Mañana martes 10 de junio, a partir de las 19 horas en la Sala Máster de Radio Universidad de Chile, ubicada en Miguel Claro 509, se realiza el lanzamiento del libro “Nace una voz” de la periodista Paula Correa Agurto, publicado por Ediciones Radio Universidad de Chile.
El libro surge a partir de la investigación realizada para su tesis de pregrado, la que fue recogida y becada por el Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (ICIIS). En ella se analiza la larga desavenencia entre el pueblo mapuche y el estado chileno, centrándose en el mecanismo de la huelga de hambre como forma de protesta, en particular la protagonizada por varios presos mapuche durante el año 2010, la que no pasó inadvertida para la población chilena ni para las organizaciones y organismos internacionales de derechos humanos. Dada la épica decisión de poner en riesgo sus propias vidas para visibilizar la violación a su derecho a un debido proceso y llamar la atención de un país que continúa indolente con las justas demandas de este pueblo originario.
El libro es un registro de reporteos, entrevistas exclusivas y lúcida observación de un conflicto que se ha arrastrado desde que nuestros primeros gobiernos decidieran apropiarse de sus tierras ancestrales, someter y segregar al pueblo mapuche. La autora destaca a Natividad Llanquileo, una joven líder mapuche que, como vocera de los huelguistas, logró concitar muy luego el interés nacional y mundial sobre la situación que afecta a este pueblo.
Conversación con la autora
– ¿Cuál es la relevancia que atribuyes a la huelga de hambre como mecanismo de presión de los mapuche en Chile?
Por más radicales que parezcan, las huelgas de hambre son un arma de lucha no violenta que ha logrado cambios relevantes en todo orden: religiosos, políticos y sociales, en Chile y en el mundo.
En los últimos años los pueblos indígenas se han valido de ellas, principalmente, para hacerle frente a abusos judiciales. Una de las movilizaciones que caló hondo en el imaginario colectivo, nacional e internacional, por su extensión, fue la huelga de la activista Patricia Troncoso, conocida como “la Chepa”, quien se mantuvo sin ingerir alimentos sólidos durante 112 días, el periodo más largo de una huelga de este tipo en el país y, claro, la movilización de los presos políticos mapuche de 2010, de la que trata el libro, que contó con el mayor número de dirigentes ayunando de forma simultánea y en la que se observó una coordinación entre los actores del movimiento social mapuche nunca antes vista.
Las huelgas son sin duda un proceso desgastador y extenuante, tanto para los huelguistas como para sus familiares, así como para quienes solidarizan con los ayunantes y se preocupan por su salud. Sin embargo, han tenido efectos, aunque menores, en mejorar las condiciones de presidio. Pero, a mi parecer, lo más relevante no pasa por las negociaciones ni con los acuerdos adoptados con las autoridades al finalizar un proceso, sino por el proceso en sí mismo. En particular el fuerte fenómeno de visibilización de las demandas que producen y como logran romper el cerco informativo de la prensa tradicional. Además, generan unidad en los actores involucrados y un grado de empatía de la sociedad civil en general que, con el paso del tiempo, ha ido en aumento.
Si bien al finalizar un ayuno muchas veces el balance en lo concreto o lo práctico es negativo, las huelgas producen efectos secundarios que no se comprenden si se observan desvinculados del momento histórico y la evolución de los colectivos sociales. –
¿Notas una evolución o involución de los pueblos indígenas en sus derechos?
Sin duda observo una evolución, una mayor conciencia de sus derechos y un reconocimiento de los individuos en su condición de integrantes de nuestros pueblos originarios, que va rompiendo la unicidad de la chilenización impuesta por años. Pero este avance no es solo de los pueblos indígenas, sino también de la sociedad chilena que, de a poco, ha ido reactivándose, saliendo de la inercia. Ahora, en el caso indígena, decir que esto es producto de una o de varias huelgas de hambre me parece arriesgado.
Pienso que es el resultado del desarrollo de un proceso extenso de recuperación y fortalecimiento de la cultura y la identidad, que tiene diversos frentes: desde los observados procesos de reivindicación territorial y las huelgas como forma de hacer frente a los excesos de la judicialización y la criminalización de la protesta social, el trabajo de recuperación de las sociedades y rol tradicionales, el avance en la revitalización de las lenguas madre, y el surgimiento de una serie de estrategias de subsistencia.
En ese marco, el conocimiento sobre los derechos reconocidos por tratados internacionales -muchas veces adscritos o ratificados por nuestro país, como el Convenio 169 de la OIT, por nombrar solo uno- son una tremenda herramienta para posicionarse en un diálogo o negociación con las autoridades que pueda conducir a que el avance sea de ambas partes, tanto de nuestros pueblos como la sociedad en su conjunto.
Sobre la autora
Paula Correa Agurto nació el 4 de abril de 1985 en Santiago, Chile. Es Periodista y Comunicadora Social titulada de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), diplomada en Lingüística y Culturas Indígenas de la Universidad de Chile junto a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) y en la actualidad cursa un Magister en Antropología en la UAHC. Trabaja en Radio Universidad de Chile, donde se desempeña como periodista, productora y sub editora.
Fuente: Observatorio Ciudadano