Algo huele mal en Groenlandia

La cuestión de Groenlandia, si bien está pensada para fortalecer aún más las capacidades económicas y militares de Estados Unidos frente a sus adversarios principales, es evidente que esta coyuntura también repercutirá fuertemente en Europa, al igual que lo que ocurre actualmente con la guerra en Ucrania, cuestionando fuertemente la lógica de la alianza atlantista y seguir empujando a Europa hacia el plano de la irrelevancia política y la crisis económica.

Algo huele mal en Groenlandia

Autor: El Ciudadano

Por Carlos Gutiérrez P.

La isla más grande del mundo con un poco más de dos millones de kilómetros cuadrados y una población aproximada de 56.000 habitantes, que tiene un estatus de isla autónoma dentro del reino de Dinamarca, ha estado en el centro del debate geopolítico mundial en forma inesperada, pero seguramente con efectos trascendentales.

Está ubicada en un sector muy sensible para el actual escenario político mundial, entre el océano Ártico y el océano Atlántico.

Como lo dijimos en la Carta Geopolítica 31, las declaraciones del presidente Donald Trump sobre aspiraciones territoriales se enmarcan en una ofensiva con alcances estratégicos para continuar en la cúspide del dominio hegemónico mundial, y contener a dos estados que le son competidores, el principal de ellos es China y consecutivamente la Federación Rusa.

Expresó su deseo de tomar el control de la isla, incluso a través de la fuerza si fuese necesario, alegando razones de seguridad para todo el mundo, a pesar de que Groenlandia pertenece a un país miembro de la OTAN, como es Dinamarca, quien es responsable de la política exterior y de defensa de la isla. Incluso llegó a amenazarla con sanciones y aranceles en caso de no cederla pacíficamente.

El lío de Groenlandia tiene aristas muy relevantes, que seguramente tendrán efectos en distintos planos.

1.-La disputa por las rutas marítimas.

Este tema es hoy día un asunto central en las agendas políticas y militares, teniendo en cuenta que el mayor porcentaje del comercio mundial se realiza a través de rutas marítimas, y hay focos que son muy críticos como el Mar Rojo y el Canal de Suez que conectan con el Mediterráneo que, a propósito del conflicto en Medio Oriente, ha visto interrumpido el flujo normal, debido a los ataques de los hutíes como parte de su apoyo a la lucha del pueblo palestino. Esto ha significado el traslado de fuerzas militares estadounidenses y el apoyo menor de países europeos de la OTAN, como Francia, Inglaterra y Alemania.

El otro foco de tensión es producto de la guerra en Ucrania, en que el atlantismo intenta cercar a Rusia en el Mar Báltico (actualmente se está desarrollando la operación Baltic Sentry por parte de la OTAN, con el justificativo de la vigilancia ante acciones terroristas) y ahora centra su nuevo interés en competir por el mar Ártico, donde Rusia ha sacado una importante ventaja producto de años de esfuerzo de copamiento militar y económico de esa zona.

Lo del Canal de Panamá también está en ese sentido, en este caso dirigido especialmente contra China, el principal socio comercial de la mayoría de los países de América Latina y que está definido como la mayor amenaza a la seguridad en esta región, siendo el segundo en el volumen de ocupación del canal, justamente después de Estados Unidos.

2.-El dispositivo militar

Estados Unidos tiene un contingente permanente en la isla, en la base aérea de Pituffic, con 650 personas apostadas y una capacidad de 10.000. También dispone de bombarderos con carga nuclear en la zona.

La isla es la ruta más corta entre Norteamérica y Europa y entre Estados Unidos y Rusia (descartando Alaska), ya que se sitúa entre ambos continentes y países. Un mayor control le permitiría una ventaja estratégica para el lanzamiento de misiles balísticos y el desplazamiento de su armada, así como la detección de ataques enemigos con ese armamento, es decir, la proveniente de la Federación Rusa.

La militarización de la isla le permite ahorrar el despliegue físico de su fuerza militar en el territorio europeo, porque desde la isla tendrán todas las condiciones para proyectar su fuerza sobre Europa y Rusia.

3.-Las consecuencias de las autonomías

Este es un aspecto que también puede traer consecuencias inesperadas en esta coyuntura, ya que es una realidad que está en el centro de varias situaciones críticas. Una de ellas dice justamente con la guerra de Ucrania, ya que uno de los argumentos de la invasión rusa fue la solicitud de protección de regiones ruso parlantes, como es el Donbass, que aspiraba a un estatus autonómico.

Hoy Rusia zanjó para sí ese tema a través de los referéndums realizados el año 2023 en las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporizhia, Jersón -y de Crimea en 2014-. La postura de Trump acabaría dándole un poderoso argumento a Rusia en su conquista territorial y el estatus de estos en la Federación Rusa.

El diputado del partido de la coalición gubernamental, Siumut Kuno Fenker, tiene esto muy claro cuando señaló que el derecho de los habitantes de Groenlandia a la autodeterminación, al igual que los de Crimea y Donbass, es superior a la integridad territorial de Dinamarca o Ucrania. Dijo “Quizás Rusia también entienda esto en relación con Donbass, Lugansk o Crimea. Tienen derecho a la autodeterminación. Y la integridad territorial de Ucrania es inferior a su derecho a la autodeterminación”.

Otro caso, aún más complejo, es el de la relación entre China y Taiwán, la que siempre ha aspirado a ser un estado independiente y que el propio Estados Unidos y sus socios otanistas inspiran soterradamente para complicarle la vida a los chinos continentales. Para China cualquier intención independentista de la isla es un casus belli.

La jefa diplomática de la Unión Europea, Kaja Kallas, se ha mostrado preocupada por las declaraciones de Trump. “La soberanía de los estados miembros siempre debe ser respetada. Este es uno de los valores diplomáticos y un principio fundamental en el que siempre confiamos en nuestro trabajo. Y esto se aplica al caso de Dinamarca”.

Veremos cuál será su acción real frente a esta gran operación estadounidense.

4.-La ganancia económica

Hay que recordar que la isla es rica en recursos naturales y proporciona 25 de los 34 tipos de minerales críticos: oro, plata, cobre, plomo, zinc, grafito, mármol, entre otras principales materias primas, las más importantes para el futuro industrial. También es abundante en recursos minerales de tierras raras.

En cuanto a los combustibles fósiles, sus reservas se destacan en carbón, petróleo y gas natural, que han sido poco explotados debido a sus condiciones climáticas y la protección medioambiental. En el caso de los hidrocarburos, la isla posee el 13 % y un 30 % no descubierto de ambos. Según una evaluación del Servicio Geológico de la isla, contiene 31.400 millones de barriles de petróleo y otros productos combustibles, incluidos alrededor de 148 billones de pies cúbicos de gas natural.

Aquí va a encontrarse con el obstáculo del movimiento ambientalista, ya que desde 2021 existe una moratoria a la explotación de petróleo y gas, después que el Partido Socialista Independentista tomara el poder y prometiera tomarse en serio la crisis climática.

También es rica en combustible radioactivo, ya que contiene grandes cantidades de depósitos de uranio, tanto descubierto como por descubrir.

En el campo de la lucha económica, la disputa ártica pretende atentar contra la Ruta de la Seda Polar, una vía marítima en cooperación con Rusia pensada para impulsar los intercambios comerciales con Europa, acortando la distancia entre esta y Asia.

Según el experto chino Gao Jian, el control sobre Groenlandia sería un factor clave en la estrategia del proteccionismo comercial del presidente Trump.

Groenlandia, desde 1814 fue una colonia, hasta el año 1953, en que se convirtió en una provincia del reino de Dinamarca. En 1979 consiguió establecer su propio gobierno, ganando la soberanía excepto en política exterior, defensa y monetaria, que siguen siendo controlados por Dinamarca.

En el año 2008 celebró un referéndum de autogobierno, con un aplastante Sí del 75 %, convirtiendo el groenlandés en la lengua oficial. A propósito de este hecho jurídico, el derecho internacional reconoció al pueblo de Groenlandia el derecho a independizarse para formar su propio estado.

La mayoría de los habitantes apoya la independencia, y en el año 2023 el gobierno presentó su primer proyecto de Constitución por el cual la isla sería una república parlamentaria, desechando la monarquía y dando al presidente el rol de jefe de Estado.

La situación política actual en Groenlandia es contradictoria. El primer ministro Mute Egede, comentando las declaraciones de Trump en el canal Fox News ha declarado que “Siempre formaremos parte de la Alianza Atlántica y seremos un socio fuerte de Estados Unidos. Somos vecinos cercanos. Hemos cooperado durante los últimos 80 años y creo que el futuro abrirá nuevos horizontes para la colaboración”. Pero enfatizó que los groenlandeses no quieren convertirse en estadounidenses.

Comentarios que están en la misma línea del gobierno danés, que ha visto con preocupación la nueva realidad política que se le ha presentado producto de la iniciativa estadounidense.

Pero hay otras visiones, aparentemente mayoritarias en la propia isla.

Más de la mitad de la población de Groenlandia está a favor de la adhesión de la isla a Estados Unidos, según los resultados publicados por la organización no gubernamental de Estados Unidos, Patriot Polling, que realizó una encuesta entre el 6 y el 11 de enero. Esto demostró que el 57,3 % aprueba la idea de unirse al país del norte, el 37,4 % está en contra y el 5,3 % no se declaró por ninguna de las iniciativas.

Los habitantes de Groenlandia son críticos con el lugar de Europa en el mundo actual, y por lo tanto no ven con malos ojos la incorporación a Estados Unidos, ya que aparece más atractivo en relación al cada vez mayor deterioro económico europeo.

Sobre esta aspiración es que se asienta la pretensión de Estados Unidos con cierta base de realismo. La jugada maestra sería repetir la experiencia panameña de principios del siglo XX. Acudir y sintonizar con las aspiraciones independentistas de la nación groenlandesa, y en esa dirección está la encuesta y las acciones comunicativas, para una vez logrado poder alcanzar acuerdos específicos con Estados Unidos, que pueden ser en el mismo formato que se usó con el Canal de Panamá de una propiedad por 100 años, o directamente el formato de Puerto Rico, que está bajo la jurisdicción del Congreso, o inclinarse por ser el estado número 51.

De esta forma, no se enfrentaría a Dinamarca en un hecho de fuerza, ya sea económica o militar.

La ministra de cultura, educación, iglesia, asuntos exteriores e independencia del territorio autónomo danés, Vivian Motzfeldt, declaró que las autoridades de Groenlandia esperan ansiosamente contactar con la administración de Trump para discutir la cooperación en el área de los negocios y la minería.

Congresistas republicanos encabezados por Andy Ogles y Diana Harshbarger han preparado un proyecto de ley que permitiría al presidente de Estados Unidos iniciar negociaciones sobre la compra de Groenlandia. El proyecto se denominó “Make Greenland Great Again Act”, según la agencia Reuters que tuvo acceso al documento.

La cuestión de Groenlandia, si bien está pensada para fortalecer aún más las capacidades económicas y militares de Estados Unidos frente a sus adversarios principales, es evidente que esta coyuntura también repercutirá fuertemente en Europa, al igual que lo que ocurre actualmente con la guerra en Ucrania, cuestionando fuertemente la lógica de la alianza atlantista y seguir empujando a Europa hacia el plano de la irrelevancia política y la crisis económica.

Sobre las pretensiones territoriales más generales, todos los países deberán estar en estado de alerta, porque seguramente será una nueva línea de inestabilidad y probables causas de conflicto. En América Latina el asunto Canal de Panamá pondrá en tensión décadas de políticas de defensa, en que se desarrollaron anualmente ejercicios militares en conjunto con Estados Unidos para proteger la libre circulación por el canal. ¿Cuál sería la reacción de nuestros países si fuera Estados Unidos el que ejecutara una acción que pusiese en peligro el tránsito por esa vía?

Por Carlos Gutiérrez P.

Carta Geopolítica 32, 21 de enero de 2025

Centro de Estudios Estratégicos de Chile – CEECH – [email protected]

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