Por Mariana Hales Beseler
El viernes 20 de diciembre a las 18:00 en la Furia del Libro, el Centro Cultural Letras Públicas presentará el tercer número de Fábrica de Letras, publicación que busca dar a conocer la literatura creada en contextos de encierro así́ como la literatura chilena relacionada con la cultura popular, el género epistolar y la narración testimonial, convirtiéndose en un puente cultural entre el adentro y el afuera y es por eso que los escritores son personas prisioneras y en libertad. Los tres números de la revista han sido publicado este año en formato impreso y digital, y su principal objetivo es abrir espacios para que las voces de quienes están en las cárceles sean escuchadas, y sus historias sean compartidas con el mundo. Paulina Vergara, guionista, educadora y magíster en Edición, se ha dedicado a desarrollar estrategias y proyectos para democratizar y fomentar el acceso a la cultura a quienes han tenido poco o nulo acceso a ella, en especial a personas privadas de libertad.
- El proyecto conecta a autores que están dentro de las cárceles con un público fuera de ellas. ¿Cómo has visto que esta conexión puede cambiar la percepción de la sociedad sobre las personas privadas de libertad?
En general, la comunicación entre personas prisioneras y en libertad es a través de los medios masivos de comunicación, se trata de un discurso sesgado y unidireccional que aumenta la distancia y refuerza y construye estereotipos.
Con los textos que publicamos, buscamos presentar a sus autores como personas con las dimensiones que todos tenemos; las y los autores son personas, hijos, madres, parejas que sueñan y proyectan un futuro como lo hacemos afuera. Quienes están adentro son mucho más que el delito que cometieron y que, por cierto, están pagando. Lectores en libertad se sorprenden con las historias de vida, con los talentos ocultos y las duras realidades plasmadas en Fábrica de Letras.
Por otro lado, hay una cultura que nace y muere en las cárceles y que en general no trasciende los muros del encierro, es decir, una parte de nuestra realidad, no está siendo contada y eso hace que nuestra geografía cultural, esté incompleta y sesgada.
- Al ser un proyecto que incluye la voz de las personas privadas de libertad, ¿qué desafíos has enfrentado al tratar de garantizar que sus historias sean escuchadas y valoradas por un público más amplio?
El desafío editorial no es menor, los contenidos de las revistas deben ser interesantes para el público de adentro y el de afuera y en este sentido, las secciones deben ser atractivas y los textos inesperados y diversos para públicos bien distintos. Además, la revista debe ofrecer un diseño y una materialidad atractiva para segmentos diferentes. Sin estos rasgos esenciales, las historias de adentro seguirán “encerradas” en las cárceles de nuestro país y no llegarán a sus lectores en libertad. Por eso se trata de una publicación impresa, todo un lujo en estos tiempos, con un diseño urbano y color que no deja indiferente a nadie. Son esas características las que pueden garantizar la circulación de estas letras y palabras venidas desde adentro. Ha sido bien interesante el tema de la distribución; a lo largo de estos meses la revista ha sido solicitada de manera encarecida adentro y afuera.
- En tus visitas a las cárceles para presentar la revista, ¿cómo han reaccionado los internos ante la oportunidad de compartir sus relatos y formar parte de un proyecto visible fuera de los muros de la prisión?
Hay entusiasmo e interés desde el primer momento, pero una vez que comienza la lectura hay sorpresa y emoción, las y los privados de libertad no pueden creer que las historias que Fábrica de letras cuenta sean también las suyas. La identificación y la inspiración no se hacen esperar. Comienzan entonces las preguntas ¿puedo contar mi historia? ¿cómo participo? ¿puedo escribir ahora? Falta mi historia.
- La revista no tiene un costo, lo que hace que sea accesible para todos. ¿Qué importancia tiene para ustedes que Fábrica de Letras sea un proyecto financiado por el Fondo del Libro y la Lectura y no dependa de la venta de la revista?
En un momento en que los medios de comunicación impresos, comienzan a desaparecer, contar con un fondo como el que nos adjudicamos, es fundamental y el que no tenga costo para las y los lectores asegura y garantiza su circulación. Recordemos que las cárceles son análogas, no hay internet por lo que la opción digital está descartada desde el primer momento.
- En relación al futuro del proyecto, ¿cuáles son tus esperanzas para la próxima etapa de Fábrica de Letras? ¿Qué impacto esperas que pueda tener en la sociedad y en las personas que siguen escribiendo dentro de las cárceles?
Por supuesto, quisiera contar con el financiamiento para la edición de una segunda etapa, aunque el proyecto sea muy bueno, no hay certeza de que el fondo nos elija por segunda vez para darle continuidad. En este momento, estamos a la espera de los resultados del Fondo del Libro y la Lectura 2025.
- Finalmente, ¿qué mensaje te gustaría compartir con quienes leen la revista, y con aquellos que tal vez no han tenido la oportunidad de conocer este proyecto, pero están interesados en apoyar el trabajo de Fábrica de Letras?
Las y los invito a leer Fábrica de letras, se van a sorprender y encantar con las historias ahí contadas y quien sabe si esa lectura es el primer paso de un camino de reencuentro entre chilenos y chilenas prisioneros y en libertad.