Las declaraciones de Benkirán ya han comenzando a causar eco en las redes sociales, generalmente con posturas contrarias a las afirmaciones del mandatario islamista.
Benkirán, que no esconde sus opiniones conservadoras, reivindicó el papel de las mujeres como faros o «lámparas» en las familias, y preguntó a los parlamentarios: «¿No sabéis que cuando las mujeres salieron de sus casas, las casas se apagaron?».
«Gracias al cariño, la comida, la bebida, la atención y el control de vuestras madres habéis crecido y os habéis convertido en hombres y mujeres», dijo a los parlamentarios, mientras que hoy en día «hay una modernidad que quiere anular esta dimensión y hacer de la mujer, hombre; y del hombre, mujer».
Consciente del alcance de sus palabras, Benkirán se anticipó a las críticas que ya le llueven en las redes sociales: «No nos culpéis porque damos gran importancia a la dimensión familiar. Si esto es un error, lo aceptamos y nos enorgullecemos de nuestro error».
Las palabras de Benkirán chocan con los objetivos de varios de los ministerios de su mismo Gobierno y hasta de los Objetivos del Milenio de la ONU (objetivo 3: promover la igualdad de sexos), y ponen de manifiesto la raíz profundamente conservadora de los partidos políticos islamistas.
Ayer mismo, el presidente del oficial Consejo Nacional de Derechos Humanos, Dris Yazami, presentó el último informe de su organismo ante el Parlamento, en el que lamentó «las limitaciones del acceso al mercado de trabajo» de las mujeres.
Según cifras del Alto Comisariado del Plan (organismo estadístico) citadas por Yazami, solo un 20,9 % de las mujeres de entre 15 y 59 años tienen un trabajo remunerado.