Durante la toma de protesta del nuevo gobernador de Puebla pudo observarse la presencia de José Alfonso Esparza Ortiz, personaje de la vida académica y política del estado, quien llevaba tres años fuera de los reflectores tras la culminar su última gestión administrativa. El rebrote de esta estampa no pasó desapercibido ante los medios poblanos.
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Tres años fuera de foco pasó Esparza. En aquella época, el entonces gobernador Luis Miguel Barbosa acusó al académico de participar en desvíos financieros por un monto de 264 millones de pesos, supuesta irregularidad que en su momento fue investigada por la Auditoría Superior del Estado (ASE) y la Fiscalía General (FGE).
Sin embargo, las investigaciones no desembocaron en en pruebas terminantes ni cargos judiciales contra Alfonso Esparza, su tesorero Oscar Gibón, ni su allegada María Isabel Martínez Hermoso. Por otra parte, tampoco se ofreció una exoneración pública ni pruebas de que las cuentas de la Máxima Casa de estudios hubieran cuadrado al término de la gestión de Esparza Ortiz.
La presión que Esparza enfrentó fue tal, que mandó a publicar un desplegado en La Jornada a nombre de «la comunidad universitaria» solicitando la intervención de la Federación ante la «fabricación de pruebas» supuestamente perpetrada por la ASE.
Hoy, Alfonso Esparza reaparece públicamente en la escena política de Puebla, con el aplomo y la seguridad de quien nada debe. Por las reacciones que se pudieron leer en las redes sociales, así como en el tono en que el hecho fue referido en la prensa local, la figura del académico y administrativo dista mucho de ser bien recibida en la sociedad poblana.
PORTADA: EL CIUDADANO MÉXICO
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