La representante del colectivo la Voz de los Desaparecidos de Puebla y aspirante a presidir la Comisión de Derechos Humanos (CDH), María Luisa Núñez Barojas, señaló que el Congreso del Estado tiene una enorme responsabilidad ante la renovación de este organismo, pues se debe poner a prueba si en realidad este proceso es democrático.
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En entrevista para El Ciudadano México, la activista en favor de la búsqueda de personas desaparecidas declaró que el Poder Legislativo de Puebla también tiene la tarea de demostrar si en verdad «es tiempo de las mujeres».
Esto porque, desde su óptica, cargos como la titularidad de la CDH de Puebla son espacios pensados únicamente para mujeres provenientes de instituciones, pero no para aquellas que han atravesado violencias y han luchado por los derechos de otros.
«Si hoy en México tenemos una mujer por primera vez presidenta, no es por benevolencia de las instituciones, es porque desde hace más de 71 años muchas mujeres lucharon desde las calles, no detrás del escritorio ni de los privilegios»
María Luisa Núñez Barojas
Representante del colectivo la Voz de los Desaparecidos de Puebla
María Luisa Núñez, quien fundó este colectivo a partir de la desaparición de su hijo, Juan de Dios, mencionó que esa es en realidad la motivación principal para levantar la mano y buscar ser tomada en cuenta para presidir la Comisión, pues instituciones como esa no están diseñadas para las mujeres que no son políticamente correctas.
«Mi postulación es porque se dice que es el tiempo de las mujeres ¿Será verdad? Es el reto que hoy tiene el Congreso del Estado. ¿De cuáles mujeres? De las que hemos tenido que aprender a defender nuestros derechos humanos, no a partir de un trabajo administrativo, no a partir de percibir un salario, sino ver si realmente es tiempo de las mujeres a las que nos ha tocado ir escribiendo los derechos humanos»
La también abogada está convencida de que este rubro debe ir más allá de los conocimientos jurídicos y técnicos, ya que muchas personas que están en la primera línea de batalla en la defensa de estos derechos entienden mejor el concepto debido a sus experiencias.
Para ejemplo de ello está el grupo de padres y madres buscadoras que representa, pues a través de su lucha se creó la Fiscalía Especializada para la Investigación de Desaparición de Personas, así como la creación de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la iniciativa de Ley de Búsqueda de Personas, además de que impulsaron la aprobación de la Ley de Declaración Especial de Ausencia.
«No es suficiente con ser críticos, tenemos que ser propositivos, y nosotros desde esta lucha decimos ‘no están trabajando en materia de derechos humanos ni de derechos de las personas desaparecidas’, entonces también trabajamos»
«La Fiscalía de Puebla es la principal violadora de derechos humanos»
En cuanto a la crítica hacia las instituciones, María Luisa fue enfática al señalar a la Fiscalía General del Estado (FGE) como los principales violadores de derechos humanos en la entidad, junto a todas sus áreas especializadas y sus agentes ministeriales.
Esto porque con base en su experiencia por la desaparición de su hijo, se encontró con una Fiscalía que la revictimizó y usó pretextos para no realizar su trabajo y dar con el paradero del joven de entonces 23 años.
Por ello, opinó que este organismo es parte de la crisis que padece el estado en materia de derechos humanos y acceso a la justicia, aunque reconoce y respeta el trabajo del Instituto de Ciencias Forenses y los peritos dedicados a la identificación humana.
La lucha que continúa
A pesar de que la búsqueda de su hijo terminó después de cinco años, cuando ella misma lo halló sin vida al interior de una fosa clandestina, su activismo no concluyó ahí, pues decidió continuar al frente del colectivo que fundó, con la finalidad de seguir dando acompañamiento a otras personas que viven la misma angustia por la que ella pasó tras la desaparición de un ser querido.
«Ante una situación así, nadie puede sola. No me parece ético armar un colectivo y que ahora yo ya encontré, yo ya me voy. Yo no pude con eso, ya no podía irme, porque se lo debo a la vida y porque también se lo dije a mi hijo»
Irónicamente, los agravios y violaciones a derechos humanos que ella sufrió son también un motivante para continuar con la lucha que inició y una razón más para querer cambiar el panorama de Puebla en este rubro.
Ilustración: Iván Rojas
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