Más de 400 mil personas despidieron este sábado al Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, en una jornada histórica que culminó con su sepultura en la Basílica de Santa María la Mayor, al otro lado de Roma.
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Desde tempranas horas, fieles de todo el mundo comenzaron a congregarse en la Plaza de San Pedro, donde se celebró el funeral presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. La ceremonia, marcada por la sencillez y la emoción, reflejó los valores que Francisco promovió durante sus 12 años de pontificado: humildad, cercanía con los pobres y una Iglesia de puertas abiertas.
El féretro de madera del Papa, sin ornamentos ostentosos, recorrió las calles de Roma en uno de sus antiguos papamóviles, aplaudido y vitoreado por una multitud que gritaba “¡Papa Francesco!”. Según el ministro de Interior italiano, Matteo Piantedosi, unas 250 mil personas llenaron San Pedro y sus alrededores, mientras otras 150 mil se apostaron a lo largo de los seis kilómetros del cortejo fúnebre hasta la basílica donde hoy reposa su cuerpo.
A la misa asistieron líderes de todo el mundo, incluidos el expresidente estadounidense Joe Biden, el presidente ucraniano Volodymir Zelensky, el secretario general de la ONU António Guterres y el primer ministro británico Keir Starmer. El presidente argentino Javier Milei también tuvo un lugar destacado, pese a su conocida distancia política con el pontífice.
El funeral, transmitido en vivo a nivel mundial, también fue acompañado de actos de homenaje en Buenos Aires, donde miles de argentinos se reunieron en la Plaza de Mayo para recordar al “papa del pueblo”, como fue bautizado cariñosamente Jorge Bergoglio, hijo de inmigrantes italianos.
Durante la homilía, el cardenal Re recordó el compromiso de Francisco con los migrantes y su misión de construir una Iglesia pobre para los pobres. «El hilo conductor de su pontificado fue abrir las puertas de la Iglesia a todos, especialmente a los más olvidados», dijo Re ante una plaza repleta que respondió con un emotivo aplauso.
Francisco, quien murió el lunes de Pascua a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral, había solicitado ser enterrado en Santa María la Mayor, un templo muy significativo para él. Allí solía rezar ante la imagen de la Virgen “Salus Populi Romani” antes y después de cada viaje apostólico. Su tumba subterránea lleva solamente su nombre: Franciscus.
Entre los asistentes destacados al cierre de la ceremonia estuvieron reclusos, migrantes y personas transgénero, en representación de los sectores marginados a quienes Francisco dio prioridad durante su pontificado. «Los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios», recordó la Santa Sede al explicar esta elección.
Ahora, mientras Roma se despide de uno de sus papas más queridos, el Vaticano se prepara para el inicio del cónclave que elegirá a su sucesor, probablemente en la primera semana de mayo.
Foto: X
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