El señor Antonio Cordova, dueño de una lancha pesquera a mediados del 2012, al ver a su lancha “Escorpión” que arribaba a la rada de Algarrobo con un extraño recipiente de greda, preguntó a la tripulación de dónde habían sacado eso y le respondieron sus tripulantes, que el objeto había salido en la red de pesca de arrastre de fondo. Desde entonces la había guardado en su patio, hasta que se encontró con José Luis Brito, Curador del Museo de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio y le exhibió una foto de esta “Anfora” y que la quería donar al museo, por lo que se pusieron de acuerdo en menos de una semana, Antonio llego con su preciada donación a comienzos de julio de 2014.
Las primeras indagaciones en el museo, permiten comprobar que esta pieza arqueológica, es efectivamente un ánfora perteneciente a un antiguo navío naufragado en las costas de la provincia de San Antonio, esto por qué según los datos entregados por Antonio Cordova al museo indican que la red a sacado otros restos de cerámica en el mismo lugar, aunque son solo fragmentos que deben estar diseminados en el lecho marino donde se hundió este antiguo barco que llevaba estas ánforas.
Fue encontrada a unas 20 millas marinas de la costa frente a Punta Cordova en el Tabo y a uno 580 metros de profundidad.
Restos de un Naufragio interesante.
Es difícil por el momento determinar a que navío pertenecen estos restos arqueológicos, pero sin duda se debe tratar de un antiguo galeón posiblemente español que naufrago en al zona.
La tinaja o ánfora de greda encontrada esta casi completa, faltando el fondo y el resto en perfecto estado de conservación y es similar a la típica producción española del siglo XVII.
Esta ánfora presenta una impermeabilización con una especie de resina y probablemente transportaban vino u otro líquido a bordo de la nave siniestrada.
Los trabajos de Francisco Vidal Gormaz en 1901, titulada “Algunos naufragios ocurridos en las costas de chilenas desde su descubrimiento hasta 1900” y mas tarde de el trabajo de Juan Francisco Vargas, “ Algunos Siniestros Marítimos Acaecidos en el Siglo XX, Historial del Mar de Chile” , que recopilo los naufragios ocurrido entre 1901 y el 2000, también el de Carlos bascuñan, Magdalena Eichholz y Fernando Hartwing, dan cuenta en su conjunto de mas de 2.000 naufragios ocurridos en las costa de Chile entre 1520 y el presente, a lo que se suma una reciente investigación y recopilación denominada “Naufragios en la costa de la provincia de San Antonio, Segunda parte”, que aparecerá en la próxima publicación de José Luis Brito, denominada “ San Antonio, Una Exploración a la Historia y Geografía del litoral central” , que permite registrar a mas de 200 naufragios que se produjeron en las costa de la provincia de San Antonio entre 1544 y el 2013, es decir, entre Algarrobo y Rapel y Matanzas, siendo importante mencionar que los trabajos mencionados dan cuenta en su conjunto de mas de 3.000 casos de naufragios ocurridos en la costa chilena, existiendo numerosos casos en que ni siquiera se sabe el nombre o la nacionalidad de algunos naufragios ocurridos, ya sea porque toda la tripulación pereció o nadie se detuvo a investigar con mayor acuciosidad los restos náufragos observados, por lo que se presume que hay algunas naves naufragadas en la costa chilena que nadie sabe que terminaron en nuestras costas, especialmente, en los primeros momentos de la navegación en esta agua.
Otros restos de naufragios en la zona
Desde los 90 algunos pescadores de la zona, han llegado con restos de algún naufragio en sus redes, es el caso de un motón de un antiguo velero naufragado frente a Las Cruces y que fue donado al museo, también el cañón de un fusil, encontrado enterrado en la duna costera al Sur de Santo Domingo, un cañón naval que se encuentra en la Gobernación marítima de San antonio, extraído en la década del 70 desde Cartagena y varias anclas antiguas encontradas en la bahía del puerto de San Antonio, Cartagena y otros lugares.
También en el 2012, unos jóvenes buzos exhibieron al museo un trozo de una antigua campana de un galeón con la inscripción del año 1726 y un timbre de otro naufragio con las inscripciones Minton Hollins & Co, que era una empresa inglesa que exportaba baldosas hacia America, si embargo no quisieron entregar mayor información, ni las piezas al museo, pese a que estos restos están protegidos por la Ley 19.288 de Monumentos Nacionales, pero falta mayor difusion pues en la zona hay restaurantes y diversos particulares que poseen restos de diferentes naufragios de la zona, por lo que «se agradece y valora la acción del sr. Antonio Cordova que dono esta ánfora al museo de San Antonio», indicó el investigador e historiador y curador del Museo José Luis Brito Montero.