El condado de San Diego ha dado un importante paso en la defensa de los derechos de los migrantes, al aprobar una norma que protege a las personas indocumentadas frente a las promesas de deportación masiva del presidente electo, Donald Trump. Con una votación de tres a uno, la Junta de Supervisores del condado adoptó una medida que prohíbe el uso de recursos locales para colaborar con las autoridades migratorias federales, marcando a San Diego como un área santuario.
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La iniciativa, presentada por la presidenta de la junta, Nora Vargas, establece que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no podrá hacer uso de las instalaciones del condado, ni de su personal o fondos, lo que incluye las cárceles. Además, se pone fin a la práctica del Departamento del Alguacil de San Diego, que solía transferir a indocumentados bajo su custodia a ICE sin una orden judicial. Estas medidas se enmarcan dentro del Acta de Valores de California, que limita la colaboración de las autoridades locales con agencias federales migratorias, una ley que ya se ha extendido a otros condados del estado.
Aunque la medida ha sido aclamada por los defensores de los derechos humanos, quienes argumentan que fortalecerá la confianza de los migrantes en las fuerzas del orden y mejorará la seguridad comunitaria, los detractores advierten que podría dificultar las operaciones de ICE, especialmente al impedir la deportación de personas con antecedentes penales. En un comunicado, Ian Seruelo, presidente del Consorcio de Derechos de los Inmigrantes de San Diego (Sdirc), destacó que la norma envía un mensaje claro: “Los migrantes son valorados y bienvenidos en nuestra región”.
Sin embargo, la medida se enfrenta a una creciente presión por parte del equipo de Trump, que ha prometido «castigar» a las ciudades y condados que adoptan políticas a favor de los migrantes, lo que pone a San Diego en el centro de un debate nacional sobre las políticas migratorias. Este enfrentamiento deja claro que, a pesar de los esfuerzos de la administración Trump por intensificar las deportaciones, los gobiernos locales siguen buscando maneras de proteger a sus residentes más vulnerables, desafiando la autoridad federal en un tema de gran impacto social y humano.
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