El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, está evaluando opciones militares para frenar el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán, incluida la posibilidad de lanzar «ataques aéreos preventivos» sobre las instalaciones nucleares iraníes, según fuentes citadas por The Wall Street Journal. Esto surge tras los cambios geopolíticos en Oriente Medio, como la caída del régimen de Bashar al Assad en Siria y el debilitamiento de aliados de Teherán como Hezbolá y Hamás, lo que ha llevado a Trump a replantearse su estrategia frente a Irán.
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El equipo de transición del presidente electo está considerando un plan de «máxima presión 2.0», que incluye tanto un refuerzo militar como sanciones económicas para forzar a Irán a abandonar sus ambiciones nucleares. Una de las opciones bajo análisis es el despliegue de fuerzas estadounidenses adicionales en la región, incluidos aviones de guerra y buques, así como la venta de armamento avanzado a Israel, como bombas antibúnkeres, para neutralizar las instalaciones nucleares iraníes. Otra medida consistiría en aplicar la amenaza de la fuerza militar, combinada con sanciones, para llevar a Teherán a la mesa de negociaciones.
En conversaciones con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Trump expresó su preocupación sobre la posibilidad de que Irán desarrolle armas nucleares, lo que reafirma su enfoque en evitar que el régimen iraní obtenga capacidad nuclear. No obstante, el mandatario electo dejó en claro que su intención es evitar una nueva guerra en la región, especialmente una que involucre directamente al Ejército estadounidense.
Por su parte, Irán ha dejado claro que no negociará bajo presión. El vicepresidente iraní de Asuntos Estratégicos, Javad Zarif, indicó la disposición de Teherán para gestionar las tensiones con Washington, pero subrayó que las negociaciones deben ser basadas en igualdad y sin imposiciones. Además, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, afirmó que su país no tomará medidas unilaterales para reducir su programa nuclear.
Este cambio de enfoque de la administración Trump podría generar una nueva escalada en las tensiones con Irán y potencialmente alterar el equilibrio de poder en el ya volátil Oriente Medio.
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