En un controversial discurso durante la Cumbre Nacional de la Fe, celebrada la semana pasada en las afueras de Atlanta, Georgia, el célebre pastor Jonathan Cahn trazó un paralelo entre el expresidente Donald Trump y el rey bíblico Jehú. Cahn, conocido por sus mensajes sobre profecías bíblicas, sugirió que Trump fue «llamado por Dios» para desempeñar un papel similar al de Jehú, el rey guerrero del Antiguo Testamento, quien se destacó por su misión de «drenar el pantano» y eliminar el culto al dios pagano Baal.
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«Presidente Trump, usted nació para ser una trompeta de Dios, un vaso en sus manos», afirmó Cahn durante su intervención, en la que también estuvo presente el exmandatario y actual aspirante republicano a la presidencia. El pastor explicó que Jehú, al asumir el poder, se alió con los conservadores religiosos de su tiempo para acabar con el culto a Baal, que implicaba, según Cahn, el sacrificio de niños. «Dios te eligió a ti para derrocar el culto a Baal de EE.UU.», sentenció, en una clara referencia a las políticas conservadoras que Trump ha defendido a lo largo de su carrera política.
En su mensaje, Cahn recordó que, según el relato bíblico del Segundo Libro de los Reyes, Jehú ordenó la ejecución de la reina Jezabel y desmanteló las estructuras paganas en Israel, arrebatando el poder a los adoradores del dios fenicio Baal.
Esta comparación ha generado reacciones encontradas entre los sectores religiosos y políticos del país, con algunos señalando el riesgo de emplear figuras bíblicas para justificar movimientos políticos contemporáneos. A medida que Trump sigue consolidando su base entre los votantes evangélicos, el discurso de Cahn refuerza la percepción de que el expresidente continúa siendo visto como un líder providencial por ciertos grupos religiosos.
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