La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha confirmado que al menos 53,000 personas han sido desplazadas en Haití en sólo dos semanas, producto de un aumento alarmante de la violencia perpetrada por grupos armados en la capital y regiones aledañas.
Desde mediados de febrero, Haití ha sido escenario de un deterioro agudo en su ya precaria situación política y social. De acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), las pandillas dominan cerca del 85% de Puerto Príncipe, sembrando el caos con homicidios, violaciones, secuestros y saqueos.
La OCHA advierte que los ataques han impactado gravemente los servicios públicos, incluyendo la educación y la atención humanitaria. Las escuelas en Mirebalais y Saut-d’Eau han sido cerradas, mientras que al menos 30 centros educativos en comunidades cercanas se han convertido en refugios improvisados para familias desplazadas.
El acceso de ayuda humanitaria ha sido restringido por la presencia de grupos armados, lo que agrava la situación de quienes han tenido que abandonar sus hogares con poco o nada. Esta crisis se suma a décadas de abandono institucional y desinterés internacional frente al sufrimiento del pueblo haitiano.
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La comunidad internacional ha reaccionado lentamente, mientras Haití continúa hundiéndose en una espiral de violencia, pobreza y desplazamiento forzado. La situación requiere atención urgente y un enfoque que ponga en el centro a las víctimas, no a los intereses geopolíticos.
Fotografía: Redes
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