Rocío Nahle: ¿Un Nuevo Horizonte para Veracruz?

El primero de diciembre de 2024 marca un hito en la política de Veracruz: Rocío Nahle García protestó como la primera gobernadora del estado. Este hecho, en sí mismo, representa un avance significativo en la participación de las mujeres en los espacios de poder, especialmente en una entidad que durante décadas ha enfrentado retos históricos en su desarrollo político, económico y social. Sin embargo, más allá de la relevancia simbólica de este acontecimiento, los veracruzanos esperan respuestas concretas y transformadoras ante los desafíos que enfrenta el estado.

También puedes leer: Frente Cívico Nacional: ¿oposición viable o espejismo político?

Desde el 2018, Veracruz ha sido un bastión clave de la Cuarta Transformación. El triunfo de Cuitláhuac García como gobernador fue una extensión del respaldo abrumador que los veracruzanos dieron al proyecto encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, la gestión de García dejó un sabor agridulce entre los ciudadanos. Si bien su administración fue objeto de campañas de descalificación –como ocurre con cualquier gobierno en tiempos polarizados–, lo cierto es que su desempeño no brilló por su eficiencia. Más allá del discurso alineado con los principios de la Cuarta Transformación, la realidad en el terreno estuvo marcada por deficiencias administrativas, falta de resultados palpables y, en muchos casos, una desconexión entre las promesas de campaña y las necesidades de la población.

Es justo reconocer que, bajo el gobierno de López Obrador, el sur de Veracruz experimentó un auge económico sin precedentes, impulsado por obras emblemáticas como la modernización del puerto de Coatzacoalcos, la construcción de la refinería Dos Bocas, el Tren Transístmico y los proyectos relacionados con el Corredor Interoceánico. Estas inversiones generaron empleos y dinamizaron la economía regional, pero también crearon una dependencia preocupante: ¿qué sucederá cuando estas obras concluyan y las inversiones federales disminuyan?

Rocío Nahle no es una desconocida en el ámbito político ni en el imaginario colectivo de los veracruzanos. Como secretaria de Energía, jugó un papel fundamental en la construcción de Dos Bocas, uno de los proyectos insignia de López Obrador. Su cercanía con el presidente y su lealtad al movimiento de la Cuarta Transformación le han otorgado una sólida base de apoyo. Sin embargo, gobernar Veracruz será una prueba diferente y más compleja.

El reto inmediato para Nahle será demostrar que puede consolidar un proyecto de desarrollo integral para todo el estado, no solo para las regiones que se beneficiaron del auge económico reciente. Esto implica atender problemáticas históricas como la inseguridad, la pobreza y la falta de infraestructura básica en muchas comunidades. Además, deberá responder a las expectativas de una ciudadanía que, aunque le otorgó su confianza, también exige resultados tangibles y soluciones reales a sus problemas cotidianos.

En este contexto, resulta pertinente cuestionar si Claudia Sheinbaum, como líder del movimiento de la Cuarta Transformación y presidenta de México, mantendrá la política de protección incondicional hacia los gobernadores de su partido, como lo hizo López Obrador. Durante el sexenio pasado, el presidente respaldó a los gobernadores de Morena, incluso en medio de críticas por su desempeño. Sin embargo, la coyuntura política actual podría exigir un enfoque distinto.

Sheinbaum, quien se ha presentado como la continuidad y profundización del proyecto lopezobradorista, tiene la oportunidad de marcar una diferencia exigiendo mayores niveles de eficiencia y eficacia a sus aliados políticos. En el caso de Nahle, esto será crucial, ya que Veracruz es un estado estratégico tanto por su importancia geopolítica como por su peso electoral.

Los veracruzanos no solo esperan un gobierno honesto –un sello distintivo que Morena ha buscado imprimir en sus administraciones–, sino también uno que sea eficiente, eficaz y, sobre todo, con un profundo sentido social. La honestidad, aunque fundamental, no basta si no se traduce en políticas públicas que mejoren la calidad de vida de la población.

Rocío Nahle tiene la oportunidad de establecer un modelo de gobierno que combine los principios de la Cuarta Transformación con una gestión técnica sólida. Esto implica modernizar la infraestructura, garantizar seguridad para todos, diversificar la economía estatal y fortalecer sectores estratégicos como el turismo, la agricultura y la industria. Asimismo, deberá fomentar la participación ciudadana y la transparencia como pilares de su administración.

La llegada de Rocío Nahle al gobierno de Veracruz no solo es un logro para las mujeres en la política mexicana, sino también una oportunidad histórica para el estado. Sin embargo, el camino hacia el éxito estará lleno de desafíos. Tendrá que lidiar con las sombras de la administración anterior, las expectativas de un pueblo que exige resultados inmediatos y la necesidad de consolidar un modelo de desarrollo que trascienda las obras federales que han marcado el presente del estado.

La nueva gobernadora tiene todo para triunfar: experiencia, respaldo político y la confianza de los líderes nacionales de Morena. Pero, como bien saben los veracruzanos, las palabras y las promesas son solo el comienzo. Lo que realmente marcará la diferencia serán las acciones, los resultados y la capacidad de Rocío Nahle para estar a la altura de las circunstancias.

Los ojos de Veracruz y de México estarán puestos en ella. Y aunque el reto es inmenso, también lo es la esperanza de un futuro mejor para el estado que ahora tiene su primer gobierno liderado por una mujer. Es momento de que Rocío Nahle demuestre que Veracruz puede ser, no solo el corazón energético de México, sino también un ejemplo de desarrollo, justicia y bienestar para todos. Eso pienso yo, usted qué opina. La política es de bronce.

@onelortiz

Recuerda suscribirte a nuestro boletín

📲 https://bit.ly/3tgVlS0
💬 https://t.me/ciudadanomx
📰 elciudadano.com