El Desierto de Atacama es el epicentro de la astronomía mundial. Reconocido por tener los cielos más oscuros y limpios del planeta, alberga observatorios de clase mundial como Paranal, donde se han logrado hitos históricos en la exploración del universo. Sin embargo, estas condiciones únicas están en peligro debido al megaproyecto energético INNA, desarrollado por AES Andes, que busca producir hidrógeno y amoníaco verde a escala industrial.
Ubicado a solo siete kilómetros de Paranal, este proyecto pone en riesgo la calidad de los cielos del desierto y podría comprometer investigaciones clave para la humanidad. Estudios realizados por el Observatorio Europeo Austral (ESO) advierten que el brillo artificial del cielo podría incrementarse hasta tres veces, lo que afectaría la observación de objetos celestes tenues, fundamentales para estudios avanzados.
Daños colaterales en Paranal: polvo y turbulencia atmosférica
El impacto de INNA no se limita al brillo artificial. Eduardo Unda-Sanzana, director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, destacó los riesgos del polvo particulado generado durante la construcción y operación del proyecto. “El polvo particulado que se generaría durante la construcción y operación del proyecto, nos parece que no está bien estimado. Y puede depositarse en componentes ópticos, electrónicos y mecánicos de los observatorios, afectando su rendimiento y aumentando sus costos operativos, dificultando sus operaciones”.
Otro aspecto crítico es la alteración de los vientos causada por los aerogeneradores del proyecto, lo que podría dificultar el uso de técnicas como la óptica adaptativa. “Podrían alterar los perfiles de viento en el lugar y hacer mucho más difícil la aplicación de técnicas como la óptica adaptativa, que es la técnica que nos permite eliminar el efecto de la atmósfera en las observaciones astronómicas y generar imágenes tales como si estuviéramos observando desde el espacio”, añadió Unda-Sanzana.
Un llamado a proteger los cielos del Desierto de Atacama
Andrea Mejías, primera vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS), expresó la postura del gremio frente a este megaproyecto: “No queremos detener este proyecto, pero es importante que se considere su reubicación para que así encontremos la mejor solución en donde ambas áreas puedan coexistir”. La comunidad científica propone que el proyecto se traslade al menos 50 kilómetros al sur para mitigar su impacto.
Un espacio para la participación ciudadana
El proyecto INNA, presentado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEA) en diciembre de 2024, se encuentra actualmente en etapa de evaluación. El proceso de participación ciudadana, abierto desde el 9 de enero hasta el 3 de abril de 2025, brinda una oportunidad para que organizaciones, académicos y ciudadanos expresen sus preocupaciones. Este espacio es crucial para garantizar que se consideren todos los efectos ambientales y científicos antes de tomar una decisión.
Ganancias versus daño ambiental
Durante el proceso de extracción, AES Andes busca posicionar el proyecto INNA como un modelo de energía sostenible. Sin embargo, la escala de este megaproyecto contrasta con los riesgos que implica para la astronomía y el medio ambiente. Eduardo Unda-Sanzana concluyó: “La resolución de este conflicto marcará un precedente crucial para el futuro del medio ambiente y la responsabilidad de quienes explotan los recursos naturales más valiosos del país”.
El Observatorio Paranal, un ícono de la astronomía global, necesita que su entorno se proteja para garantizar su aporte a la ciencia y la humanidad. El Desierto de Atacama no solo es un referente astronómico, sino también un patrimonio natural que merece ser resguardado para las futuras generaciones.
Revisa la declaración oficial de la Sociedad Chilena de Astronomía: