Mañana, 23 de febrero, Alemania vivirá una jornada electoral crucial para definir el futuro político del país. Casi sesenta millones de ciudadanos están convocados a las urnas para elegir a los miembros del Bundestag, el parlamento alemán, y con ello, al próximo canciller. En un contexto marcado por la disolución de la coalición de gobierno en noviembre, la incertidumbre política y económica ha generado un clima de tensión e intenso debate.
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Las elecciones, que debían celebrarse en 2026, fueron adelantadas debido a la ruptura de la coalición formada por el Partido Socialdemócrata (SPD), el Partido Verde y el Partido Liberal (FDP). Esta disolución, apenas tres años después de formarse el gobierno, ha generado una atmósfera de polarización, con enfrentamientos entre los principales candidatos.
Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), se perfila como el favorito para asumir la cancillería. Con una sólida carrera en el ámbito empresarial, su falta de experiencia en cargos públicos ha suscitado dudas. Además, su postura firme sobre la inmigración ha generado controversia, incluso dentro de su propio partido.
En segundo lugar, según las encuestas, se encuentra Alternativa para Alemania (AfD), partido de extrema derecha liderado por Alice Weidel. El ascenso de AfD ha sorprendido y generado preocupación, ya que su discurso crítico hacia los inmigrantes ha agudizado las tensiones sociales. El apoyo del empresario Elon Musk a Weidel ha sido interpretado como un respaldo a la ultraderecha en el escenario internacional.
El actual canciller, Olaf Scholz, del SPD, ocupa el tercer lugar en las encuestas, con Robert Habeck, del Partido Verde, rezagado en cuarto lugar.
El sistema electoral: voto doble y representación proporcional
El sistema electoral alemán es complejo y no contempla una elección directa del canciller. Cada ciudadano emite dos votos: uno para elegir a un candidato que representará a su distrito electoral en el Bundestag, y otro para las listas de partidos, que determinarán la distribución de escaños en el parlamento. Son 299 los distritos electorales, cada uno con aproximadamente 250,000 ciudadanos.
El partido con mayoría parlamentaria es el que tiene derecho a proponer al canciller, lo que hace que las coaliciones sean clave para formar gobierno. Hasta ahora, todos los partidos democráticos han rechazado formar coaliciones con AfD, lo que podría complicar la formación de un nuevo gobierno en caso de que la extrema derecha obtenga un gran respaldo.
Para evitar la fragmentación del parlamento, el sistema electoral alemán establece que los partidos deben obtener al menos el cinco por ciento de los votos a nivel nacional para obtener escaños. Esta cláusula, conocida como la «barrera del cinco por ciento», busca impedir la entrada de múltiples partidos pequeños, llamados «partidos enanos», lo que podría complicar las negociaciones para formar alianzas.
A medida que se acercan las elecciones, el clima en Alemania se vuelve cada vez más incierto. Las tensiones sociales, los discursos polarizadores y la incertidumbre económica marcarán una jornada electoral que podría cambiar el rumbo del país y redefinir el mapa político europeo.
Foto: X
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