Sao Paulo. El gobierno de Brasil tuvo una reacción «sobria«, para proteger la soberanía nacional y sin ánimo de provocaciones, al intervenir y denunciar el maltrato a los 88 brasileños deportados el viernes pasado desde Estados Unidos por ser inmigrantes sin documentación, afirmó el ministro brasileño de Justicia, Ricardo Lewandowski.
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«Tuvimos una reacción muy sobria. No queremos que esto sea visto como una provocación al gobierno estadounidense, sobre todo porque la deportación está prevista en un tratado, pero evidentemente esta deportación debe realizarse respetando los derechos fundamentales de las personas, especialmente de aquellos que no son delincuentes»
Ricardo Lewandowski
Ministro brasileño de Justicia
Relató la operación de la Policía Federal y de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), tras el aterrizaje del avión del Servicio de Inmigración de Estados Unidos en la ciudad de Manaos con 88 brasileños deportados, la mayoría esposados, encadenados, sin acceso a sanitarios ni a comida ni bebida durante el vuelo.
Lewandowski dijo que la deportación de brasileños de Estados Unidos está prevista en un tratado, pero debe realizarse con dignidad para no violar la Declaración Universal de Derechos Humanos, documento adoptado en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
El avión estadounidense aterrizó en Manaos, capital del estado de Amazonas (norte), el viernes por la noche por problemas técnicos, cuando su destino era la ciudad de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais.
En esa escalada, los pasajeros gritaron para alertar que estaban encadenados a los trabajadores de la pista del aeropuerto de Manaos, tras lo cual la Policía Federal fue llamada para verificar el cumplimiento de la ley brasileña.
«Los estadounidenses exigieron que los brasileños, ya en territorio nacional, bajo custodia del Estado brasileño, permanecieran encadenados y abordaran otro avión que venía de Estados Unidos. Esto es absolutamente inaceptable. Las personas no tenían ningún cargo penal. Algo inaceptable»
El ministro contó que llamó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y le explicó la situación. «Le conté los detalles, que eran acciones absolutamente inaceptables en territorio brasileño, donde ejercemos nuestra soberanía. Había malestar, pero el presidente, muy decidido, dijo que enviaría el avión de la FAB, que los brasileños debían ser tratados con dignidad y regresar sanos y salvos a sus lugares de origen».
Foto: X
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