· En recientes declaraciones, el gobernador electo de Aysén, Marcelo Santana, y el diputado Miguel Argel Calisto dieron a conocer que la industria no ha representado desarrollo para la Patagonia.
· Entre las acciones, mencionó que en el contrato con Nova Austral se les cambiaba el domicilio con el fin de no estar obligados a pagar pasaje de retorno a la ciudad de origen en caso de terminarse la relación laboral, además de cobrar beneficios tributarios.
En línea con las últimas críticas cuestionando el aporte real de la salmonicultura al desarrollo y empleo en las regiones de la Patagonia, resurgió una denuncia realizada por un trabajador sobre las malas prácticas laborales de las que fue testigo, lo cual genera que se sobrevalore la incidencia del rubro en el empleo regional.
Se trata de Mario Argel Uribe, quien explicó el modus operandi de una de las empresas en que trabajó en Magallanes. Esto, con el fin de evadir la obligación de solventar el pasaje de retorno de los empleados a su lugar de origen (establecido en el Artículo 53 del Código Laboral) y acceder a beneficios tributarios de la Ley Navarino, lo cual ha generado un sobredimensionamiento del aporte de la industria a los índices de empleabilidad en la zona.
Fue en el año 2017 cuando Argel fue reclutado para desempeñarse en Nova Austral, salmonera que operaba en la región de Magallanes. El trabajador es oriundo de Hualaihué, en la región de Los Lagos.
“Me llegó un mensaje de una persona de reclutamiento, que necesitaban personal operario en Magallanes para distintas labores. Envío mi currículum, a los días me llaman, me compran el pasaje y me traen para acá a Punta Arenas. Firmé contrato y no me di cuenta en el momento que me cambiaron la dirección donde yo vivía” explicó en junio de este año en el programa “La otra cara de la Moneda”, de Radio Santa María de Coyhaique.
En su artículo 53 el Código Laboral establece que “el empleador estará obligado a pagar al trabajador los gastos razonables de ida y vuelta si para prestar servicios lo hizo cambiar de residencia, lo que no constituirá remuneración”. Además, existe el Decreto 889, que incentiva la contratación de mano de obra en zonas extremas, incluida la región de Magallanes, mediante una bonificación del 17 % de las remuneraciones imponibles de los empleados con domicilio y trabajo en el área.
Esta situación fue denunciada en su ocasión por el trabajador y es una más de las controversias legales y ambientales de Nova Austral en los últimos años, incluidas millonarias sanciones de la Superintendencia del Medio Ambiente, que la han tenido al borde de la quiebra.
Esta realidad en el ámbito laboral se suma los cada día más crecientes procesos de automatización en la industria, lo cual fue consignado recientemente como una alerta para el empleo actual y futuro del sector.
Esta situación, planteó Mario Argel genera falta de certezas de que las decisiones de política pública para generar mano de obra para la salmonicultura sea la mejor decisión. “Desde mi experiencia, desde la caleta de pescadores donde yo crecí, mucha gente se transformó o emigró desde ese sector hacia la salmonicultura, incluidos los estudiantes también” consignó. El problema es que “hay incertidumbre porque las plantas cierran, los centros cierran, y esto genera que las personas vuelvan a sus trabajos anteriores o hacen otra cosa dentro de los períodos en que no hay trabajo”.
A esto se agrega que las empresas se están automatizando para ocupar menos mano de obra, según han confirmado algunas informaciones de las últimas semanas. “Están buscando llegar al mínimo de gente en un centro. Hoy hay cuatro personas en un centro de mar donde antes había ocho o doce trabajadores”, con lo cual el problema es para “todas las personas que están estudiando o que piensan que es un futuro prometedor”.
En su visión la industria “nos cambió la vida a todos, la cultura, la sociedad, todo cambió con la salmonicultura”. Esto, porque “no es una industria que venga a darnos trabajo solamente, viene a imponer una forma de vida, viene a imponer una cultura de trabajo que no estábamos acostumbrados”.
Y concluyó: “¿Qué ha pasado con la industria salmonera? ¿Cuál ha sido el beneficio, aparte de la contaminación, que suba el PIB nacional?. Y en la región, ¿qué ha pasado? Nada mucho. En Los Lagos, ¿qué ha pasado?, ¿algo positivo? Nada mucho, aparte de la contaminación. Todos los años en los veranos los blooms de algas se producen. Antes no era tan seguido, ahora todos los veranos blooms de algas en Hualaihué. ¿Por qué? Porque la carga de todas las salmoneras juntas. No importa que sea una la que empiece. Una comenzó y luego la otra, y la otra, y la otra, y la otra. En el fondo, bloom de algas por todos lados”.
La crítica al modelo de la salmonicultura en el sur es coherente con lo señalado recientemente por el gobernador electo de Aysén Marcelo Santana: “No es un sector que impacte tanto en el empleo. Revisando los datos del INE, la salmonicultura es el quinto o sexto rubro productivo en impacto laboral en la región. Sí influye en el PIB, pero no tanto en el empleo» dijo recientemente en una entrevista a un medio regional.
Y el diputado de la misma región Miguel Angel Calisto, se expresó en la misma línea al proponer un royalty a la salmonicultura: “En Aysén, donde hoy se encuentra emplazado el mayor número de centros de cultivo en operación, no ve que esa actividad se traduzca en el pleno desarrollo para esa región de conformidad a la riqueza que allí se genera”.
El Ciudadano