de Derecho en la Universidad de Kent, esta profesional señala: “La resistencia del pueblo palestino, utilizando todos los medios disponibles a su alcance contra un poder de ocupación ilegal, es un acto legítimo. Privar a los pueblos de uno de los derechos más básicos es negar su derecho a la igualdad y la dignidad humana, lo que va en contra de la Carta de las Naciones Unidas. La legitimidad de la resistencia es provocada por la gravedad de la ilegalidad en cuestión, tal como la ausencia de voluntad política de la comunidad internacional para detener las violaciones y la posición asimétrica en la que se encuentran las personas subyugadas. La legitimidad de esta resistencia ha sido establecida en diversas fuentes del derecho internacional. La confirmación de esta legitimidad es evidente cuando se examinan las fuentes teniendo en cuenta las opiniones de los Estados y académicos de los países del Sur global en la construcción del derecho internacional.

Para Hammouri, “Esta resistencia no es incompatible con la prohibición del uso de la fuerza, ya que constituye una forma de autodefensa colectiva por parte de los pueblos. Tampoco está prohibida por el Derecho Internacional Humanitario, que establece que las personas no están obligadas a prestar lealtad al poder de ocupación y, por lo tanto, se les permite recurrir a las armas en su resistencia contra un poder de ocupación ilegal.

Como consecuencia de esto, los terceros Estados están obligados a reconocer la legitimidad de la resistencia del pueblo palestino, y el Estado de Israel está obligado a abstenerse de perseguir a los palestinos por su resistencia legítima. Además, Israel no puede invocar la legítima defensa como justificación para violar el derecho internacional en respuesta a tales formas de resistencia” (3).

La determinación de la CPI de solicitar la detención de los criminales sionistas llega, además, tarde en materia de lograr hacer justicia con respecto a aquellos que han hecho del exterminio del pueblo palestino la manera de asentar una sociedad de criminales. Y hablo de decisiones tardías pues la CPI tiene jurisdicción sobre lo que acontece en Palestina y en Gaza en particular desde el año 2014, cuando Israel volvió a atacar el enclave costero palestino entre el 8 de julio y el 26 de agosto de aquel año, generando 2.500 asesinatos y 11 mil heridos. Ha pasado otra década, en el marco de 76 años desde la ocupación de Palestina a manos del sionismo y nada, no hay castigo, no hay sanciones, no hay embargos, bloqueos, detenciones contra el símil del Tercer Reich en versión nacionalsionista. No existe disposición de aplicar la carta de la ONU en su capítulo VII.

Esa teoría del empate, de equilibrarse en la cuerda de lo políticamente correcto, de ser incapaz de diferenciar entre el victimario y la víctima, entre el agresor y el agredido, entre el ocupante y aquellos que han visto usurpado su territorio por más de siete décadas, resulta inadmisible y muestra la claudicación de organismos como la CPI. Un organismo que, después de requerir la detención de los mencionados criminales israelíes, ha quedado paralizado en materia de concretar tal decisión. Sumemos a esto la escasez de nombres en el listado que la CPI debería tener de Israel. Personajes como Avigdor Lieberman, Ayelet Shaked, Yair Lapid, Isaac Herzog, Itamar Ben Gvir, Bezalel Smotrich, como también a aquellos líderes políticos, de opinión, mandos militares, rabinos que hacen llamados evidentes de incitación al genocidio del pueblo palestino.

Hasta el día de hoy la CPI no ha influido en manera alguna, ya sea para censurar la continua política genocida del ente sionista contra el pueblo palestino o concretar en forma efectiva la solicitud de detención internacional. Crímenes al cual el ente sionista suma hoy, en forma masiva, al pueblo libanés. El ente nacionalsionista israelí sigue asesinando en promedio a 150 palestinos diarios, entre ellos la gran mayoría mujeres y niños, deja en escombros las ciudades de Gaza, destruyendo sus sitios históricos, generando millones de refugiados, matando de hambre a la población, privándolos de derechos elementales y, sin embargo, la CPI sólo declara que la investigación “continúa”. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que no quede un habitante de Gaza? ¿Hasta que las cámaras de tortura y los campos de concentración cubran la geografía palestina?

Karim Khan, fiscal de la CPI, ha sido demasiado indulgente con el régimen más criminal que ha dado la humanidad en los últimos 79 años. Una constatación que cada día gana más y más adeptos respecto a calificar a Israel como un peligro para la humanidad, como un ente agresor cuyas acciones delictivas deben cesar. Con mayor o menor énfasis, gran parte de los países del mundo consideran al régimen israelí una entidad que viola los derechos humanos del pueblo palestino y con ello la legislación internacional de la cual suelen desgarrar vestiduras los mismos que apoyan a la entidad infanticida israelí.

Medios de comunicación occidentales (4) han evidenciado que “Si los jueces de la CPI conceden las órdenes de detención solicitadas, 124 países de todo el mundo -incluidos todos los miembros de la Unión Europea– estarán obligados a detener a Netanyahu y Gallant en el acto. Es la primera vez en la historia de la CPI que un dirigente en ejercicio respaldado por Occidente se convierte en objetivo del tribunal internacional… Desde sus primeros días, se ha cuestionado la legitimidad del tribunal, porque durante un tiempo considerable se había centrado principalmente en situaciones y casos relativos a países africanos, lo que tenía evidentes connotaciones coloniales». Los hechos indican que la CPI sigue mostrando su cara prooccidental y colonialista.

La CPI no ha sido capaz de señalar que los crímenes contra el pueblo palestino es un genocidio y eso demuestra la enorme presión y el sometimiento al chantaje occidental al cual está sometida esta Corte. Se han cerrado los ojos frente a estos delitos y no se ve prisa en el Sr. Karin Kham en calificar como genocidio el actuar de Israel, sus lideres políticos, militares y todos aquellos que han llamado a exterminar a la población palestina. El Sr. Kham, con un mínimo de conocimiento de historia, debería tener presente que el movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) surgió el año 1987, durante la llamada primera Intifada, dos décadas después que los territorios palestinos fueran ocupados por el sionismo en la guerra de 1967 (por la cual la resolución N°241 de la ONU exigió el retiro de las tropas ocupantes).

Durante esos 20 años no existió HAMAS, como excusa para sostener que había que atacar Gaza, y si no se ponen las cosas en contexto incluso un personaje preparado como Karin Kham podría creer que el proceso de exterminio, de genocidio del pueblo palestino comenzó el 7 de octubre de 2023 y con ello desconocer el derecho del pueblo palestino a su defensa, la verdadera autodefensa, resistencia, derecho a existir y lograr su autodeterminación desde el 14 de mayo de 1948 cuando nace a la vida internacional la entidad nacionalsionista que denominaron Israel.

La convicción de que el régimen sionista comete crímenes de guerra y lesa humanidad contra Palestina tiene un escenario relevante como es el 79 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, que se celebra en la ciudad de Nueva York, sede del organismo internacional. Allí se ha dado conocer por mandatarios como el de Brasil, Colombia, Chile, Rusia, China, Irán, Maldivas, entre otras decenas de gobiernos, que los crímenes de Israel deben cesar, como también en El Líbano sujeta hoy a bombardeos indiscriminados y claramente del mismo tipo de crímenes de guerra y lesa humanidad. Palestina y El Líbano ocupan las prioridades discursivas de los líderes políticos que asisten a esta reunión.

El propio secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres expresó en su discurso de apertura de la 79 sesión anual de la Asamblea General de la ONU su indignación por los crímenes israelíes: “…nada puede justificar el castigo colectivo del pueblo palestino, la velocidad y la escala de la destrucción y la matanza en Gaza no se parecen a nada en mis años como secretario general… Gaza es una pesadilla sin fin que amenaza con llevarse por delante a toda la región. No hay más que mirar al Líbano. Todos deberíamos alarmarnos por la escalada. Líbano está al borde del abismo. El pueblo del Líbano, el pueblo de Israel y los pueblos del mundo no pueden permitirse que Líbano se convierta en otra Gaza”. Opiniones que, como siempre, tienen como reacción la narrativa delirante del sionismo, que, a través del ministro de Energía, Eli Cohen, acusó al portugués de fomentar el terrorismo.

Las palabras del secretario general de la ONU no son desacertadas, pero debería asumir la autocrítica que la inacción de la ONU y la complicidad de gobiernos como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, entre otros, permite este genocidio, y el manido concepto de escalada que suelen aplicar los medios de desinformación y manipulación occidentales, para dar cuenta de la legítima defensa de los países que, sujetos a la maldición de tener como vecino al ocupante israelí, poseen el derecho de responder a décadas de agresiones. El Sr. Guterres debe aplicar la Carta de las Naciones Unidas. Una organización que tiene una enorme deuda con el derecho internacional y la necesidad de castigar los crímenes de Israel.

Así como la ONU está al debe, también está en esa posición la CPI. No basta con solicitar detenciones o declarar que existen crímenes de guerra y lesa humanidad, pero, al mismo tiempo equiparar al victimario con las víctimas y no avanzar en declarar genocidio lo que comete Israel contra el pueblo palestino. El genocidio es una realidad y recordamos a Karin Kham que la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, firmado el año 1948, es un instrumento de derecho internacional obligatorio. “Según la Convención, el genocidio es un delito que puede cometerse tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz. El Artículo II de la Convención describe el genocidio como un delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso (5) ¿Acaso no es esto, exactamente, lo que se comete contra el pueblo palestino?

Pablo Jofré Leal

La CPI tiene el mandato “no sólo de investigar crímenes, sino también de emitir declaraciones preventivas”, señaló el investigador jurídico y abogado internacional Ahmed Abofoul (6). El castigo colectivo que Israel lleva a cabo contra las poblaciones de Gaza y Cisjordania –en que sumo al Líbano- el asedio colectivo, el uso de armas prohibidas como el fósforo blanco, las detenciones masivas y la internación en campos de concentración, torturas, violaciones de presos palestinos, la utilización del hambre como arma de guerra, son parte de una política genocida y eso debe declararlo Karin Kham y no quedarse en el discurso leguleyo, complaciente y timorato. No es posible tratar de empatar al victimario con la víctima, al agresor contra el agredido. No es posible aceptar poner en el mismo lugar a una sociedad extremista como la israelí, junto a sus lideres políticos y militares, con relación al pueblo palestino.

Por Pablo Jofré Leal

Artículo para Hispantv

Permitida su reproducción citando la fuente.

NOTAS

  1. https://www.cambridge.org/core/books/abs/use-of-armed-force-in-occupied-territory/armed-resistance-against-the-occupying-power-in-international-law/930AF96A0A005123DA94E1B1EB8D7947 ↩︎
  2. Carta de las Naciones Unidas, Capítulo VII: Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión Artículo 51. Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-7 ↩︎
  3. https://law4palestine.org/el-pueblo-palestino-tiene-el-derecho-de-resistir-por-todos-los-medios-disponibles-a-su-alcance-escrito-por-dr-shahd-hammouri/ ↩︎
  4. https://www.france24.com/es/medio-oriente/20240523-decisi%C3%B3n-de-la-cpi-sobre-%C3%B3rdenes-de-de ↩︎
  5. https://www.un.org/fr/genocideprevention/documents/Genocide%20Convention-FactSheet-SP.pdf ↩︎
  6. https://www.aa.com.tr/es/mundo/experto-silencio-de-la-corte-penal-internacional-sobre-ataques-de-israel-en-gaza-es-absolutamente-inaceptable-/3023023. ↩︎

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