JD Vance, senador por Ohio y una figura emergente en la política estadounidense, ha sido elegido como el próximo vicepresidente de Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los vicepresidentes más jóvenes de la historia moderna del país. A sus 40 años, Vance ha recorrido un camino sorprendente, pasando de ser un crítico de Donald Trump a uno de sus defensores más leales. Ahora, dos años después de haber sido elegido por primera vez como senador, Vance se prepara para asumir un rol clave en la administración de Trump.
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Vance es conocido por su libro de memorias Hillbilly, una elegía rural, donde relató su infancia en un entorno de clase trabajadora en Ohio, lo que lo catapultó a la fama nacional. Aunque en sus inicios criticó duramente a Trump, incluso comparándolo con una «heroína cultural», su postura cambió cuando comenzó a prepararse para su carrera política. Trump lo respaldó en su contienda para el Senado, lo que resultó decisivo para su victoria en las primarias y en las elecciones generales de 2022.
Su cercanía a Trump ha generado interrogantes sobre su capacidad para ejercer un contrapeso real dentro del gobierno. Vance es visto como una figura en deuda política con el expresidente, lo que, según expertos, plantea dudas sobre si podrá desafiar a Trump cuando sea necesario. Este aspecto es particularmente relevante considerando que la vicepresidencia, tradicionalmente, ha sido una posición desde la cual se pueden moderar algunas de las posturas más controvertidas del presidente.
A lo largo de la campaña vicepresidencial, Vance se mostró como un político hábil y combativo. Durante sus 16 semanas como compañero de fórmula de Trump, participó activamente en numerosos actos públicos y entrevistas, posicionándose como un defensor firme del movimiento America First. No obstante, sus comentarios polémicos sobre inmigración y las “mujeres sin hijos” generaron críticas significativas, especialmente por su insistencia en promover narrativas infundadas sobre inmigrantes haitianos.
A raíz de ello, JD Vance se ha consolidado como uno de los principales portavoces de una nueva generación de conservadurismo en Estados Unidos. Con un estilo agresivo, Vance ha captado la atención del país al adoptar un enfoque polémico, que recuerda al del expresidente Donald Trump, pero que parece ir incluso más allá en su disposición a provocar controversia. Vance es una figura dispuesta a llevar el conservadurismo a nuevos extremos.
Vance, visiblemente afectado por el segundo atentado contra la vida de Trump, arremetió contra la vicepresidenta Kamala Harris, a quien culpó de los problemas del país y sugirió que la izquierda es responsable de la retórica que, según él, incita a la violencia.
Con su elección, Vance hereda no solo la vicepresidencia, sino también el desafío de mantener y fortalecer la base electoral de Trump, compuesta en gran parte por votantes de clase trabajadora. Además, deberá lidiar con las divisiones internas del partido republicano y con una oposición demócrata que lo percibe como un político divisivo y poco conciliador.
Vance se convertirá en el vicepresidente número 50 del país y el tercero más joven en ocupar el cargo, tras John Breckinridge y Richard Nixon, ambos de corta edad cuando asumieron. El ascenso de Vance a este puesto refuerza su protagonismo en la política estadounidense, pero también augura un periodo de desafíos y controversias en el panorama político nacional.
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