El fin de año suele ser un período de balances y festejos, pero también es un mes en el que el sistema de salud enfrenta una demanda creciente por los efectos físicos y emocionales del denominado «síndrome de diciembre». Mientras las autoridades se preparan para gestionar una mayor presión sobre los servicios médicos, los especialistas advierten sobre los riesgos que acarrea esta época y proponen estrategias para mitigarlos.
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El concepto del «síndrome de diciembre», introducido por el psicólogo Flavio Calvo, describe el agotamiento físico y mental que muchas personas experimentan debido a la suma de exigencias laborales, eventos sociales y balances personales. Este fenómeno se refleja en el aumento de consultas psicológicas y médicas, con síntomas que van desde el insomnio hasta la depresión y el estrés severo. En este sentido, la atención a la salud mental se convierte en un asunto de interés público, con el riesgo de que la alta presión del último mes del año agrave patologías preexistentes o desencadene crisis emocionales.
El médico clínico Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas José de San Martín, detalla cómo diciembre es un mes de alta incidencia de dolencias físicas, que abarcan desde enfermedades digestivas y cardiometabólicas hasta infecciones por exposición al calor. La combinación de malos hábitos alimenticios, falta de sueño y estrés también lleva a un incremento en emergencias como crisis hipertensivas y problemas cardíacos, lo que subraya la necesidad de reforzar las campañas de prevención y autocuidado.
A nivel de políticas públicas, estos fenómenos abren el debate sobre la importancia de fortalecer la red de contención psicológica y la atención primaria de la salud. Especialistas sugieren medidas que incluyan la promoción de hábitos saludables, campañas de concientización sobre el cuidado emocional y la prevención de enfermedades vinculadas al calor y las festividades. Mantener los controles médicos, adoptar una alimentación equilibrada y aprender a gestionar las emociones durante este mes son recomendaciones clave.
El abordaje del «síndrome de diciembre» desde una perspectiva integral es esencial para reducir su impacto en la salud pública, favoreciendo un cierre de año más saludable y menos demandante para los ciudadanos y los servicios de salud.
Foto: Redes
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