Desde el primer minuto en el escenario, Chiqui Aguayo atrapó al público de la Quinta Vergara con su característico ritmo acelerado y su humor directo. Apenas comenzaba su rutina y ya había provocado carcajadas, logrando lo que George Harris no pudo en su difícil paso por la primera noche de Viña 2025.
La humorista volvió al festival después de su comentada presentación en 2017, esta vez sintiéndose en su mejor momento profesional y personal. Arrancó con chistes sobre el vino y el pádel, temas que prendieron entre los asistentes. Sin rodeos, lanzó algunas palabras subidas de tono y de inmediato ironizó sobre quienes critican a los humoristas por usarlas, recordando las reacciones que enfrentó años atrás. No perdió la oportunidad de revivir su disputa con el cantautor Alberto Plaza, quien la cuestionó en esa ocasión en el programa Vértigo de Canal 13.
«¿Quieren que haga reír sin decir garabatos?… Alberto Plaza, ándate a la…«, soltó, desatando las risas y aplausos del público.
La comediante también habló sobre lo que significa vivir en Chile, un país donde las tragedias parecen ser el pan de cada día. Demostrando experiencia en el escenario como su paso por el reconocido programa Club de la Comedia (CHV), Aguayo no dejó espacio para silencios incómodos y mantuvo el ritmo con una agilidad impresionante, algo esencial en Viña si se quiere hacer reír.
Maternidad, mujeres y comedia
Otro de los grandes ejes de su rutina fue la maternidad, abordada con su ya clásica velocidad de discurso, al punto de que en redes sociales muchos la comparaban con un audio en x2 de velocidad. Entre risas y anécdotas, supo conectar con la audiencia, aunque la recepción en redes fue más dividida: algunos celebraban su regreso triunfal, mientras otros opinaban que su material no era particularmente gracioso o que abusó de los garabatos. Sin embargo, la atención estuvo de su lado, consiguiendo un impresionante peak de 40,9 puntos de rating online y un promedio de 38,9, según cifras oficiales del festival.
A medida que avanzaba su presentación, las risas se transformaron en carcajadas y aplausos. Su repertorio incluyó chistes sobre ser apoderada en el colegio, la vida de los veganos y las anécdotas de los profesores, temas que resonaron con el público, especialmente el femenino.
«Después de una gira de más de 30 shows, siento que mi rutina está en su mejor momento», declaró en la conferencia de prensa de Viña 2025. «Es un honor ser la principal representante del humor femenino en este escenario. Espero que mi actuación inspire a más mujeres a hacer comedia», agregó.
«Chiley, la alegría ya viene…»
A la 01:05 de la madrugada, Chiqui Aguayo finalizó la primera parte de su show. «Sin filtro, sin temor», la presentó Rafael Araneda al subir al escenario, justo cuando la Quinta pedía la Gaviota de Plata. En el palco, su amiga y comediante Alison Mandel, junto a la actriz María José Bello, se mostraban visiblemente emocionadas.
Pero la ovación no terminó ahí. Cuando el público exigió la Gaviota de Oro, Aguayo no pudo contener la emoción: «Hay que escuchar la voz del pueblo», dijo antes de recibir su segundo trofeo. «Muchas gracias, yo me quedo, qué bien hace reírnos», expresó antes de seguir con un bis, retomando su show sin bajar la intensidad.
Como último chiste, la humorista empezó a leer un relato, llamado «cuento de Chile», en la que presentó a una niña llamada Chiley, quien, al igual que la Riley, protagonista de la película de Disney, Intensamente, luchaba con sus emociones, y también con las «calilas», las mojojos» y los «Hermosillas».
La historia dio un giro cuando los padres de Chiley, en busca del «tesoro de la alegría», desaparecen, dejándole una nota que decía: «Chiley, la alegría ya viene». Chiley, sin saber leer, pegó la nota en el refrigerador y se dedicó a disfrutar de la libertad al estar sin sus padres: comiendo lo que quería, sin bañarse, y hasta portándose mal en la plaza.
Revive el momento:
Aguayo, cerró su rutina con un repaso por las polémicas y virales más icónicos de Chile, logrando que el público coreara frases reconocibles y reafirmando su sello: reírse de las tragedias y de la esencia criolla.