2020, auge del COVID-19: reto de supervivencia para medios y trabajadores de la información

Un análisis, a 5 años del punto crítico de la pandemia, de los cambios en consumo mediático y el impacto en el modelo de negocios de los medios y las condiciones de su fuerza laboral.

2020, auge del COVID-19: reto de supervivencia para medios y trabajadores de la información

Autor: Daniel Carpinteyro

CIUDAD DE PUEBLA, 9 DE ENERO DE 2024. Este mes de enero se cumplen cinco años de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió sus primeros partes sobre una nueva epidemia respiratoria que se propagaba en la ciudad de Wuhan, China.

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Desde el último día de 2019, la Comisión de Salud de Wuhan advirtió que se enfrentaban a una nueva variante de coronavirus. Y desde un par de semanas antes, las primeras imágenes de personas colapsando sobre las aceras de Wuhan, difundidas en las plataformas de video y compartidas en las redes sociales, habían puesto al mundo en alerta.

El 5 de enero de 2021, la OMS publicó su primer reporte epidemiológico y cinco días después, un documento con protocolos de actuación para los países que empezaran a registrar casos. El desglose de la secuencia genética del virus y su mecanismo de inoculación, que China compartió con el mundo, dejaba claro la pasmosa facilidad con que el virus se propagaba entre la población humana, y también de su letalidad.

Todos recordamos lo que sobrevino, y el alcance multifactorial que la pandemia proyecta hasta nuestros días en que, por cierto, se siguen presentando casos. El mundo, definitivamente, no es el mismo.

Y si bien los medios serios desarrollamos la obsesión por agotar, siempre contra reloj, todas las métricas y numeralias generadas por autoridades, y nos familiarizábamos con los glosarios pertinentes, y estudiábamos las guías de buenas prácticas para el reporteo de datos relacionados con el virus, para provecho informativo de nuestra lectoría (mientras los streamers engrosaban sus filas de seguidores formulando teorías de la conspiración); buena parte de los medios tenemos, a cinco años de aquella crisis, la tarea pendiente de un ejercicio introspectivo hacia el impacto que la pandemia tuvo en nuestro ámbito como sector productivo, fuerza laboral, frente de combate contra la infodemia y gremio con exposición a un conjunto de peligros específicos.

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A continuación damos un vistazo a dos factores en que el COVID-19 impactó el quehacer periodístico: tendencias de la audiencia en su consumo mediático y el impacto de las condiciones del año 2020 en el modelo de negocios de los medios de comunicación, con la repercusión que ello acarreó al gremio de las y los trabajadores de la información.

 Además, se adopta como metodológico el estudio «O Impacto da Covid-19 no Jornalismo: Um Conjunto de Transformações em Cinco Domínios»,  disponible para su consulta en Open Edition Journals, desarrollado a partir de datos de 2020 sobre el mercado y la audiencia estadounidense y europea por el investigador Andreu Casero-Ripollés, que nosotros procuraremos cotejar con lo que fuentes nacionales nos permiten entrever sobre la situación que los medios mexicanos y los trabajadores de la información vivieron en 2020.

Incremento en el consumo de noticias

El consumo de noticias tuvo un repunte significativo en los meses subsecuentes a enero de 2020, toda vez que la información pasó considerarse un recurso vital. La ciudadanía necesitaba desesperadamente orientación sobre cómo actuar en un escenario que le era desconocido y, de ser posible, informar a otros.

Durante 2020, los medios estadounidenses vieron un incremento de 32% en el consumo mediático, con el 92% de esa población buscando conscientemente información sobre el virus y sus efectos sociales, en una diversidad de fuentes.

Asimismo, México registró un incremento considerable en su dieta mediática. Según mediciones de la agencia de estadística Comscore, la población mexicana pasó de consumir en promedio 150 minutos semanales de contenidos de gobierno en Internet durante la primera semana de febrero a 291.80 en el mes de marzo.

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Ello pudo deberse a la frecuencia diaria con que las autoridades sanitarias estatales y federales mexicanas daban sus reportes epidemiológicos, mismos que eran reproducidos por la gran mayoría de los portales de noticias, periódicamente cruzándolos entre sí y también con otras estadísticas oficiales como los datos abiertos sobre defunciones a nivel nacional, en búsqueda de posibles divergencias.

 Otro factor que detonó el interés de la audiencia en los reportes oficiales fue el anuncio de apoyos sociales por emergencia, así como, más adelante, la implementación y dinámica de las jornadas de vacunación.

Otra tendencia en dieta mediática que detectó el investigador  Casero-Ripollés durante la pandemia fue el repunte de consumo medios tradicionales, como la televisión, que una proporción considerable de la audiencia considera más confiable que los otros medios. La televisión tuvo durante el 2020 un incremento de 60% en su consumo mundial respecto al 2021, con los noticieros nocturnos experimentando 42% de incremento de rating.

Esta tendencia coincide con el caso de México, que según datos de interacciones en redes sociales en marzo de 2020 compilados por Statista,  Noticieros Televisa se mantuvo a la cabeza con 655, 009, seguida por El Universal (557, 005), Forbes (337, 012), Telediario Monterrey (316, 76), Azteca Noticias (244, 035), Aristegui Noticias (337, 066) El Financiero (170, 072) Tráfico ZMG (168, 82), Revista Proceso (166, 005) y El Debate (166, 5 interacciones).

Impacto en el modelo de negocios

El Covid-19 impactó considerablemente las fuentes de ingresos de que dependen los medios. De acuerdo a Andreu Casero-Ripollés, cuatro asociaciones de periódicos en España estimaban en 260 millones de euros sus pérdidas del 2020. El País, por ejemplo, perdió 219 millones de euros durante 2020.

Ello resultó en impactos negativos a las condiciones laborales de los trabajadores de la información, en particular a quienes laboran desde el suelo de la pirámide jerárquica, que en 7 consorcios españoles de referencia (Prisa, Vocento, Prensa Ibérica, Unedisa, Godó, Henneo, y Joly) vieron reducido el número de horas de trabajo que les eran asignadas, así como disminución en sus tabuladores salariales que varió entre 11 y 50%.

En el caso de México, el personal de medios de comunicación experimentó despidos masivos desde  noviembre de 2017, fecha en que, un candidato presidencial que a la postre se convertiría en el titular del Ejecutivo federal anunció una reducción significativa en Comunicación Social como parte del Proyecto de Nación 2018-2024, que ponderaba en los egresos de su cartera determinados megaproyectos de infraestructura y los apoyos directos a las clases trabajadoras y grupos vulnerables, como parte de un experimento de restauración del tejido social mexicano.

En 2020, sin embargo, la situación se recrudeció para los medios mexicanos, como lo documentó La Jornada en un reportaje del 17 de abril de ese año, donde mediante una encuesta a directivos y trabajadores encontró que dos diarios mexicanos se encontraban ejecutando recortes salariales hasta del 55%.

Mientras tanto, según se desprende de un levantamiento realizado por Nielsen entre septiembre y octubre de 2020 entre 46 empresas mexicanas participantes, se registró 64% de anunciantes que disminuyeron su inversión publicitaria y 4% que detuvieron toda la inversión publicitaria hasta nuevo aviso.

En general, la inversión publicitaria en 2020 ($83, 096 MDP) experimentó una disminución de 10 mil millones de pesos respecto a 2019 ($94, 115 MDP) como consecuencia de la contracción económica generalizada que la pandemia impuso.

Sin embargo, en esta nueva configuración, los medios digitales mexicanos adquirieron una ventaja, ya que «4 de cada 10 empresas participantes incrementó su inversión en canales digitales; en contraparte el mismo número de empresas disminuyó su inversión en canales tradicionales», según el reporte ejecutivo de Nielsen denominado «Estudio valor total media 2021, con datos de 2020».

Sin embargo, el sol volvió a salir para los medios de comunicación: en 2023, la inversión total en publicidad alcanzó en México $119, 600 MDP, cifra más alta incluso que la registrada en 2017, 2018 y 2019, respectivamente.  

Y a pesar de que la recuperación de la inversión en publicidad parece estar dando un nuevo aliento a los nuevos medios, los dos principales consorcios televisivos mexicanos se encuentran hoy ante complejos panoramas financieros y administrativos, sobre todo como consecuencia de las decisiones tomadas por sus directivos, a veces apartadas de la legalidad y el interés superior de las audiencias en lo referente a su merecimiento de una oferta digna de contenidos informativos, y también de entretenimiento (campos que, muchas veces, se integran).

Mientras tanto, los medios electrónicos enfrentan hoy el reto de llamar la atención de sus audiencias, procurando empatar la creatividad en los formatos adoptados con el rigor periodístico, así como encontrar avenidas de financiamiento que no comprometan la independencia de su línea editorial, y con ello su credibilidad ante una audiencia cada vez más informada y exigente.

FOTOGRAFÍA: AGENCIA XINHUA

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