Investigadores de la Universidad Johns Hopkins, habrían hallado presencia de arsénico en el pollo que se comercializa en Estados Unidos. El estudio estaría respaldado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés).
Por esto los científicos advirtieron que se eleva el riesgo de cáncer para los consumidores estadounidenses que comen pollo convencional.
“La magnitud de los hechos se podrá saber al conocer más detalles del estudio y al entender por qué la industria no lo hizo público antes”, señaló al respecto el diputado Juan Luis Castro, integrante de la Comisión de Salud, en referencia al poder que muchas veces ejerce la industria alimenticia a nivel mundial, por sobre los gobiernos, para que ocurran estos hechos.
“La FDA es un organismo bastante serio, por lo tanto merece mucho respeto la opinión que estaría dando. Esto refleja que efectivamente la industria alimenticia, y de los pollos, es muy poderosa en todo el mundo, pues se sabe que los procesos de engorda y alimentación muchas veces son en base a sustancias artificiales. Por lo tanto, si se verifica este hecho, evidentemente la industria ha estado fuera del alcance de la FDA y está colocando en riesgo la salud de la población”, precisó el parlamentario.
Un caso similar de desconocimiento en la población estaría ocurriendo también en Chile, respecto a la dilatada tramitación del reglamento de Ley de Rotulados, normativa que tiene por objetivo informar sobre los riesgos para de salud de las personas, asociados a excesos de ciertas sustancias como sodio, azúcar y grasas.
El Senador Guido Girardi, promotor de la Ley de Rotulados, ha criticado el reglamento existente, ya que es un “traje a la medida de las empresas, siendo aún más permisivo que la Ley”.
“El gobierno del presidente Piñera era rehén de las presiones. Chile lidera el ranking de los países con más niños obesos y hoy de la trescientas personas que mueren todos los días, dos tercios, están muriendo por enfermedades que son consecuencia de la obesidad y el consumo de alimentos altos en sal, azúcar y grasas. Finalmente lo que hacen es quitarle el derecho a la gente a tener una alimentación saludable y el derecho a saber. El reglamento actual es un reglamento para las empresas”, insiste el senador.
Atraso en la legislación chilena
Otro ámbito donde ha imperado el peso de la industria se vincula con los alimentos y las semillas transgénicos. En el primer caso, no ha habido voluntad política para etiquetar alimentos con este origen, a pesar de las campañas ciudadanas. Y sobre lo segundo, a la polémica “Ley Monsanto” distintas organizaciones sociales le imputaron un fin de “privatizar las semillas”.
El proyecto fue ingresado al Congreso por el primer Gobierno de Michelle Bachelet, el 13 de enero del año 2009, se aprobó en la Cámara de Diputados en 2010 y en 2014 el nuevo gobierno lo retiró.
Tira y afloja con el poder de la industria que a juicio de Iván Santandreou, de Chile Sin Transgénicos, fue escandaloso. Además, el argumento referido a promover la innovación tecnológica es infundado y sólo favorecería la industria.
“El caso específico de la Ley Monsanto yo lo califico de escándalo, pues el nivel de interferencia de la industria sobre el Gobierno queda manifiesta ya en el proyecto de ley que mandó la Presidenta Bachelet en el periodo anterior. En él hay párrafos increíbles, donde el fundamento es que la innovación científica para el aumento de la productividad viene dado por el registro de la propiedad intelectual y no existen antecedentes que señalen eso, como para que un gobierno pueda mandar un proyecto de ley”, señaló Santandreou.
Si en Estados Unidos se revela que los ciudadanos han consumido pollos con altos índices de arsénico y en Chile no se logran concretar leyes de rotulados en cuanto a alimentos altos en sustancias peligrosas para la salud o alimentos transgénicos ¿Será que la industria alimentaria está presionando para que los chilenos no sepamos lo que comemos?