El 14 de noviembre de 2018, el asesinato de Camilo Catrillanca marcó un antes y un después en la lucha del pueblo mapuche y en la historia de la represión estatal en Chile. Camilo, de solo 24 años, fue abatido por disparos del Grupo de Operaciones Especiales (GOPE) de Carabineros en una operación liderada por el controversial Comando Jungla, creado bajo el segundo mandato de Sebastián Piñera. Esta unidad, entrenada en Colombia y equipada con tecnología de última generación, fue desplegada en la región de La Araucanía con el objetivo de enfrentar lo que el gobierno calificó como «terrorismo mapuche».
Sin embargo, el operativo resultó ser parte de un montaje criminal que buscó justificar la intervención con una falsa narrativa de enfrentamiento armado. La versión inicial fue respaldada por el entonces Ministro del Interior, Andrés Chadwick, y reforzada por el senador Felipe Kast, quienes no dudaron en señalar públicamente que Catrillanca había sido víctima de un cruce de disparos con carabineros. “Vi las imágenes y el intercambio fue intenso”, aseguró Kast, en un intento por validar la represión ejercida en Temucuicui.
Un montaje expuesto: las mentiras de Carabineros y el encubrimiento oficial
A medida que avanzó la investigación, las inconsistencias en el relato oficial comenzaron a salir a la luz. La Fiscalía reveló que no existían videos que confirmaran el supuesto enfrentamiento, y que los carabineros involucrados habían destruido las grabaciones que mostraban el operativo. El sargento Raúl Ávila confesó que sus superiores le ordenaron eliminar la evidencia, lo que puso en evidencia la manipulación orquestada desde altos mandos de Carabineros y respaldada por el entonces gobierno de Piñera.
El montaje no solo incluyó la falsificación de pruebas, sino también la criminalización mediática de Camilo Catrillanca. Gran parte de la prensa replicó la versión entregada por Carabineros y el gobierno, vinculando a Catrillanca con el robo de vehículos en la zona, una acusación que fue rápidamente descartada por la Fiscalía. La narrativa oficial buscó asociar a Catrillanca con actividades delictivas para deslegitimar su figura y la de su comunidad, conocida por su resistencia y demandas territoriales.
El juicio y las condenas: ¿Justicia suficiente?
El caso llegó a juicio y resultó en la condena del ex GOPE Carlos Alarcón, quien recibió una sentencia de 11 años por el homicidio de Catrillanca, y 5 años adicionales por el homicidio frustrado del adolescente que lo acompañaba. El sargento Raúl Ávila también fue condenado, junto a otros implicados, aunque las penas fueron criticadas por la familia de Catrillanca y el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), quienes consideraron insuficientes las sentencias y solicitaron condenas más severas.
Para la familia y la comunidad mapuche, estas condenas representan, al menos, un paso hacia la justicia. Marcelo Catrillanca, padre de Camilo, señaló en 2019 a Interferencia que «antes de la muerte de Camilo yo era un obrero. Pero cuando murió Camilo tuve que cambiar mi forma de vida, aprender de política, ver las declaraciones del ministro del Interior. Tuve que venir acá, buscar la justicia y creo que hemos avanzado, porque siento que la justicia hoy no se burla como lo hicieron con otros peñis muertos”.
El legado de Catrillanca: resistencia y memoria
Seis años después, el asesinato de Camilo Catrillanca sigue siendo un símbolo de la lucha por la justicia y los derechos humanos en Chile. Su muerte expuso el uso excesivo de la fuerza policial y la estrategia de criminalización utilizada contra las comunidades mapuche. La figura de Catrillanca ha trascendido como un emblema de resistencia, no solo para el pueblo mapuche, sino para todos aquellos que luchan contra la impunidad y el abuso de poder.
El legado de represión que dejaron Piñera, Chadwick y Kast ha generado una crisis de confianza hacia las instituciones del Estado, especialmente en las regiones con presencia indígena. Para el pueblo mapuche, la memoria de Catrillanca sigue viva como un llamado a la resistencia y a la defensa de sus derechos ancestrales.
En un país que sigue enfrentando el negacionismo y la manipulación de la historia, el recuerdo de Camilo Catrillanca persiste como una luz de justicia que guía a las nuevas generaciones en la búsqueda de la verdad y el respeto por los derechos humanos.