Un pueblo que se hunde y la radiestesia en la historia del potasio

Los primeros depósitos de potasa fueron descubiertos junto a minas de sal de Sajonia, en Alemania en 1851, país que durante más de medio siglo mantuvo el monopolio del demandado fertilizante, entregando así un generoso aporte a su industrialización. De igual modo, la sobre explotación acabó hundiendo al pueblo de Staßfurt. En Alsacia, los depósitos descubiertos en 1904, fueron gracias a la radiestesia, técnica ancestral que se valía de una vara para buscar aguas subterráneas. Chile hoy es el 9º productor de potasio en el mundo.

Un pueblo que se hunde y la radiestesia en la historia del potasio

Autor: Mauricio Becerra

El descubrimiento de grandes yacimientos subterráneos de sales de potasio en las minas de sal de Staßfurt, en 1851, revolucionó al pequeño pueblo medieval de la Alta Sajonia alemana. Eran los albores de la Revolución Industrial en Alemania, país en donde la disponibilidad del potasio para la agricultura y la exportación, junto a otros recursos naturales, fue la base para la incipiente configuración de la Alemania industrial que hoy conocemos. El potasio en un comienzo, y, para 1870 productos como los alcaloides y las tinturas industriales, potenciaron el desarrollo de todo un sistema que comenzó a conectar los laboratorios, las universidades y una incipiente industria química.

La potasa, en este proceso, durante casi media centuria fue el oro de Staßfurt.

Hasta esa época el potasio era obtenido de las cenizas vegetales, lo que, junto a la agricultura y la ampliación de las urbes, implicó la deforestación de gran parte de los bosques europeos. Sin embargo, con el desarrollo de la química de síntesis se comenzó a vislumbrar que el Potasio era un gran fertilizante en la producción agrícola. Cuando en 1869, el químico ruso Dmitri Mendeléyev diseñó la Tabla Periódica de los Elementos, incluyó al Potasio con el símbolo K, el mineral ya era reconocido por sus propiedades en el crecimiento de los cultivos, junto con el Nitrógeno (N) y el Fósforo (P).

La explotación del mineral cambió por completo al pueblo de Staßfurt, cuya importancia desde la Edad Media fue ser una localidad en las alturas en medio de la antigua ruta comercial y de la sal entre Lüneburg y Halle. A comienzos del siglo XIX, se abrieron en sus proximidades las minas de sal del cordón montañoso de Harz, en donde se descubrieron los yacimientos de potasa, la que comenzó a ser extraída en sus comienzos a través de la evaporación de la sal sacada de la cantera.

Una vez agotados los depósitos superficiales de potasa se comenzaron a abrir pozos cada vez con mayor profundidad, alcanzándose concentraciones de potasa y magnesia a 330 metros bajo la superficie.

Para 1900 las minas llegaban a 500 metros de profundidad. Si bien gran parte de la producción de potasa era para su uso directo en agricultura, 150 mil toneladas del mineral eran separadas para fabricar Nitrato de Potasa en combinación con el nitrato de soda del norte chileno, el que era exportado desde puertos como Iquique en dirección a Hamburgo, desde donde era transportado hasta Colonia, en donde estaban las fábricas que combinaban ambos productos.

En 1918, el geólogo alemán contratado en Chile, Johannes Brüggen, comentaba que la tercera parte de todo el cloruro de potasio europeo era usado para producir nitrato de potasio a partir del salitre producido en la Región de Tarapacá.

Alemania durante más de medio siglo mantuvo el monopolio de la producción del potasio. Y para sustentar la demanda se encomendaron varias exploraciones que constataron que había yacimientos de potasa esparcidos por casi todo el territorio. Los depósitos encontrados en el centro del país tenían un espesor de 30 a 40 metros, comentó el geólogo Brüggen.

Se produjo así una proliferación de minas en la región de Sajonia y en toda Alemania, las que para esa fecha sumaban 22, dando trabajo a ocho mil mineros, otros 10 mil empleos en laboratorios químicos con 800 técnicos y científicos, según detalló un informe para los financistas de un proyecto de potasa en el norte chileno hecho por el abogado liberal Juan E. Mackenna.

Además de los empleos y de la riqueza generada, también las sales de potasa estimularon el desarrollo de todo un sistema de innovaciones científicas en su entorno. Ocurrió así con el químico e ingeniero Adolph Frank, quien tras doctorarse en Química en 1862 con una tesis dedicada a la producción de azúcar en Staßfurt, se afanó en investigar sobre el uso de la potasa como fertilizante artificial, obtuvo una patente para dicha aplicación a partir de una base de cloruro de potasio y montó su propia industria. Sobre la base de dichas pesquisas creó un método para extraer bromo de las minas de sal; otro para extraer cianamida del calcio, un fitoregulador que adelanta la floración; el colorante oscuro de las botellas de cerveza para proteger el brebaje de la luz y la producción de hidrógeno, usado posteriormente en los dirigibles. El encuentro de Frank con la potasa en Staßfurt cuando hacía su tesis doctoral significó la puesta en marcha de todo un sistema inventivo.

Mientras Frank diseñaba todos estos inventos la producción de potasa fue en aumento. Si en 1861 se fabricaron 2.293 toneladas, para 1901 las minas de Staßfurt entregaban 3.484.694 ton.

En 1909 la producción de sal potásica llegó a 6.901.154 ton.

La importancia para los cultivos de la potasa era de tal magnitud en la época que su importación estaba libre de derechos aduaneros en Europa y Estados Unidos.

Para 1911, la potasa generaba una demanda tres veces superior al salitre como abono para la agricultura.

UN PUEBLO QUE SE HUNDE

Las riquezas generadas por la potasa en Alemania fueron sostenidas por un rígido régimen para mantener el control del precio y la producción desplegado por los principales dueños de las minas de potasio alemanas, quienes comenzaron a establecer primero acuerdos tras bambalinas y, posteriormente constituyeron gremios. Así, en 1888 surgió el Sindicato Alemán de Potasa en Staßfurt, conformado por los propietarios de las siete fábricas de sal de potasa existentes, quienes se preocuparon de regular la venta de sales de carnalita, fijar precios, cuotas de financiamiento y promover las exportaciones. En 1890 fundaron su sede de 13 plantas en la calle Leopoldshall y para 1919 confluyeron en la conformación de la Deutsche Kalisyndikat GmbH, organización de productores de potasa de toda Alemania.

Cartel de la Deutsche Kalisyndikat GmbH, sindicato de la potasa de Alemania que mantuvo el control de la producción hasta 1918.

Al mismo tiempo que crecían para arriba los beneficios de la potasa, allá abajo en las minas la sobre explotación provocó desde las primeras décadas de funcionamiento que se inundaran los pozos de potasa, los que pese a los sucesivos trabajos de drenaje provocaron el cierre de los más profundos para 1900.

Tanta tierra horadada provocó que el terreno a su alrededor comenzara a ceder, alcanzando hasta el pueblo de Staßfurt que a medida que aumentaba la extracción de sales de potasa se iba hundiendo. A comienzos fueron pocos centímetros que fueron bajando algunas casas, luego algunos edificios próximos al centro comenzaron a inclinarse y luego a hundirse. Pronto el fenómeno fue extendiéndose a todo el pueblo. Así el ayuntamiento, la escuela, la plaza del mercado y hasta la iglesia con su campanario comenzaron a ser tragados lentamente por la tierra. Para 1905 se calculaban ya unas 800 casas que debieron ser derribadas, incluyendo la escuela, el ayuntamiento y la iglesia de St. Johannis, que cuando fue clausurada, en 1884, ya estaba siete metros más abajo que su nivel original.

La Revolución Industrial también implicó la diversificación de los usos de las variadas manufacturas que el mismo proceso iba generando. Todo era máquina e inventiva. Los usos de la potasa desbordaron el campo agrícola para insertarse de lleno al interior de los procesos productivos en pleno auge de la sociedad fabril. En Alemania, dos terceras partes de su producción eran para hacer cloruro de potasio, ⅛ se destinaba para sulfato de potasa y la totalidad del sulfato cristalizado era usado por industria para elaboración de carbonato de potasa, potasa cáustica, nitrato de potasa, clorato de potasa, cromato de potasa, alumbre, cianito de potasa, bromido de potasa, óxido de potasa, permanganato de potasa y prusiato amarillo de potasa, según detalló el pormenorizado informe hecho en 1911 por Juan E. Mackenna, para los accionistas de la Compañía Minera Pintados.

Los usos eran tan variados como los productos obtenidos, siendo requerida por médicos, fotógrafos, pintores, tintoreros, limpiadores, blanqueadores, tejedores, jaboneros y electricistas. También el potasio era utilizado en la fabricación de refrigerantes artificiales, pólvora, fuegos artificiales, fósforos, papel, vidrio y anilina, para extraer el oro de sus minerales. “No hay industria alguna en que la potasa no figure entre uno de sus componentes”- comentó Mackenna.

LA RADIESTESIA EN EL DESCUBRIMIENTO DE LA POTASA ALSACIANA

En la región de Alsacia, próximos a la frontera con Alemania y Suiza, la confluencia de la radiestesia, un saber tradicional para la búsqueda de aguas subterráneas con ingenieros expertos en perforaciones permitió en 1904 encontrar opulentos depósitos de potasa. Se trató de las exploraciones del industrial y fabricante de torres de perforación profunda, Joseph Vogt, en sociedad con los terratenientes Amélie y Albert Zürcher y del cervecero y zahorí, Jean-Baptiste Grisez.

Pique de una de las minas de Potasa de Alsacia a comienzos del siglo XX.

Luego de la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana, en 1871, Alsacia pasó bajo dominio del imperio alemán.

Grizet heredó una cervecería familiar y con el tiempo libre que disponía se dedicó a la radiestesia desde la década de 1890. también llamada técnica zahorí es utilizada en zonas campesinas para la búsqueda de aguas subterráneas y poder excavar un pozo. El zahorí estimula la conciencia sensorial con ayuda de péndulos o una vara de madera con forma de Y, desplazándose por el terreno estudiado en busca de señales de movimientos de agua, siendo capaz de detectar no sólo su ubicación, sino el caudal y profundidad. Grizet desarrolló la técnica y desplazó el foco en la prospección de minerales, por lo que acabó usando una vara de radiestesia para buscar agua, petróleo y carbón.

Francia para la época era terreno fértil de saberes y técnicas herederas del mesmerismo de fines del siglo XVIII, que asumían la existencia de fluidos magnéticos invisibles. Dichas doctrinas teóricas también influyeron en el espiritismo y el hipnotismo, de gran aceptación a mediados del siglo XIX. Grizet era hijo de su época y aplicó toda su práctica como zahorí tras conocer en 1903 a Vogt, mientras realiza prospecciones radiestéticas en las tierras de Bourbach. Radiesteta e ingeniero se hicieron amigos y socios para partir en busca de la potasa alsaciana.

Un año después encontraron depósitos subterráneos consistentes en dos capas de cloruro de potasio separadas unos veinte metros entre sí a una profundidad entre los 400 y los 1.100 metros. Estudios geológicos posteriores dan cuenta de que la primera capa tiene dos metros de espesor conteniendo un 40 por ciento de cloruro de potasio; en tanto la segunda capa alcanza los cinco metros de espesor y contiene aproximadamente un 30% de cloruro de potasio. Ambas capas potásicas están acompañadas de un estimado 60 por ciento de cloruro de sodio.

El 13 de junio de 1906 los socios fundaron la Gewerkschaft Amélie (sociedad), financiada con capitales alemanes debido a que los industriales de Mulhouse se negaron a invertir y los bancos parisinos ofrecían condiciones draconianas. La explotación del yacimiento comenzó en febrero de 1910. En los siguientes años se excavaron 13 pozos, aunque al igual que en Sajonia, con el tiempo se hundieron dos. En tanto, los dueños de los pozos se agruparon en Minas de Potasse d’Alsace (MDPA).

Tras firmarse el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, luego de un breve período de diez días de la República Soviética de Alsacia-Lorena conducida por campesinos e independentistas alsacianos, la región volvió a ser integrada a golpes de policía a Francia. Las minas, en tanto, en mayo de 1924 fueron compradas por el Estado francés, pagándose 208 millones de francos por las MDPA. Una ley del 23 de enero de 1937, hizo efectiva la nacionalización, estableciendo “el régimen definitivo de las minas estatales de potasa de Alsacia y la organización de la industria de la potasa”.

Entre 1925 y 1930 se produjo el despegue de la potasa alsaciana, completándose cerca de una veintena de pozos de extracción. Para ese último año laboraban 11 mil trabajadores en las minas, levantándose pueblos mineros y obras sociales en la región financiados con recursos del MDPA, lo que atrajo trabajadores y familias de varias regiones aledañas. Wittelsheim, uno de los municipios de la región minera, si a principios del siglo XX tenía unos cientos de habitantes, en 1929 estaban registrados allí siete mil personas.

Pero llegaron los golpes de la crisis de 1929, bajando la venta de sales potásicas, lo que fue deteniendo la producción a fines de 1930, lo que generó desempleo. En mayo de 1936, poco tiempo antes de que el Frente Popular francés llegara al poder, estalló una gran huelga de los mineros de la potasa alsaciana, cansados ya de magras condiciones de vida y trabajo. Para comienzos de la década siguiente la invasión alemana de la Segunda Guerra Mundial puso entre sus focos la región alsaciana. Tras el armisticio del 18 de junio de 1940, Alsacia fue anexionada y el MDPA quedó bajo supervisión del Elsässische Kaliwerke del III Reich. Un mes después se produjo la catástrofe de la mina Rodolphe que dejó a 25 mineros muertos tras inhalar gas grisú, evento que ha sido el más mortífero en la historia minera alsaciana.

La región fue liberada por los aliados en febrero de 1945 tras cruentos combates, los que dejaron importantes daños en la infraestructura minera. La reconstrucción tardó años y fue posible con los recursos aportados por el Plan Marshall. A fines de esa década, la MDPA logró estabilizar la producción de potasa, fueron ampliadas perforaciones como el pozo Rodolphe y se mecanizó la línea productiva, introduciéndose nuevas tecnologías mineras, como los carros mineros a batería, conocidos como equipos Joy. Todas estas iniciativas influyeron en el aumento de la productividad y la necesidad de mano de obra. Para 1948 la MDPA alcanzó la cifra más alta en su historia de empleados con 13.880 trabajadores registrados.

En las décadas siguientes se excavaron y abrieron nuevos pozos, como Berrwiller (1962), Staffelfelden (1972) y Schoenensteinbach (1973), aumentando a 24 la cantidad de fosos perforados en la cuenca de Alsacia.

ESTIMULANDO EL CAMPO DE LA GEOLOGÍA

Al igual como ocurrió en Alemania, la potasa en Francia estimuló el campo de la geología como disciplina científica. Ya en 1926 una sociedad minera, las Mines Domaniales de Potasse d’Alsace, creó un servicio geológico privado cuya misión era perfeccionar el conocimiento de los yacimientos de potasa alsaciana y, a partir de la segunda mitad del siglo XX, descubrir e investigar sobre nuevos yacimientos de potasa alrededor del mundo.

El servicio de geología fue creado y dirigido por Vinceslas Maikovsky, quien entre 1926 y 1964, fecha de su jubilación, además de realizar investigaciones prospectivas, fue produciendo una colección de material geológico y minero que hoy atesoran una de las colecciones mineralógicas más ricas de Europa, con más de cinco mil muestras y especializadas en sal gema y potasa. El sucesor de Maikovsky fue el geólogo Jean-Marie Schlund, quien condujo investigaciones para determinar la explotabilidad del potasio en el Salar de Atacama.

La potasa también sirvió de abono para el surgimiento de un circuito de revistas científicas y de divulgación en torno del mineral. En 1927 comenzó a ser publicada ‘La Potasse. Bulletin d’information de la Société commerciale des potasses d’Alsace’, cuyas ediciones dedicadas a difundir productos y tecnologías en torno de la explotación del potasio, perdurarían hasta 1947.

En 1946 surgió ‘La Gazette des mines de potasse’, que estaría vigente hasta 1974. Y en 1955 comienza a circular ‘La Potasse Revue Mensuelle Agricole’.

Las revistas son nichos editoriales en torno de un producto, cuya producción de material informativo y gráfico contribuye en la constitución de un campo de negocios y de conocimientos. Así surgió en el país vecino, en Suiza, a partir de 1952 el Institut International de la Potasse, instancia que se define como un espacio de investigación en torno del mineral y que también editan su revista, la ‘Revue de la potasse’.

El auge de la potasa en Alsacia duraría hasta la década de 1960. Si bien, desde 1954 se comenzaron a cerrar algunos pozos, la clausura del pozo Ensisheim en 1961 inició el declive de la industria de potasa francesa. Los últimos pozos fueron cerrados a fines del siglo XX: Ungersheim en 1997, Marie-Louise en 1998, Berrwiller en 2001 y Amélie en 2002, tras un incendio.

De igual forma, las minas de sales potásicas de Alsacia cumplieron en 2004 un siglo de actividad, período en que se calcula se extrajeron del subsuelo de la región 567 millones de toneladas de mineral de potasa en bruto. Un museo con más de cinco mil muestras de piezas geológicas y mineralógicas, dirigido hasta su muerte reciente por el geólogo Jean-Marie Schlund, atesora esa historia.

LA ACTUAL PRODUCCIÓN MUNDIAL DE POTASIO

Con el descubrimiento de nuevos yacimientos de sales de potasa en la segunda mitad del siglo XX las fuentes de este fertilizante en el mundo se han diversificado. Además del nitrato de potasio exportado desde el norte de Chile, se descubrieron nuevos depósitos en el mundo, como los localizados en Colomb-Bechar en Argelia, la región de Khemisset en Marruecos, Zarzis en Túnez; además de depósitos en Gabón, Congo, Angola y Botswana.

Los principales productores mundiales en 2023 fueron Canadá; Rusia; China; Bielorrusia; Alemania; Israel; Jordania; Laos; Chile y Estados Unidos, según cifras reportadas por el Mineral Commodity Summaries 2024 del U.S. Geological Survey (1).

De igual modo, el suministro y precios recientes se han visto afectados por las sanciones impuestas a Rusia y Bielorrusia, luego de iniciarse la guerra entre Rusia y Ucrania, en 2022. Si el año siguiente el precio aumentó, los productores incrementaron a su vez los inventarios del mineral, para 2023 se redujo la producción mundial debido a la necesidad de reducir las reservas guardadas. De esta forma si en el primer trimestre de 2022 aumentaron los precios de la potasa, estos comenzaron a disminuir en el segundo semestre del mismo año.

El consumo mundial de potasa en fertilizantes también aumentó, pasando de 35,7 millones de toneladas en 2022 a 37,1 millones de toneladas métricas en 2023. Las principales regiones consumidoras son Asia y América del Sur.

EL POTASIO EN EL ACUERDO SQM-CODELCO

Chile en 2022 y 2023 fue el noveno productor de potasio en el mundo y gran parte de este potasio es producido por SQM, el que es comercializado junto al nitrato. Hasta el año 2021, el potasio era el principal ingreso de la empresa de Julio Ponce Lerou, cuando fue reemplazado por el litio. El año pasado los fertilizantes representaron el 12% de sus ventas, equivalentes a US$ 900 millones. En tanto, en el primer trimestre de 2024 -según datos de SQM- las ventas de fertilizantes representaron el 33% de su utilidad bruta.

En el acuerdo SQM-Codelco que prolonga la participación de SQM en la explotación del Salar de Atacama hasta 2060, el negocio se mantiene en forma exclusiva, garantizando a la empresa de Ponce Lerou una posición dominante en mercado. Así aparece en el Memorandum de Entendimiento (Mou) firmado el 31 de mayo de 2024, se obliga a la cuprífera estatal vender el 100% de los productos de Potasio a SQM. En el punto 2.15 se establece un contrato de offtake “por el cual la Parte SQM podrá comprar el cien por ciento (100%) de los Productos de Potasio que produzca la Sociedad Conjunta”.

Un contrato offtake (compraventa) implica el acuerdo de venta futura de los bienes producidos, lo que asegura la posición de SQM en el mercado del Potasio a futuro, así como también las ganancias obtenidas. En la página 11 del acuerdo se especifica directamente los productos de potasio, que incluyen al Potasio, Cloruro de Potasio, Carnalita de Potasio y “cualquier subproducto, derivado o compuesto de los mismos, extraído de la Salmuera”. Dos párrafos más abajo se vuelve a mencionar al Potasio, esta vez dentro de la categoría de ‘Productos No Litio’, junto con el Cloruro de Magnesio (bischofita) y el Cloruro de Sodio (halita) “compuestos por minerales extraídos de la Salmuera, en la forma actualmente producidos por SQM Salar”.

Según el reciente informe sobre minerales del U.S. Geological Survey (2024) se proyecta que la capacidad de producción anual mundial de potasa aumentará de 64,3 millones de toneladas de óxido de potasio (K₂O) en 2023 a aproximadamente 67,6 millones de toneladas de K2O en 2026. La mayor parte del aumento correspondería a cloruro de potasio (MOP) de nuevas minas y proyectos de expansión en Laos y Rusia. Se prevé, además, que las nuevas minas de MOP en Bielorrusia, Brasil, Canadá, Etiopía, Marruecos, España y Estados Unidos comiencen a operar después de 2026.

Por Mauricio Becerra R.

NOTAS

  1. U.S. Geological Survey. Mineral Commodity Summaries (2024)
    https://pubs.usgs.gov/publication/mcs2024 ↩︎


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