En un contexto global donde la libertad de prensa se ve constantemente amenazada, el informe preliminar de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), publicado con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, pone en evidencia una realidad alarmante. Al menos 104 periodistas y trabajadores de medios han sido asesinados en 2024, lo que destaca una vez más los riesgos mortales que enfrentan aquellos comprometidos con la búsqueda de la verdad.
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Medio Oriente, y particularmente Gaza y Líbano, se consolidan como las zonas más peligrosas para el ejercicio del periodismo, con más de la mitad de las muertes reportadas en este conflicto. De los 104 periodistas asesinados, 60% fueron palestinos, libaneses y sirios, reflejando una vez más el precio que los informadores en estos países deben pagar por su compromiso con la libertad de expresión. El informe subraya que el conflicto en Gaza ha transformado a estos profesionales en objetivos directos de las hostilidades, llevando el número de periodistas palestinos asesinados a al menos 138 desde el inicio de la guerra en octubre de 2023.
Aunque la cifra global de asesinatos de periodistas es levemente menor en comparación con 2023, cuando se reportaron 129 muertes, la constante vulnerabilidad del gremio pone de manifiesto una situación que requiere atención urgente. En medio de este panorama, el informe de la FIP resalta la necesidad de una respuesta global a la creciente violencia contra los periodistas, instando a las Naciones Unidas a adoptar de manera urgente una Convención Internacional para la Protección de Periodistas.
Por otro lado, el informe revela una tendencia preocupante en América Latina, que históricamente ha sido una de las regiones más peligrosas para los informadores. Si bien en 2024 los homicidios de periodistas latinoamericanos disminuyeron, con seis víctimas, la violencia asociada al narcotráfico sigue siendo la principal causa de estos asesinatos. México, en particular, sigue siendo uno de los países con mayor número de muertes en el continente, destacando la precariedad y el riesgo en el que se desempeñan los periodistas en países con altos niveles de corrupción y violencia organizada.
El caso de Asia-Pacífico, con 20 muertes, y África, con ocho, también demuestran que la situación no es exclusiva de los territorios en guerra. En países como China, donde el número de periodistas encarcelados alcanza los 135, la represión contra los medios de comunicación continúa siendo una amenaza constante para la libertad de expresión.
La respuesta global a este fenómeno es cada vez más insuficiente. La FIP denuncia la fragilidad de la libertad de prensa en un mundo donde, a medida que los regímenes autoritarios ganan terreno, los periodistas se enfrentan a amenazas físicas, legales y digitales.
La comunidad internacional no puede seguir ignorando la realidad de los periodistas asesinados en el ejercicio de su deber. Es imperativo que la protección de la libertad de prensa se convierta en una prioridad global.
Foto: Redes
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