Kristi Noem: una política migratoria de mano dura que amenaza la estabilidad económica y social

En su reciente audiencia de confirmación como secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur, se comprometió a retomar políticas migratorias radicales que recuerdan los enfoques más extremos de la era Trump. Noem abogó fervientemente por el restablecimiento del programa “Quédate en México” y la eliminación de herramientas digitales como CBP One, que facilitan el proceso de asilo y entrada legal de migrantes. Estas posturas no solo reflejan una visión reduccionista y alarmista sobre la inmigración, sino que además subestiman los impactos económicos y sociales que tales medidas podrían generar.

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La retórica de Noem, al describir la frontera sur como una “zona de guerra”, resulta altamente incendiaria y desproporcionada. Su insistencia en vincular la inmigración irregular con el aumento del crimen en Dakota del Sur y otras áreas del país ha sido refutada por diversos estudios, que muestran que los inmigrantes cometen delitos a tasas más bajas que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos. Sin embargo, esta narrativa cargada de miedo sirve para justificar políticas de deportaciones masivas, las cuales podrían desatar una crisis laboral en sectores clave de la economía, como advirtió el senador Ruben Gallego al mencionar las preocupaciones de los agricultores en Arizona.

Es evidente que Noem no ha ofrecido soluciones concretas para asegurar procesos migratorios legales y seguros para los trabajadores agrícolas, una población esencial para la economía estadounidense. En su lugar, se ha centrado en atacar a los “delincuentes” y personas con órdenes de deportación, ignorando la realidad de un sistema migratorio roto que necesita una reforma integral, no solo castigo.

Por otro lado, su crítica a la administración de Joe Biden en materia de ciberseguridad, acusando a la Agencia de Infraestructura de Ciberseguridad de desviar recursos, parece más un intento de politizar el tema que una verdadera propuesta para fortalecer la seguridad del país. Asimismo, su promesa de endurecer las leyes comerciales para combatir el contrabando de fentanilo es otro ejemplo de cómo Noem prioriza acciones punitivas por encima de soluciones estructurales.

Las divisiones internas en el Partido Republicano, especialmente en torno a la inmigración legal, no pueden ser ignoradas. Si bien algunos sectores conservadores buscan reducir la inmigración, esta postura amenaza con debilitar alianzas clave dentro del partido, y profundizará las tensiones con aquellos que reconocen la importancia de los trabajadores migrantes para la economía nacional.

Políticas migratorias como las propuestas por Noem parecen más una estrategia política para ganar apoyo entre las bases de extrema derecha que una respuesta efectiva a los desafíos de seguridad y migración que enfrenta Estados Unidos. De ser confirmada, Noem podría imponer medidas que no solo perjudicarían a miles de familias migrantes, sino también a los propios ciudadanos estadounidenses que dependen del trabajo de los migrantes para mantener la estabilidad de industrias vitales.

El riesgo de adoptar enfoques radicales en temas migratorios no debe ser subestimado. La historia ha demostrado que políticas restrictivas no resuelven las causas profundas de la migración, y podrían desencadenar una crisis humanitaria y económica que afectaría a todos los niveles de la sociedad.

Foto: Redes

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