Por Carlos Gutiérrez P.

Parece una locura ideológica asumir que existen acuerdos tácitos entre Turquía e Israel para reconfigurar el cuadro estratégico en Medio Oriente, pero todas las evidencias en el terreno militar y movidas políticas apuntan en esa dirección.
Aun así, este proceso genera mucha inestabilidad contingente, incertidumbre sobre el resultado esperado por estos dos grandes actores y siempre con la posibilidad abierta de que el conflicto siga escalando y se salga de cierto molde en el que todavía se encuentra.
1. El nuevo conflicto entre Israel y Palestina iniciado en agosto del año 2023, sigue una cierta tendencia histórica sobre lo que han sido estas guerras: una lucha muy descarnada; involucramiento parcial de los vecinos árabes, más bien en la retórica y con posturas muy cínicas en el apoyo a Palestina en algunos casos; resoluciones condenatorias mayoritarias en el seno de Naciones Unidas; el apoyo incondicional de Estados Unidos y países de la OTAN europea al esfuerzo bélico israelí; movilizaciones sociales de apoyo al pueblo palestino en varios países alrededor del mundo, pero que no generan efectos en los respectivos gobiernos para una presión consistente hacia el gobierno israelí; la tendencia genocida de la élite sionista hacia el pueblo palestino.
Pero la característica más llamativa es que ninguno de los continuos conflictos ha terminado en alguna victoria decisiva de alguna de las partes que hubiese alterado significativamente el cuadro estratégico. El grupo militar palestino Hamas y el apoyo del grupo libanés Hezbollá, siempre se han recuperado de las importantes bajas en la milicia y en el escalón dirigente que han sufrido, y recurrentemente han mejorado sus tácticas de combate urbano, sus cadenas logísticas y el empleo de nuevas armas, lo que les ha permitido iniciar periódicamente ofensivas militares con relativo éxito contra el Estado israelí.
Los israelíes también hacen mejoras en su doctrina militar a partir de las lecciones aprendidas de cada conflicto y las trasladan al empleo de las fuerzas terrestres para las invasiones de los territorios palestinos y la zona libanesa administrada por Hezbollá, pero siempre se topan con un momento táctico que les impide una victoria total.
En esta ocasión, la situación no ha sido muy distinta en lo relacionado estrictamente con la lucha en la franja de Gaza y el sur del Líbano. La destrucción física y el genocidio del pueblo ha sido brutal, pero se repite el hecho de que ambos aparatos militares no han sido destruidos cabalmente, incluso asumiendo los importantes golpes a su infraestructura, sus líneas logísticas y cadenas de mando. Históricamente han mantenido una tasa de reposición de sus bajas muy considerable, y siempre se las han ingeniado para un nuevo reabastecimiento logístico. La clave de esto, que nunca han podido resolver los israelíes a pesar del genocidio, está en la voluntad de lucha del pueblo palestino, aquello que todos los teóricos militares han definido como la clave de la victoria militar, romper la convicción humana de luchar. De esta forma, cada conflicto deja la puerta abierta para el próximo que vendrá.
La fórmula israelí ahora pasa por la destrucción total de la infraestructura urbana, la ocupación permanente del territorio y el desplazamiento de la población palestina.
El resto del escenario se le sigue confirmando. Los países árabes vecinos se han plegado a la política israelí, y por lo tanto son inocuos ante la agresividad del estado sionista; la autoridad palestina de Cisjordania está conformada por una élite entregada al statu quo; el relato israelí es dominante en la élite europea que continua con su apoyo político y material. Todo opera en la dirección del mantenimiento de las reglas dictadas por Israel.
Mientras, pausadamente avanza en el control de nuevos territorios, tanto aquellos que piensa arrebatar a la Franja de Gaza como el sur del Líbano, así como en el sur de Siria, donde ya tiene su plataforma de lanzamiento desde la zona del Golán.
2. Pero, la actual guerra en Medio Oriente trajo algunos cambios. Dos de ellos son los más determinantes. Uno, es el empoderamiento político-militar del liderazgo hutíe en Yemen para mantener un apoyo irrestricto a la causa palestina, involucrándose militarmente. Han podido sostener esto producto de una sorprendente capacidad en modernos sistemas de armas, seguramente entregados por Irán, que le han permitido bombardeos en territorio israelí céntrico (algo que siempre fue poco frecuente en las anteriores guerras), y en mantener un bloqueo parcial del mar Rojo, atacando el transporte de carga con dirección a Israel y a buques de guerra del otanismo, lo que evidentemente altera el teatro de operaciones de la región.
El otro cambio sustancial ha sido la caída del régimen de Assad en Siria. Su impacto va a ser múltiple.
• La resistencia palestina pierde a un aliado importante, tanto política como militarmente. Frente al cinismo político de los países árabes de la región (particularmente Jordania, Qatar y Arabia Saudita), Siria era un apoyo férreo a la causa, que redundaba en apoyos como corredor logístico, tránsito de combatientes y otro frente de ataques a Israel.
• La actual administración siria es claramente anti Hezbollá, y eso lo ha demostrado en incursiones militares en la frontera libanesa tendiente a desestabilizar el país. Tampoco es un apoyo a la causa palestina, y tiene un trato tácito con Israel en el sur de Siria que domina los Altos del Golán y
que subrepticiamente ha aumentado su presencia militar ante la pasividad del gobierno sirio y el caos político en el país.
• La disputa del espacio sirio entre Israel y Turquía, que en la perspectiva estratégica pasa por hacer desaparecer al país, por ahora repartirse el territorio entre ambos y de esa forma aspirar en un futuro próximo a dominar el centro de gravedad de la región, lo que implicaría ser el actor hegemónico subregional.
De esta forma se eliminaría la pretensión iraní de ser una potencia regional. En este camino se apoyan y cuentan con la participación de Estados Unidos en un conflicto con Irán.
• El actual escenario político sirio indica una alta posibilidad de fragmentación social, política y territorial, que podría llevar a una situación parecida a lo que sucede en Libia, con grupos enfrentados militarmente y un estado fallido o inexistente. El telón de fondo es la confrontación religiosa entre facciones musulmanas y el genocidio de población de otros credos religiosos. El impacto de esto repercute en la inestabilidad política, y la crisis humanitaria.
Lo sucedido en las últimas semanas de violencia religiosa instigada por el gobierno sirio, producto de su radicalismo islámico, es el preámbulo de una crisis que se profundizará.
3. Turquía fue un actor importante, junto a Rusia e Irán, en controlar la crisis político-militar del gobierno sirio en el año 2015, a propósito de la desestabilización que promovió Estados Unidos. Sus intenciones eran acotadas, estabilidad regional y controlar la presencia kurda. Ambas se cumplieron cabalmente, hasta que la nueva guerra entre palestinos e israelíes estalla en 2023 y mientras Rusia seguía ocupada en Ucrania, generó el momento adecuado para su propia iniciativa de invadir y controlar una determinada región de Siria. Pero, la dinámica de acontecimientos le permitió avanzar mucho más de los objetivos primarios que tenía y terminó por hacerse del conjunto del país, a través de la organización Ejército Nacional Sirio (SNA), que a su vez fue superado por la organización terrorista HTS, con su líder Al Julani.
Actualmente, Turquía asume que tiene una ventana de oportunidad para expandir su presencia y avanzar en su proyecto imperial otomano, cuestión poco apreciada en Europa, por las implicancias futuras que podría acarrearle, teniendo en cuenta la membresía otanista que este país tiene. Por ahora ha postergado su confrontación con Israel, porque todavía le es funcional su actuación contra los grupos pro iraníes, pero es indudable que en el horizonte sus objetivos estratégicos son confrontacionales.
4. Irán es la clave del conflicto, ya que es una potencia regional en el ámbito militar y es muy probable que esté al alcance de obtener armamento nuclear, además de ser el sostén de los grupos militares Hamás y Hezbollá en la lucha indirecta que tiene con Israel. Por esto es el objetivo principal de Estados Unidos. El papel de Irán es complejo, está en una zona relativamente adversa, la cadena euro asiática, y rodeado de países con fuerte presencia islamista radical.
5. La situación en Siria, bajo el gobierno del grupo THS, va adquiriendo una tendencia hacia el descontrol, ya que está siendo hegemonizada por grupos radicales islamistas que no acotan sus objetivos a la sola conquista del territorio sirio, sino que seguramente será una plataforma para la expansión de sus operaciones militares hacia las fronteras en dirección al Cáucaso.
De aquí que su conflicto principal no es contra Israel, lo que redundará en que más allá de las declaraciones de integridad territorial, dejarán el sur del país para la expansión territorial de Israel, a partir de las ya dominadas alturas del Golán, y se concentrarán en su expansión hacia el Líbano, Irak e Irán, buscando una nueva oportunidad de constituir su Califato, para lo cual contarán con recursos de grupos terroristas provenientes de los países euro asiáticos.
Por ahora mantienen una imagen moderada, ya que necesitan el tiempo para afianzarse en Siria y generar las bases de su expansión, además de contar con el “iluso” apoyo de la élite europea, que sigue sin entender absolutamente nada de las actuales disputas geopolíticas, y que les facilita la administración del poder.
Pero este momento primaveral no será muy largo, como ya lo están demostrando con las incursiones de eliminación de opositores políticos y del resto de las manifestaciones religiosas, como lo hicieron en las semanas pasadas en la zona costera de Siria. Rápidamente se autonomizarán de la influencia y apoyo turco, que ya ha esbozado algunas críticas, y seguirán el mismo camino ya conocido de lo que han sido las experiencias de grupos terroristas que han gozado del apoyo occidental para fines de corto plazo, y que luego se transforman en sus propios peores enemigos.
A Occidente le cuesta una enormidad aprender de sus propias amargas experiencias históricas recientes.
Por Carlos Gutiérrez P.
Carta Geopolítica 37 – 25/03/2025
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