Después de meses de especulaciones y una contienda política que mantuvo a todo Canadá a la espera, Mark Carney ha sido elegido como el nuevo líder del Partido Liberal y, en consecuencia, como el próximo primer ministro del país. Con un impresionante 85.9% de los votos, el exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra asumirá el liderazgo en un contexto de incertidumbre global, marcado por tensiones económicas y políticas con los Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. Este cambio de poder, que se espera sea oficial en los próximos días, llega en un momento crucial para la nación.
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El ascenso de Carney no solo representa una transición dentro del Partido Liberal, sino también un cambio significativo en la política canadiense. Con 59 años, Carney llega al poder con un extenso historial en la gestión de crisis económicas globales, habiendo liderado importantes bancos centrales en momentos de turbulencia financiera. Su mandato como gobernador en Canadá durante la crisis financiera de 2008, y su desempeño en el Banco de Inglaterra durante la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo han posicionado como un experto en la materia.
Aunque su experiencia política es limitada, Carney ha prometido un enfoque pragmático y centrado en la estabilidad económica del país. En su campaña, ha destacado la necesidad de reducir las barreras comerciales internas, encontrar nuevos mercados para las exportaciones de Canadá y fomentar inversiones en infraestructura clave para aumentar la productividad.
Uno de los puntos más controversiales de su propuesta es su decisión de rechazar los planes de Trudeau de aumentar el impuesto a las ganancias de capital y de eliminar el impuesto al carbono para consumidores, decisiones que podrían transformar la economía canadiense. Además, Carney ha dicho que dividiría el presupuesto federal en dos: uno operativo, que buscaría equilibrar, y otro de gasto de capital, destinado a proyectos de infraestructura.
La llegada de Carney al poder también se enmarca en un contexto internacional desafiante. El gobierno de Donald Trump ha generado incertidumbre con sus políticas comerciales, amenazando la estabilidad económica global. Carney se ha presentado como un líder con la capacidad de manejar estas tensiones, algo que será esencial dado que los liberales se encuentran en una situación política compleja, con menos del 50% de los escaños en la Cámara de los Comunes. De hecho, las elecciones generales podrían ser convocadas en las próximas semanas.
En su último discurso como primer ministro, Justin Trudeau no solo hizo un balance de su tiempo al frente del gobierno, sino que también lanzó un fuerte mensaje sobre los peligros que enfrenta Canadá, especialmente en relación con su vecino, Estados Unidos. Ante una multitud de liberales reunidos en Ottawa, Trudeau advirtió que el país está frente a un “desafío existencial” planteado por el gobierno de Trump, quien recientemente ha expresado intenciones de integrar a Canadá como el “estado número 51” de los EE.UU.
Con la salida de Trudeau, quien fue una figura central en el Partido Liberal durante varios años, Carney enfrenta la difícil tarea de liderar a una nación profundamente dividida y desafiada por las amenazas externas. La retórica de Carney, especialmente en su discurso tras ganar la contienda por el liderazgo, refuerza esta narrativa de defensa nacional:
“Hemos hecho de este el mejor país del mundo y ahora nuestros vecinos quieren tomarlo. De ninguna manera”
Mark Carney
Primer Ministro de Canadá
Este tipo de declaraciones resuenan en un momento en que el nacionalismo canadiense ha alcanzado nuevos picos, particularmente en respuesta a las políticas estadounidenses. La situación está llevando al Partido Liberal a un nuevo capítulo, uno que se perfila como una respuesta a las presiones internacionales, pero también a los desafíos internos que enfrenta el país.
El cambio de liderazgo en Canadá marca el fin de una era para Justin Trudeau, quien deja un legado mixto de logros y controversias. La elección de Mark Carney como nuevo primer ministro no solo representa un cambio de rostro al frente del país, sino también una respuesta directa a las circunstancias políticas y económicas globales. Será interesante ver cómo Carney maneja los retos internos y externos que se avecinan, especialmente con las elecciones a la vuelta de la esquina y las tensiones con Estados Unidos en aumento.
Foto: El Ciudadano
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