Como un acto más de las crónicas acciones de manipulación y desinformación mediática de Washington y los suyos, se nos advierte hoy, con espanto y horror, que el mundo occidental se enfrenta a una alianza política-militar que puede hacer temblar al mundo. Esto, bajo las supuestas amenazas del eje Moscú–Pyongyang y la posibilidad que tropas de Corea del Norte combatan a favor de la Federación Rusa. Esto, en suelo ucraniano.
La hipocresía del gobierno de Estados Unidos, la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y en general todos los gobiernos que se enmarcan en aquello que llaman la civilización occidental, u otros que, no siendo de este sector del mundo, son aliados incondicionales de Estados Unidos, como es el caso de Corea del Sur, Taiwán y Japón, muestra de ese afán de seguir manteniendo una supremacía, que sólo ha traído desgracias, muertes y destrucción a nuestros países, principalmente en Asia, África y Latinoamérica.
Con relación a Ucrania y la guerra que se libra en ésta desde febrero del año 2022, ha significado presentar, por los gobiernos que hoy desgarran vestiduras respecto al posible apoyo del gobierno de Kim Jong-Un, un rostro de falsedad absoluta. Hacer oídos sordos, desviar la vista y enmudecer cuando se les recuerda que en lo que llaman la guerra contra Rusia participa no sólo Estados Unidos, sino que el conjunto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y usando como testaferro al régimen ucraniano.
Y, si consideramos en este análisis geopolítico internacional, lo que representa el proceso de genocidio que lleva a cabo el régimen sionista israelí contra Palestina -y al cual ha sumado al Líbano-, simplemente desvían la vista, mientras entregan apoyo político, financiero, diplomático y militar a la entidad nacionalsionista judeo-israelí. No existen llamados de alerta, desde ese Occidente, frente a un régimen como el de Tel Aviv que, con la posesión de armas nucleares y su afán expansionista, desestabilizador, agresivo y violador de las leyes internacionales, es el verdadero enemigo de los pueblos.
¿Por qué hablo de esta conducta de simulación, tanto en el plano de lo que acontece en Ucrania como en Asia occidental? Principalmente, porque utilizando como vocero inoficioso de la alerta occidental a la ONU, se advierte sobre una peligrosa escalada de la guerra en Europa oriental, si acaso Corea del Norte despliega tropas en Ucrania en apoyo a la Federación Rusa. Recordemos que el país euroasiático enfrenta una guerra hibrida contra Estados Unidos, la OTAN y Ucrania como testaferro, incluso mucho antes de febrero de 2022.
Efectivamente, la política de cerco contra Rusia comenzó desde el momento mismo del fin de la URSS y el campo socialista. Misma idea que debemos tener en cuenta cuando analizamos el proceso de ocupación, colonización y exterminio del pueblo palestino por parte del régimen nacionalsionista, que tiene su hito de inicio con el nacimiento a la arena internacional de esta entidad el 14 de mayo de 1948, como también contra El Líbano que ha sufrido tres invasiones del ente nazisionista en los últimos cincuenta años.
El secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, convertido en vocero de los gobiernos occidentales, ha declarado “Hay que hacer todo lo posible para evitar cualquier internacionalización de este conflicto” (1). Haciendo alusión con ello a la posible entrada en combate de 10 mil efectivos norcoreanos, aliados de Moscú, para luchar contra las tropas de Ucrania, los mercenarios y los militares de la OTAN camuflados en el ejército neonazi ucraniano. Washington y su matriz.
Si esta información relacionada con Corea del Norte fuese así ¿Cuál es el problema? Es que acaso la ONU y el Sr. Guterres han levantado la voz por la política de máxima presión llevada por Occidente contra Rusia desde el año 1991 a la fecha. La política de cerco, ataques, sanciones, bloqueo, congelamiento y robo de activos de Rusia que superan los 300 mil millones de dólares y que tanto Washington como la UE han decidió usar parte de ese dinero para apoyar al régimen kievita en forma de créditos para la compra de más armas (que benefician a los complejos militar-industrial de los gobiernos occidentales) y mantener las remuneraciones de la burocracia ucraniana y sus fuerzas armadas.
Surge otra interrogante ¿La ONU ha dicho algo relacionado con las 800 bases estadounidenses de la cuales un porcentaje importante rodean Rusia, que van desde los países bálticos hasta Turquía y que ello significa un peligro cierto para múltiples países y un catalizador de la carrera armamentista? Bases que en Asia Occidental han servido, igualmente, para apoyar las acciones de ataque contra Palestina, El Líbano, Irak, Siria, Yemen y la República Islámica de Irán.
Guterres no ha alzado jamás la voz cuando se trata de sostener lo peligroso que es destinar, hasta ahora, 450 mil millones de dólares en armas y financiamiento para mantener el régimen de Volodimir Zelensky. No se ha condenado, desde la ONU o las cancillerías europeas, el asesinato de 25 mil hombres, mujeres y niños ruso-parlantes de la región del Donbás. Esto, desde el año 2014 cuando se derroca al ex presidente Viktor Yanukovich, a manos de los grupos neonazis y mercenarios de más de 30 países que apoyan a Ucrania con dinero occidental.
No hemos leído ni escuchado, absolutamente ninguna crítica o petición de freno a la entrega que efectúan países como Gran Bretaña, Alemania, Suecia, España, Polonia, Noruega, Dinamarca, Italia, entre otros, de armas a destajo: misiles, aviones, cañones autopropulsados, helicópteros, obuses, tanques, blindados, drones, sistema de lanzamisiles, tecnología de espionajes, que han servido para presionar, desestabilizar e incluso atacar directamente territorio ruso (2).
Frente a esa realidad la respuesta es que el Sr. Guterres, que ejerce el cargo de secretario general de la ONU, no ha emitido opinión alguna, no ha aplicado la Carta de las Naciones Unidas, no sólo para aquellos países europeos que, mediante su alianza con Washington, amenazan la paz. Misma conducta con respecto al régimen sionista, al que jamás se le ha aplicado el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas (3), aunque las pruebas y hechos así lo demuestran sin lugar a duda.
Nada ha dicho el Sr. Guterres y menos aún toda esa tropa de gobiernos lacayos, cervatillos y sirvientes, que no tienen moral alguna para criticar ni condenar las decisiones que tomen gobiernos soberanos como Rusia y Corea del Norte. Sr. Guterres, la ONU, la UE u otros organismos que vociferan respecto a la defensa de las leyes internacionales y la necesidad de detener la guerra, pero, nada concretan respecto a exigir que, Estados Unidos y la asociación delictiva denominada OTAN, detengan el flujo de armas y dinero, tanto a Ucrania como al mencionado ente infanticida israelí.
Traigo a colación las palabras del canciller ruso, Serguei Lavrov, frente a la preocupación expresada por Antonio Guterres: “el secretario general de la ONU se acordó de la internacionalización casi tres años después de que Occidente preparara a Ucrania para la guerra y estuviera dirigiendo esta guerra directamente sobre el terreno» (4). El ministro ruso instó a la oficina del secretario general a leer la Carta de las Naciones Unidas en su totalidad y no sólo la parte en la que quiere hacer hincapié en el contexto de la crisis ucraniana sobre la cuestión de la integridad territorial y el derecho de las naciones a la autodeterminación.
Lavrov recordó que Occidente, con el pleno apoyo de la Secretaría General de esta organización, exige «restaurar Ucrania» a sus fronteras de 1991, citando el principio de la Carta de la ONU sobre el respeto a la integridad territorial de los Estados. «Todo parece coincidir: tanto la Carta tiene esa disposición como la resolución de la Asamblea General. Pero parte de la verdad, es peor que una mentira. Porque la Carta de la ONU, antes de que en ella se mencione la integridad territorial, contiene el reconocimiento del derecho de las naciones a la autodeterminación, que sirvió de base para el mayor proceso de la historia reciente: el proceso de descolonización», señaló Lavrov en clara alusión no sólo al derecho de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, sino también el pleno derecho de Palestina en el derecho a su autodeterminación.
En el caso específico de Rusia, recordemos que el gobierno presidido por Vladimir Putin inició, el 24 de febrero del año 2022, una operación política militar denominada de desnazificación y desmilitarización del régimen de Volodimir Zelensky. Un gobierno proeuropeista y otanista, empeñado en atacar al Donbás y con ello detener los afanes de autodeterminación de lo que serían posteriormente las mencionadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.
Una operación cuyo objetivo fundamental es proteger a la población ruso parlantes, con fuertes vínculos históricos, culturales con Rusia, de un genocidio por parte del Gobierno de Kiev y, al mismo tiempo, atajar los riesgos de seguridad nacional que representa el avance de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este, hacia la frontera occidental de Rusia, que, tras la disolución de la URSS, exigió garantías de seguridad que han sido violadas crónicamente.
Por Pablo Jofré Leal
Artículo para HispanTV.
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NOTAS
- https://www.dw.com/es/guterres-preocupado-ante-presencia-norcoreana-en-ucrania/a-70677709 ↩︎
- https://espanol.almayadeen.net/articles/1879388/ucrania–llueve-armas–dinero-y-los-muertos-se-multiplican ↩︎
- Carta de las Naciones Unidas, Capítulo VII: Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión. https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-7 ↩︎
- https://vocesdelsur.prensa-latina.cu/eeuu-prepara-a-europa-para-un-conflicto-militar-directo-con-rusia/ ↩︎
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