En un controvertido inicio de su segundo mandato, Donald Trump ha declarado que la política oficial del gobierno de Estados Unidos reconocerá únicamente dos géneros: masculino y femenino. Esta postura, anunciada en su discurso inaugural, marca el comienzo de políticas que amenazan los derechos de las minorías de género y sexuales, como las personas trans, intersexuales y no binarias.
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Desde su primer día de vuelta en la Casa Blanca, Trump ordenó la eliminación de los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), argumentando que promueven ideas «radicales» y que fomentan una supuesta discriminación contra los hombres blancos. Según su administración, estas iniciativas eran costosas y desviaban recursos hacia lo que el expresidente llama «ideología de género». En consecuencia, el decreto presidencial revoca protecciones establecidas para las personas trans y niega la posibilidad de que las personas no binarias muestren su género en documentos oficiales.
El impacto de estas medidas es vasto. Las nuevas normativas obligarán, por ejemplo, a que las mujeres trans sean encarceladas en prisiones para hombres, y viceversa. Además, las personas trans y no binarias podrían ser expulsadas de espacios públicos si no cumplen con el género asignado al nacer.
La eliminación de los programas de DEI es otro golpe significativo. Estos programas, establecidos desde la década de 1960 para combatir la discriminación laboral y promover la inclusión de minorías, han jugado un papel crucial en asegurar que las personas históricamente marginadas tengan acceso a oportunidades laborales equitativas. Sin embargo, Trump ha señalado que dichos programas promueven una supuesta discriminación inversa contra los hombres blancos y cisgénero.
Con la desaparición de estos programas, cientos de empleados del gobierno de Estados Unidos han sido despedidos o están a la espera de serlo. Esto no solo afecta a las personas trans, sino a todas las minorías que dependen de políticas inclusivas para tener una participación justa en el ámbito laboral.
Aunque muchas empresas estadounidenses, como Meta, Amazon y Walmart, ya han abandonado sus políticas de diversidad para alinearse con las nuevas normativas de Trump, otras se mantienen firmes. Costco y JP Morgan Chase han renovado su compromiso con la inclusión, desafiando la regresión impuesta por el gobierno.
El futuro de los derechos de las personas trans, intersexuales y de otras minorías de género en Estados Unidos se ve comprometido con estas políticas. La administración Trump, con su visión reduccionista de la realidad biológica y su enfoque en la «meritocracia», amenaza con borrar décadas de avances en igualdad y justicia social.
Foto: Redes
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