POR MARTINA CALDERÓN
A pesar de los avances en paridad de género, las recientes elecciones regionales de 2024 en Chile evidenciaron la persistente desigualdad de género en la política. De las 18 mujeres que compitieron por el cargo de gobernadora, ninguna fue elegida, lo que subraya las barreras estructurales y culturales que aún limitan su acceso a altos cargos en las regiones del país.
El 26 y 27 de octubre de 2024, Chile celebró las elecciones regionales, donde más de 15 millones de personas fueron convocadas a votar. En esta oportunidad, 18 mujeres se presentaron como candidatas a gobernadoras, pero ninguna de ellas alcanzó la victoria, lo que subraya las desigualdades de género que siguen siendo un obstáculo para las mujeres en la política nacional.
A pesar de que en los últimos años se han implementado reformas para promover la paridad de género, los resultados de estas elecciones muestran que los avances en términos de igualdad de oportunidades siguen siendo limitados. Los candidatos varones lograron mantenerse al mando de las 16 gobernaciones del país, una clara evidencia de las barreras estructurales que dificultan el acceso de las mujeres a estos altos cargos. Este escenario pone de manifiesto que, si bien la participación femenina en las candidaturas ha crecido, aún queda mucho por recorrer para alcanzar una verdadera equidad de género en los cargos de poder.
El informe Paridad y Poder: Desigualdad en las Gobernaciones Regionales de la Fundación Chile 21 explica que las dificultades para que las mujeres lleguen a estos cargos se deben a la persistencia de factores como la discriminación, los estereotipos de género y la falta de redes de apoyo. Aunque las reformas legales como la paridad en las listas han sido un avance importante, los resultados de estas elecciones demuestran que las estructuras de poder existentes aún favorecen a los hombres y dificultan que las mujeres logren posicionarse en cargos de gobernadores.
La falta de representación femenina en las gobernaciones refleja no solo barreras políticas, sino también sociales y culturales. En entrevista con El Ciudadano, Carolina Rubilar, vocera del movimiento feminista 8M, se refirió a los obstáculos que enfrentan las mujeres en la política, tanto en términos de visibilidad mediática como de apoyo dentro de sus propios partidos.
Según Rubilar, en las elecciones de 2024 las candidaturas femeninas fueron opacadas por la cobertura mediática centrada principalmente en la Región Metropolitana, donde se concentraron las votaciones más relevantes, dejando a las mujeres con menos espacio en los medios.
“Las candidaturas de mujeres tienen menos espacio en la pauta mediática. En estas elecciones, toda la atención estuvo puesta en la Región Metropolitana, donde se concentraron las votaciones de la segunda vuelta. Las mujeres, especialmente en las regiones, no recibieron la misma visibilidad”, explicó Rubilar.
Esta falta de cobertura impacta la forma en que el electorado percibe las opciones disponibles y reduce las oportunidades para las mujeres de conectarse con los votantes.
Rubilar también evaluó las políticas de paridad como un «piso mínimo» desde el cual se debe seguir trabajando, destacando que estos avances requieren no solo normativas o leyes, sino también un cambio cultural profundo. “La paridad es solo el punto de partida. Es necesario un cambio cultural que vaya más allá de las leyes y normativas. Las mujeres en todos los sectores, incluida la política, enfrentan desigualdades que las ponen en desventaja”, afirmó Rubilar.
Rubilar también destacó que, en este contexto, las mujeres políticas aún deben enfrentar prejuicios que no afectan a sus pares varones. «El cuestionamiento que sufren figuras como las diputadas Karol Cariola y Camila Vallejo, que fueron criticadas por ser madres, no fue dirigido a sus colegas hombres. Este tipo de cuestionamientos impacta cómo se percibe a las mujeres en cargos de poder», explicó Rubilar.