Solo en el pasado de julio, 5.340 personas murieron en Siria. Desde el inicio de la contienda en marzo de 2011, los enfrentamientos entre el Ejército y los rebeldes islamistas por el control del país han causado más de 170.000 víctimas. De ellos, 56.500 son civiles, de los cuales en torno a 9.100 son niños.
En este último mes, según cifras del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, el número de civiles muertos vuelve a superar el millar: 1.067 fallecidos, de ellos 225 niños y 140 mujeres. Entre las filas rebeldes se cuentan 1.157 muertos, y entre todos los grupos radicales islámicos que operan en el país –Estado Islámico, Frente al Nusra, Al Muhajerin, el Ejército de Al Ansar y Jundo Al Aqsa–, 1.092 fallecidos.
A estas cifras hay que sumar los fallecimientos de once soldados que habían desertado de las filas del Ejército sirio, 28 combatientes de la milicia del partido chií libanés Hezbolá –aliado de Damasco–, 78 combatientes extranjeros afiliados al régimen de Al Assad y 9 víctimas mortales sin identificar.
Julio, además, ha sido el periodo en el que se han registrado un mayor número de fallecidos entre las filas del régimen de Al Assad: 1.898 muertos si se suman 961 soldados y 937 integrantes de grupos paramilitares leales a Damasco.
El Observatorio subraya que las cifras de víctimas en todos los bandos podrían ser aún más elevadas. Según sus estimaciones, hasta 400 combatientes más podrían haber fallecido a tenor de informaciones adicionales no verificadas recibidas por la organización, con sede en Londres pero que cuenta con fuentes en el interior del país.
Fuente: EuropaPress/ Foto: AP Photo, Manu Brabo