En general y como parte de una narrativa que de tan usada se convierte en no creíble, como es el hablar de no cruzar líneas rojas como advertencia de un gobierno a otro, el asesinato del teniente general Igor Kirílov, jefe de las tropas de protección nuclear, biológica y química de Rusia y su asistente Iliá Polikárpov, en pleno corazón de Moscú, la capital rusa, obliga a que esas líneas traspasadas, violadas en forma sangrienta por el terrorismo patrocinado por el régimen kievita, tengan una respuesta decisiva.
Un acto terrorista que enmudece al militar que, permanentemente, en su trabajo científico y político mostró pruebas concretas del papel cumplido por Estados Unidos y en especial el gobierno del deteriorado política y neurológicamente presidente Joe Biden, junto a fondos de investigación privada como Rosemont Seneca Thornton, fundado por Hunter Biden, hijo del presidente de Estados Unidos y al Fondo Soros, de participar en la financiación de los laboratorios de armas biológicas en Ucrania patrocinados por el Pentágono.
En el caso del asesinato de Kirílov, es una acción que día a día mostrará la participación no sólo de los servicios secretos del testaferro ucraniano, sino también de la OTAN y servicios de inteligencia de Washington, empeñados en acrecentar el conflicto a pocos días de la toma de posesión del nuevo presidente norteamericano Donald Trump. Un asesinato que es parte de un plan orquestado de mayor envergadura, que suma a las presiones contra Rusia en Siria tras el derrocamiento del ex presidente Bashar al Assad, hoy refugiado precisamente en Rusia. Los ataques son en múltiples direcciones y tanto Ucrania, como Siria en lo militar, en la variante de los BRICS, la política de alianzas con China e Irán, todo sirve para atacar a Rusia en diversos ámbitos. Las líneas rojas fueron traspasadas hace mucho tiempo.
Kirílov en varias ocasiones dio a conocer que la envergadura del programa estadounidense en Ucrania “es impresionante”. “En su realización participaron directamente, además del Pentágono, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Fondo Soros, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)”. Es Un proyecto patrocinado desde el punto de visa de desarrollo científico por las principales instituciones de investigación de Estados Unidos (1).
En un artículo publicado en noviembre del año 2023 en diversos medios internacionales sostuve que Kirílov amplió sus denuncias contra el gobierno de Biden y los suyos al dar a conocer que el año 2022 producto de la acción de apoyo de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN- al régimen de Zelensky en Ucrania, arrastrado desde el golpe de Estado del año 2014 contra Viktor Yanukovich e intensificado tras el inicio de la operación militar rusa para desnazificar y desmilitarizar a su vecino en febrero de ese año 2022, el gobierno ruso denunció la existencia de decenas de laboratorios de investigación para la producción de armas biológicas, en suelo ucraniano (2).
En esto es interesante dar cuenta de las declaraciones del candidato presidencial estadounidense Robert F. Kennedy Jr. quien ha señalado que Estados Unidos el año 2001, en el marco de la denominada Ley Patriótica reabrió los arsenales de armas biológicas y en ello el Pentágono invirtió muchísimo dinero en este tipo de armas, pero, no sólo desarrolla armas biológicas, sino que también denunció que “Tenemos laboratorios biológicos en Ucrania, porque estamos desarrollando armas biológicas”, dijo Kennedy Jr. en una entrevista con el comentarista Tucker Carlson advirtiendo del alcance “muy muy espantoso” que podrían llegar a tener ese tipo de armas de destrucción masiva (3).
Es en este marco que acontece el asesinato de Kirílov –uno de los altos cargos de Rusia sancionados por países occidentales, en este caso por Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido– muestra además de la hipocresía del mundo occidental, que sin duda actuaría de una forma muy distinta si Moscú llegara a ejecutar una acción directa contra un general ucraniano o de la OTAN, en materia de considerarlo un blanco a abatir por los crímenes, por ejemplo, contra la población rusoparlante del Donbás. Pero… el atentado terrorista contra un alto cargo militar ruso, cercano a la presidencia, no ha merecido reparo alguno, ninguna condena unánime de la Unión Europea, la OTAN u otros organismos de ese “mundo referencial en materia de modelo democrático” como suelen argumentar.
No hay editoriales en los grandes medios controlados por el capital norteamericano, sionista y europeo. No hay artículos, denuncias o llamados a la ONU para que investigue este crimen. Un acto de carácter terrorista internacional patrocinado por el gobierno de una país contra otra, lo que implica, en el plano del derecho internacional la legalidad de invocar la Carta de las Naciones Unidas en su capítulo VII artículo 51 que literalmente consigna que “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias, para mantener la paz y la seguridad internacionales” (4).
Como las Naciones Unidas no ha tomado cartas en el asunto, cooptada por las mismas potencias del mundo occidental, principalmente Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña (los tres miembros del Consejo de Seguridad de la ONU) más el papel de cervatillo fiel cumplido por países como Alemania, Canadá, Australia, Japón y Corea del Sur en forma principalísima, que apoyan, avalan, financiar y protegen en variados aspectos del régimen neonazi ucraniano. Entonces Rusia debe actuar enérgicamente, sin demora.
Como efectivamente se vive esa realidad, enmarcada además en una guerra híbrida contra la Federación Rusa, en una política de máxima presión, que incluye un cerco mediático, donde se hace aparecer las acciones de Estados Unidos, la OTAN y Ucrania como legítimas, aunque ello implique la transgresión del derecho internacional, la agresión, desestabilización, presiones, embargos, bloqueos ilegales y un proceso destinado a derrocar al gobierno ruso y atacarlo en diversos frentes, como se ha hecho en el caso de Siria, con la caída de Bashar al Assad y el objetivo de sacar a Rusia de la base naval de Tartús en el Mediterráneo y la aérea de Hmeimim.
En el caso específico de Ucrania y el asesinato de Kirílov, se trata de una intervención y agresión clara contra la Federación Rusa que hace imposible llegar a un acuerdo de paz en Europa oriental, bajo condiciones mínimas entre los gobiernos de Kiev y Moscú. Visto aquello como realidad indesmentible es necesario que la administración rusa dirigida por el presidente Vladimir Putin defina el curso de acción a tomar de una forma que no deje lugar dudas que Moscú no aceptará un paso más de presiones y una política de máxima presión contra su país y definir una respuesta militar de tal magnitud, aunque ello implique bajas concretas en los miles de soldados, asesores y mercenarios europeos instalados en suelo ucraniano.
Las horas de la necesaria represalia contra los responsables intelectuales del crimen contra un alto oficial ruso, en territorio ruso, en plena capital como provocación evidente e inaceptable, avanzan. Y, a mi entender, Rusia está en la obligación política y militar de responder al reto criminal impuesto por el régimen del ilegal presidente ucraniano Volodimir Zelensky, cuyo mandato expiró en mayo pasado y que sólo se mantiene con el uso de una ley marcial. Un crimen brutal, que contó indudablemente con el visto bueno de Washington y Bruselas.
Medios de prensa ligados a la OTAN y en este caso al régimen británico, como es el caso de la BBC, la cual señaló en su reporte sobre el crimen que “Ucrania reconoció estar detrás del asesinato, según declaró una fuente de seguridad ucraniana a Reuters y a la agencia de noticias AFP. Kirilov era «un objetivo legítimo», ya que era «un criminal de guerra que dio órdenes de utilizar armas químicas prohibidas contra el ejército ucraniano», confirmó asimismo una fuente de seguridad de Ucrania a Abdujalil Abdurasulov, del servicio ucraniano de la BBC en Kiev (5). Acusaciones que han sido partes del arsenal de manipulación de los medios occidentales alimentados por Washington, la OTAN y el régimen kievita.
Lo que se conoce hasta ahora es que el Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en inglés) de la federación rusa informó de la captura de un ciudadano uzbeko, de 29 años, que según propia confesión fue reclutado por los servicios secretos kievitas para llevar a cabo el atentado mortal con explosivos que provocó la muerte del general Ígor Kirílov y su asistente (6).
Un atentado que no mereció reparos de la administración de Joe Biden pero sí de quien será el enviado especial del presidente electo estadounidense Donald Trump, el teniente general retirado Keith Kellogg. Este ex militar sostuvo que “existen reglas que no fueron respetadas en el asesinato del teniente general Igór Kírílov y su asistente Iliá Polikárpov y que simplemente no se hacen; no se mata a soldados heridos en el campo de batalla, se supone que no se debe matar a los no combatientes. Si se mata un oficial superior, un almirante o un general, en su ciudad de residencia, eso significa que estás sobrepasando eso y no creo que sea inteligente hacerlo. No corresponde a las reglas de guerra establecidas… si un oficial superior se encuentra en el campo de batalla es un objetivo legítimo, pero emplear a un mercenario para asesinarlo es ir demasiado lejos y no es una buena idea” (7), evidenciando la responsabilidad de Ucrania en el asesinato de Kirílov.
Las pruebas de la implicancia de Ucrania en el asesinato de Kirílov, con la complicidad de Washington y los suyos es evidente y dicha evidencia obliga a Rusia a generar la determinación de ciertas decisiones políticas y sobre todo militares que den muestra de su determinación de terminar, efectivamente, con el régimen neonazi kievita y con ello dar un freno a los avances otanistas a su frontera occidental e incluso en la profundidad del territorio. Rusia está en llevar adelante, nuevamente, su guerra sagrada Svyashchénnaya Voyná, tal como lo sostenía el himno del mismo nombre en la lucha que hizo contra el nazismo. Una defensa de la madre patria que no puede tener freno. Levántate país enorme sostenía La Guerra Sagrada y eso implica dejar de hablar de líneas rojas y aplicar una respuesta contundente a los ataques de Washington y sus cervatillos, entre ellos su testaferro ucraniano.
Por Pablo Jofré Leal
Artículo para HispanTV
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NOTAS
- https://www.swissinfo.ch/spa/ucrania-guerra_rusia-acusa-a-hunter-biden-de-financiar-laboratorios-biol%C3%B3gicos-en-ucrania/47460770 ↩︎
- https://www.segundopaso.es/news/2318/Washington-Armas-Biol%C3%B3gicas-en-Ucrania?fbclid=IwAR3g_n3n8gVR-WzsYvaxL7R5wnBXD6RlEB_JMzI8V0XlyEh-1_XD1m3-cS8 ↩︎
- https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/08/15/estados-unidos-robert-kennedy-jr-denuncia-que-el-pentagono-desarrollan-nuevas-armas-biologicas-con-un-alcance-muy-espantoso ↩︎
- https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-7 ↩︎
- https://www.bbc.com/mundo/articles/cz0ry37lkm3o ↩︎
- Según el comité de investigación a cargo de las pesquisas tras el asesinato de Kirílov, el ciudadano Uzbeco habría recibido 100 mil dólares y la promesa de un pasaporte europeo para llevar a cabo el plan de asesinato. Y, para ello, con el objetivo de vigilar la residencia del teniente general ruso, el detenido alquiló un coche compartido, donde instaló una cámara de videovigilancia que transmitía en directo las imágenes desde la escena para los organizadores del atentado, que se hallaban en la ciudad ucraniana de Dnepr. https://www.hispantv.com/noticias/rusia/606742/asesinato-kirilov-legitimidad-operaciones-ucrania ↩︎
- https://actualidad.rt.com/actualidad/534330-enviado-trump-kellog-comentar-asesinato-general-moscu ↩︎
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