Veintitrés países de diferentes regiones han solicitado oficialmente unirse a los BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, con la intención de integrar sus economías emergentes a una estructura que busca desafiar la hegemonía de las potencias occidentales y la preeminencia del dólar estadounidense.
Los países que buscan integrarse incluyen naciones de África, Asia, América Latina y Oriente Medio, como Azerbaiyán, Baréin, Bangladés, Burkina Faso, Camboya, Chad, Colombia, la República del Congo, Guinea Ecuatorial, Honduras, Laos, Kuwait, Marruecos, Birmania, Nicaragua, Pakistán, Palestina, Senegal, Sudán del Sur, Sri Lanka, Siria, Venezuela y Zimbabue.
La motivación común es reducir su dependencia del dólar y acceder a nuevas dinámicas comerciales basadas en transacciones con monedas locales, lo que minimiza el impacto de las fluctuaciones del dólar en sus economías. Además, la cooperación con potencias económicas como China e India se presenta como una oportunidad para fortalecer sus intercambios comerciales y su soberanía financiera.
La ampliación de los BRICS, que ya representan cerca del 40 % de la población mundial y una significativa porción del PIB global, podría alterar profundamente las dinámicas de poder actuales. Este crecimiento del bloque es visto por Occidente como una maniobra que refuerza la influencia de China y Rusia en los mercados internacionales y podría desafiar la supremacía del dólar.
Uno de los temas clave que se discute dentro de los BRICS es la posible creación de una moneda común, que reduciría aún más la dependencia de sus miembros del dólar y facilitaría las transacciones internas. La adopción de esta moneda podría desdolarizar sectores estratégicos como el comercio de petróleo, lo que impactaría las transacciones globales.
Si bien el camino no está exento de dificultades, la posible expansión de los BRICS en 2025 representa una oportunidad para redefinir el orden económico mundial y ofrecer a las economías emergentes una mayor influencia en la toma de decisiones globales. El éxito de esta ampliación podría consolidar un mundo más multipolar, donde el poder económico esté distribuido de manera más equitativa entre las naciones.
Foto: Redes
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