La Araucanía y la interpelación a Peñailillo: Cuestión de capitalinos

“¿Qué pretende la derecha interpelando al Ministro Peñailillo por lo que pasa en La Araucanía?” me pregunta un amigo extranjero en una agradable conversación en la que, café en mano, el tema Mapuche obviamente fue un tema.

La Araucanía y la interpelación a Peñailillo: Cuestión de capitalinos

Autor: Sebastian Saá

huenchumilla

Hace algunas semanas en Chile, fue anunciada con bombos y platillos por parte de la oposición al gobierno de Michelle Bachelet la interpelación parlamentaria al Ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. ¿La razón? Buscar alguna explicación relacionada al manejo del gobierno en relación al conflicto intercultural entre el estado chileno y el Pueblo Mapuche. Una muy buena razón por lo demás, pero lo que provoca una extraña sensación de risa es las declaraciones del diputado José Manuel Edwards (Renovación Nacional), donde menciona que dicha interpelación “No es un ring de box, queremos ver de qué manera, en conjunto, vamos a solucionar un problema que se ha arrastrado ya por mucho tiempo, por decenas y casi centenas de años”.

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Lo que genera esa sensación de risa (algo mezclada con incredulidad y vergüenza ajena) es que, tanto Edwards como la oposición, tratan de aparentar ser algo que no son: estadistas del primer nivel, preocupados por lo que pasa en la región y de avanzar en éste conflicto. Algo que a todas luces no es así. Edwards demuestra no saber nada sobre el conflicto en La Araucanía (hecho típico en una persona que arriba a una región sólo para competir por un cupo parlamentario) y que el interés, tanto suyo como el de su sector, es la seguridad pública y el seguir aplicando una ley antiterrorista que ha sido duramente cuestionada por personas como Ben Emerson, relator de Naciones Unidas para derechos humanos y libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo, quien menciona claramente que “La legislación antiterrorista ha sido utilizada de forma discriminatoria contra los mapuches, de modo confuso y arbitrario, lo que ha resultado en verdadera injusticia y menoscabado del derecho a un juicio justo”. ¿Más claro? Échele agua. Pero la centroderecha insiste. E insistió durante el gobierno de su camarada Sebastián Piñera: el helicóptero sobrevolando la capital de La Araucanía, Temuco, era una caricatura de un supuesto orden y preocupación por la seguridad pública.

Como si la plaza de armas ardiera en llamas y los tanques de los terroristas mapuche rondaran la Avenida Caupolicán en busca de una sedienta venganza. Nada de eso ocurre en nuestra región, donde visitar las comunidades es un verdadero agrado en cuanto a tranquilidad (no así en cuanto a pobreza y marginalidad) y los hechos de violencia son aislados y lamentables, a tal punto de ser criticados por las mismas organizaciones indígenas, existiendo además casos en los que se ha documentado auto-atentados por parte de empresas forestales con el objetivo de cobrar seguros e inculpar a las comunidades aledañas.

Es más. Viendo las cifras objetivas en La Araucanía, los hechos de violencia se han reducido en cifras que llegan a ser incluso esperanzadoras. Pareciera que todos los sectores están atentos a lo que pueda suceder en la región, con un Huenchumilla en el que varios ponen sus esperanzas. Y en un primer tiempo, el Intendente tampoco ha decepcionado. Ha planteado de forma clara el diagnóstico del conflicto en tiempos en que nadie se atrevía a decir las cosas por su nombre. Huenchumilla llama despojo al despojo, atropello al atropello, y violaciones a la dignidad cuando la historia en su más amplio contexto y apoyada por historiadores recalcitrantes como Sergio Villalobos -otrora defensor de la causa indígena, hoy, negacionista acérrimo de la existencia del Pueblo Mapuche- ha mencionado que éstos atropellos eran necesarios para la “constitución del Estado” y el resguardo del orden público en La Araucanía.

Y eso, pareciera que a la derecha chilena más dura le doliera. El intendente metió el dedo en la llaga y además se atrevió a tratar de “calzonudos” (cobardes) a aquellos que cobardemente quieren ampararse detrás de una interpelación por su falta de sensibilidad política en la búsqueda de soluciones para éste conflicto, y que además (siendo sinceros/as) se han beneficiado de éste conflicto y de la situación del Pueblo Mapuche en general: el clientelismo electoral se ha apoderado de las comunidades de manera transversal y deprimente.

Clientelismo que les ha permitido ganar elecciones a costa de la reproducción del círculo de la pobreza en nuestro pueblo. Por si fuera poco para quienes le critican, el representante del Ejecutivo en la región le quita importancia a dicho mecanismo constitucional diciendo que es “cuestión de santiaguinos” y que el proceso va a pasar “sin pena ni gloria” para la alianza.

Eso es lo que temen en el fondo quienes hoy buscan por intermedio de la interpelación a Peñailillo, criticar la gestión del Intendente Huenchumilla: avances que permitan que el Pueblo Mapuche crezca en dignidad y derechos sociales, económicos y políticos. Hoy, las voces que hablan de participación diferenciada por intermedio de ley de cuotas reservadas para pueblos indígenas son cada vez más, lo que podría generar que La Araucanía se llene de una nueva generación de políticos Mapuche del primer nivel que pongan la plurinacionalidad y la multiculturalidad en la discusión pública. Ya lo hizo Huenchumilla y ya vienen otros. “Eso temen, que nos adueñemos de la discusión y se queden sin trabajo. O lo que es peor, que les toque trabajar” le respondo a mi amigo. Sonreímos. Y cambiamos el café por una buena cerveza.

Por Ricardo Coñoepan

Mapuche, Coordinador del Área de Jóvenes de la Corporación ENAMA. Voluntario de TECHO – Chile. Estudiante de Ciencia Política de la UCTemuco.

Fuente: El Quinto Poder


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